En los últimos días, diversos medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil y analistas, han expresado su preocupación por la evidente, al parecer, separación de México de la llamada prueba PISA, un instrumento básico para determinar las políticas públicas educativas.
El Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) es un examen estandarizado que se utiliza para medir las capacidades de los alumnos de 15 años de edad, es decir, los que están terminando la educación básica, para aplicar sus conocimientos y habilidades de lectura, matemáticas y ciencias, en la vida real.
La Organización para la Cooperación y Desarrollo (OCDE) realiza este examen cada tres años y en el 2025 se aplicará en alrededor de 90 países.
Para participar en esta evaluación es necesario aplicar un programa piloto, que debe aplicarse un año previo al levantamiento del estudio completo y en el caso de México no se ha realizado. Concluyó el ciclo escolar 2023-2024 y la Secretaría de Educación Pública no se pronunció al respecto.
Como explicaron diversos medios de comunicación en su oportunidad, Andreas Schleicher, director de Educación y Competencias de la (OCDE), dirigió una carta a las autoridades educativas mexicanas en la que pide recapacitar y participar en esta evaluación, para lo que fijó como plazo máximo de respuesta hasta diciembre de este año.
Incluso -se publicó-, un juez ordenó a la SEP cumplir con los trámites necesarios para participar en la prueba; no obstante, concluyó el ciclo escolar sin que se realizara la prueba piloto que requiere el organismo internacional.
Ya desde meses anteriores, la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), lamentaba que el país no se estaba preparando para participar en este examen.
Recordó que el “pensamiento matemático es esencial para desarrollar habilidades críticas y creativas demandadas en el mercado laboral, así como para el manejo de información y la investigación”.
El organismo empresarial considera crucial “que los estudiantes adquieran habilidades matemáticas básicas para prosperar en la era de la transformación tecnológica”. Sin embargo, agregó “las matemáticas son una de las habilidades peor desarrolladas a través de la “Nueva Escuela Mexicana”.
La muestra está en los nuevos libros de texto impulsados por la SEP que dejan los temas de la materia en sólo 11 y 13 páginas -en dos libros de 258 páginas cada uno-. Esto provocará un déficit educativo irreparable para la sociedad mexicana”, alertó la COPARMEX.
México se ubicó en el lugar 35 entre los 37 países miembros de la OCDE evaluados en la edición anterior (2022), con un puntaje promedio de 407, cuando el promedio general de la OCDE fue de 478 puntos. Nuestro país alcanzó en Matemáticas en el nivel 2, lejos de las naciones asiáticas, que se ubicaron entre el 5 y el 6. Así, el desempeño de los estudiantes mexicanos en matemáticas, respecto a 2018, regresando a niveles cercanos a 2003 o 2006.
El organismo del sector privado dijo en su oportunidad que ante estos resultados “no puede ocultarse la realidad: La educación pública en México se encuentra en una crisis profunda y el retroceso es muy alarmante. La Nueva Escuela Mexicana no es la solución y está profundizando el deterioro en los aprendizajes”.
Como se sabe, el gobierno de México destina recursos económicos insuficientes al renglón educativo, El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), ha destacado que en el país se canaliza el 2.96 por ciento del PIB a este rubro, cuando lo recomendado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), es de 4 por ciento.
El panorama no se ve prometedor para el país, puesto que se están formando niños y jóvenes con serias deficiencias educativas y las autoridades, más que tomar medidas eficientes para una educación de calidad, están optando por una laxitud en la evaluación de los alumnos y en los procesos de admisión a los niveles medio superior y superior.
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