Benevolente, blando, clemente, generoso, indulgente, humanitario, es el nuevo sistema penal mexicano, con los infractores de cuello blanco. Ayer, abandonó uno de ellos el Reclusorio Norte de la ciudad de México. Salió feliz el distinguido caballero, además acaudalado empresario, Alonso Ancira Elizondo.
Desde su detención pienso, atendiendo el principio de presunción de inocencia, se le consideró inocente. Principio jurídico que penalmente establece como regla la inocencia de una persona. Demostrada la culpabilidad se le podrá aplicar una pena.
Le ha salvado de permanecer en el reclusorio, el pago como reparación del daño ocasionado a la empresa estatal Petróleos Mexicanos. Esto, es otra muestra de la magnanimidad del novísimo sistema punitivo de nuestro país.
Recuerdo años en que fui Defensor de Oficio, que no fueron pocos, el pago de reparación de daño era una condena. No había acuerdos previos para lograr la libertad, subsanando el agravio
El actual sistema penal vela antes que todo, por “los derechos humanos del individuo”. La reforma zedillista consideró a la presunta responsabilidad, atentatoria a la dignidad humana. Acreditaba además constitucional la detención del individuo. Obviamente, durante el proceso sí se demostraba su inocencia, con sentencia absolutoria recuperaba su libertad. Pero bueno, vivimos tiempos de modernidad judicial.
El noble personaje, ofreció pagar a PEMEX, 216 millones 664 mil dólares. Los cubrirá en tres años. Cómodos resultan los abonos. ¡Hasta con estas facilidades complacen a quien fue socio mayoritario de Altos Hornos de México!
El proceso queda suspendido, decretó el ciudadano juez. Una vez que pague la totalidad de la indemnización el procedimiento judicial concluirá. ¡Enorme generosidad del juez federal!.
El notable empresario es uno de los beneficiados con las privatizaciones hechas por Carlos Salinas de Gortari, cuando remató las empresas estatales. Entre esas, estaba AHMSA .
Negocio redondo hizo este individuo. Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, vendió a PEMEX, una planta de fertilizantes, denominada “Agronitrogenados” que estaba en estado desastroso. La dolosa operación fue la gota que derramó el vaso.
Su turbiedad, me recuerda lo dicho por el extinto magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, doctor Román Rosales Reyes, en el libro “Ideas y Testimonios sobre Justicia”, de mi autoría.
Al preguntarle sí en un Estado de Derecho Democrático, la justicia es democrática. Contestó la que imparten los órganos jurisdiccionales no es democrática. No está privilegiadamente destinada a las necesidades de los desprotegidos…..protege a la clase económica detentadora del poder y la riqueza…
El favor a Alonso Ancira Elizondo, por la justicia federal, confirma el juicio cierto, veraz, externado por el juzgador desaparecido.
“Poderoso caballero don dinero”, escribió Francisco de Quevedo, poeta del Siglo de Oro, español.