Agradable fue la estancia de los jóvenes mexicanos en la ciudad de Guatemala. El Teniente Ydígoras, que les llamó nuevos Hernandos Cortes, por la proeza de recorrer más de mil kilómetros les ofreció alojamiento y comida. La sociedad, los círculos intelectuales, los universitarios, brindaron en su honor, días de campo, tertulias, bailes, recitales de música y poesía.
El destino que se antoja común de don Adolfo y el Teniente Ydígoras, los haría en 1958, candidatos presidenciales de sus países.
Escribe el general en su crónica, “que, siendo presidente, llegó a Guatemala una misión de hombres de negocios mexicanos. Uno se me acercó para decirme que el jefe del grupo de excursionistas que atendió en los años veinte, era el licenciado Adolfo López Mateos, candidato presidencial, me habló de su inmenso amor por Guatemala; hablaba con tanto fervor que sus adversarios lo consideraron interdicto a la presidencia, por sospechar que había nacido en Guatemala.
Me dijo también que don Adolfo, me recordaba y guardaba en su alcoba el banderín de la LAM”,
El supuesto origen guatemalteco de ALM fue conocido en Toluca. Abogados forenses y políticos locales, soltaros “el borrego”. Término muy conocido, tanto en los corrillos políticos de México, como entre comentaristas políticos de los diarios nacionales, cuando dudaban de la veracidad, de la versión. Eso sucedió cuando siendo Director del ICLA, fue postulado candidato a senador. Era el año 1946.
Uno y otro, asumió el poder en su país. Don Adolfo en 1964, lo entregaría. El general Ydígoras, no. En 1963 un cuartelazo puso fin a su gobierno.
Se exilió en Miami, “En esa ciudad recibió la visita de un ciudadano guatemalteco que le narró lo siguiente. Dijo que entró violentamente en la embajada de México en Guatemala, y pidió al embajador “por favor sírvame un trago doble o triple, que vengo muy deprimido. Ya sereno le contó que el presidente de facto Peralta Azurdia, lo mando hablar con el presidente de México para explicarle los motivos del golpe de Estado, y manifestarle que había sido depuesto el mayor enemigo de los mexicanos. Al oír esto, el presidente se levantó de su asiento y le dijo: Con el gobierno del presidente Ydígoras tuvimos un fuerte incidente que fue cerrado a satisfacción de ambas partes y desde esa fecha nunca en los anales de la cancillería mexicana, hubo mejores relaciones que las mantuvieron nuestros dos gobiernos”.
“Una bella mujer española, que vivía en México, la condesa de Sagasta, llevó a Guatemala la paloma de la paz y pronto se firmó el protocolo y, luego los dos presidentes en el puente “El Talismán”, sobre el río Suchiate, entre las ciudades de Malacatan, (Guatemala) y Tapachula, (Chiapas), ante miles de guatemaltecos y mexicanos, nos abrazamos, sin que nadie cruzara la línea fronteriza”.
Así se dio el reencuentro de dos jefes de Estado, que se conocieron en años, en que su juventud, les alegraba la vida.