El primer paso, grande, por cierto, lo dio en México en los últimos días de la semana anterior. Deliberado fue, atendiendo que en poco más de un año habrá elecciones federales, entre las que se enmarca la presidencial.
Es también el inicio de penetración en el resto del continente con el propósito de evitar que la izquierda progresista siga accediendo al poder. Actualmente, gobierna ocho países. En el mes de enero próximo se sumará Brasil, con la asunción de Inacio Lula Da Silva, a la presidencia. Otro cambio que preocupa a los Estados Unidos.
El convocante, pieza del tablero de ajedrez, de la derecha yanqui, fue actor de televisión no de cine, llamado Eduardo Verástegui. Representa o dirige en México, la Conferencia Política de Acción Conservadora. Organización norteamericana creada en 1974. Seis años después apoyaría la campaña presidencial de Ronald Reagan, mediocre actor de cine hollywoodense.
Reunida en un hotel situado en conocido complejo comercial de la ciudad de México, representantes del mundo conservador en descarada injerencia a las cuestiones políticas de los países de América Latina, advirtieron que la pérdida de fe en Dios, es causa de que la humanidad viva un cúmulo de insalvables males del alma. Misticismo, utilizado como instrumento de manipulación.
A esa asamblea, no acudió ningún panista. Sí en cambio, nutrido grupo de religiosas que, con los invitados, aplaudieron a Verástegui, cuando espetó: “A esos yo los llamo lobos con piel de ovejas”, pensando que se refería a los gobiernos de tendencia socialista, electos en los últimos años en pueblos de nuestro hemisferio. El mismo, enfriaría su entusiasmo, al acusar de indiferente a la derecha partidista.
Tanta fue la elocuencia, que la cubana-norteamericana, Mercedes Schlapp, le gritó ¡presidente! ¡presidente! El hijo del mandatario brasileño, dirigiéndose a ésta de Verástegui dijo “imagínate a un presidente que además de inteligente es guapo”.
El ahora activista, recordó a los delegados, que, en 2019, se entrevistó con el presidente Donald Trump, para abogar por los indocumentados mexicanos, jóvenes en su mayoría que el mandatario pretendía expulsar.
Los delegados estadounidenses, europeos y latinoamericanos, fatigados y somnolientes, escucharon el maratón de oratoria. Se habló sobre la conveniencia de que la derecha retome el poder en países en que ha sido derrotada. Condenaron el comunismo, el feminismo, las organizaciones LGBT. Fueron reiterativos en que la libertad religiosa, corre peligro con los gobiernos populistas
El cruzado Verástegui, antes de iniciar el torneo, entregó a Lech Walesa, una imagen de la virgen de Guadalupe; mejor hubiera obsequiado un agotado opúsculo que sobre ese misterio escribió el extinto monero, Eduardo del Río, alias “Rius”. Por presiones de la iglesia católica nunca volvió a reimprimirse.
La fresa en el pastel la colocaría Trump aspírate presidencial, al convocar a los conservadores mediante video, a unirse para defender a Dios.
Pero no todo fue miel. Fuera del auditorio, manifestantes de países de nuestra América hispana, incluidos los de México, externaron que la Conferencia Política de Acción Conservadora, es contraria al desarrollo democrático y, hasta generadora de golpes de estado.
¡Aguas! México. Esa injerencia puede influir en la derecha, unida en Va por México, e inducirla a retomar el poder. No hay que desestimarla.