/ martes 2 de julio de 2024

COMEXI | Continuidad educativa a debate

Por Fernando Abrego Camarillo

La educación en México se ha vuelto un tema constante desde hace unos 30 años cuando se estableció el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB) donde se institucionalizó a la educación secundaria como parte final de la educación básica, dando así un avance en lo que se pensaría que pudiera ser un avance significativo para la sociedad mexicana a finales del siglo XX y principios del actual.

De hecho, los esfuerzos por mejorar los avances en materia educativa, aunque han sido atraídos por los gobiernos desde el ámbito político, no siempre se han aprovechado del todo pues las ideologías de uno u otro partido no han hecho sino acrecentar el interés de que la sociedad mexicana cuente con este derecho enmarcado en el Artículo Tercero Constitucional. Es más, desde aquella época se han sumado diferentes propuestas que han tenido como objetivo mejorar el nivel educativo de los ciudadanos mexicanos, tales como el Programa Nacional de Modernización Educativa (PNME), la Reforma Integral a la Educación Básica (RIEB), la Alianza por la Calidad de la Educación, la Reforma Educativa de 2013 o la Nueva Escuela Mexicana (NEM).

Sin embargo, todos estos esfuerzos parecieran haber sido en vano cuando lejos de dar continuidad a los proyectos educativos de las últimas tres décadas, estos se han visto truncados cada cambio de sexenio debido a que quienes han gobernado no han dado continuidad a un proyecto en común. Para muestra un botón pues los proyectos educativos emergidos desde el oficialismo han sido truncados cada cambio de sexenio, esto sin considerar que la mayoría de ellos se han tardado cinco de los seis años del periodo presidencial para poder entrar en funcionamiento, lo que significa que, siguiendo la idea de que no ha habido continuidad en nuestros gobiernos, solamente se trabajaban un año antes de que el nuevo gobierno anunciara su cancelación para dar pie a uno nuevo plan de estudios o modelo educativo.

Esto, sin duda alguna, ha traído un rezago importante en la eficiencia terminal de los estudiantes pues, a pesar de que el extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) informó en 2018 que la eficiencia terminal de estudiantes de primaria y secundaria correspondía a 97.7% y 85.5% respectivamente, el Informe de Seguimiento en la Educación en el Mundo de la UNESCO de 2016 calculó que la educación primaria universal en México se alcanzaría en 2035 y la secundaria en 2060, pero lo más complejo es que la educación media en nuestro país lo hará en el 2100.

Esta situación es para reflexionar pues la idea planteada de la interrupción de los modelos educativos por el cambio de gobierno pudiera ser revertida ahora que el oficialismo ha ganado y que se asegura que la NEM seguirá vigente por un sexenio más, lo cual ayudará a que las cifras pudieran mejorar, claro, en el entendido que el modelo funciona y da resultados, sobre todo ahora que la NEM plantea incluir a la educación media superior como obligatoria también.

Luego, esperaremos a que el gobierno coadyuve con datos reales que se apeguen, o coincidan, con los que los organismos internacionales marcan, para evaluar correctamente a la NEM con el objetivo de mejorar la calidad educativa al tiempo de que se fortalezca también la eficiencia terminal. Ya luego habrá que hablar de los estudiantes de nivel superior y de posgrado, pero primero habrá que fortalecer a todos los involucrados en la educación obligatoria.

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es profesor de telesecundaria en el Estado de México, así

como profesor e investigador del IPN. Asociado COMEXI. Es Miembro de la Unidad de Estudio y

Reflexión sobre Sociedades del conocimiento y educación del COMEXI.

Sígalo en x: @fabrecam

Por Fernando Abrego Camarillo

La educación en México se ha vuelto un tema constante desde hace unos 30 años cuando se estableció el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB) donde se institucionalizó a la educación secundaria como parte final de la educación básica, dando así un avance en lo que se pensaría que pudiera ser un avance significativo para la sociedad mexicana a finales del siglo XX y principios del actual.

De hecho, los esfuerzos por mejorar los avances en materia educativa, aunque han sido atraídos por los gobiernos desde el ámbito político, no siempre se han aprovechado del todo pues las ideologías de uno u otro partido no han hecho sino acrecentar el interés de que la sociedad mexicana cuente con este derecho enmarcado en el Artículo Tercero Constitucional. Es más, desde aquella época se han sumado diferentes propuestas que han tenido como objetivo mejorar el nivel educativo de los ciudadanos mexicanos, tales como el Programa Nacional de Modernización Educativa (PNME), la Reforma Integral a la Educación Básica (RIEB), la Alianza por la Calidad de la Educación, la Reforma Educativa de 2013 o la Nueva Escuela Mexicana (NEM).

Sin embargo, todos estos esfuerzos parecieran haber sido en vano cuando lejos de dar continuidad a los proyectos educativos de las últimas tres décadas, estos se han visto truncados cada cambio de sexenio debido a que quienes han gobernado no han dado continuidad a un proyecto en común. Para muestra un botón pues los proyectos educativos emergidos desde el oficialismo han sido truncados cada cambio de sexenio, esto sin considerar que la mayoría de ellos se han tardado cinco de los seis años del periodo presidencial para poder entrar en funcionamiento, lo que significa que, siguiendo la idea de que no ha habido continuidad en nuestros gobiernos, solamente se trabajaban un año antes de que el nuevo gobierno anunciara su cancelación para dar pie a uno nuevo plan de estudios o modelo educativo.

Esto, sin duda alguna, ha traído un rezago importante en la eficiencia terminal de los estudiantes pues, a pesar de que el extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) informó en 2018 que la eficiencia terminal de estudiantes de primaria y secundaria correspondía a 97.7% y 85.5% respectivamente, el Informe de Seguimiento en la Educación en el Mundo de la UNESCO de 2016 calculó que la educación primaria universal en México se alcanzaría en 2035 y la secundaria en 2060, pero lo más complejo es que la educación media en nuestro país lo hará en el 2100.

Esta situación es para reflexionar pues la idea planteada de la interrupción de los modelos educativos por el cambio de gobierno pudiera ser revertida ahora que el oficialismo ha ganado y que se asegura que la NEM seguirá vigente por un sexenio más, lo cual ayudará a que las cifras pudieran mejorar, claro, en el entendido que el modelo funciona y da resultados, sobre todo ahora que la NEM plantea incluir a la educación media superior como obligatoria también.

Luego, esperaremos a que el gobierno coadyuve con datos reales que se apeguen, o coincidan, con los que los organismos internacionales marcan, para evaluar correctamente a la NEM con el objetivo de mejorar la calidad educativa al tiempo de que se fortalezca también la eficiencia terminal. Ya luego habrá que hablar de los estudiantes de nivel superior y de posgrado, pero primero habrá que fortalecer a todos los involucrados en la educación obligatoria.

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es profesor de telesecundaria en el Estado de México, así

como profesor e investigador del IPN. Asociado COMEXI. Es Miembro de la Unidad de Estudio y

Reflexión sobre Sociedades del conocimiento y educación del COMEXI.

Sígalo en x: @fabrecam

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