Europa vive momentos complicados. Tal vez como todo el mundo.
A los problemas que enfrenta derivados de la intervención rusa a Ucrania y que han afectado a sus poblaciones, se suman los problemas internos de sus distintos gobiernos que han impactado a su economía, a sus monedas y a su estabilidad política.
El Reino Unido e Italia son un ejemplo de lo que ocurre.
En Inglaterra, y después de tan solo 44 días de gobierno, durante los cuales murió la reina Isabel II, la primera ministra Liz Truss, el gobierno más corto que se recuerde, dimitió como consecuencia de una serie de errores en materia económica y de política interna y exterior que afectaron a su moneda y pusieron en riesgo también su sistema de seguridad. Una crisis tan profunda como inédita para los ingleses. Una crisis que pone en riesgo la gobernabilidad en donde el partido laborista, ese de Churchill, pide se convoque a nuevas elecciones tras los tropiezos del Partido Conservador hasta hoy en el gobierno. Un contexto complejo para el nuevo Rey quien apenas inicia su reinado.
En Italia las diferencias entre los partidos de la derecha para formar gobierno se complican después de que se conocieron conversaciones entre el ex primer ministro de Italia Silvio Berlusconi, líder de la ultraderecha y el presidente ruso Vladimir Putin que se contraponen al apoyo que la primera ministra post fascista Giorgia Meloni le ha dado a Ucrania.
Mientras en el resto de Europa los problemas se complican. Francia y Alemania siguen con diferencias sobre el problema de la energía, la defensa antimisiles y en general sobre la defensa europea frente al conflicto.
Rusia no se queda atrás. En un juego macabro para pasar de ser de victimario a víctima, el presidente ruso, frente al fracaso por la invasión, y tras una reunión con gobernadores ha decretado un estado de alarma en cuatro provincias rusas y territorios ocupados que restringe la movilidad de la población frente amenazas, se dice, de actos terroristas.
Mientras las diferencias, al interior de los países entre sus partidos, las protestas de las poblaciones por el alza en el costo de la vida no se han hecho esperar, principalmente en España y Francia. Sin embargo, la vida parece seguir como siempre. Europa, la vieja Europa, como alguien la llamara alguna vez, sigue tan dinámica como siempre: cada vez más pluricultural y creativa en el arte, las letras, el cine y la construcción de un discurso social que tiende a imaginar nuevas formas de imaginar a las sociedades del futuro.
Pero también hay noticias alentadorascomo el acuerdo celebrado entre Francia y España para establecer un gasoducto que llevara hidrogeno verde a distintas regiones de Europa, en un proyecto sustentable, así como el otorgamiento del Premio Nobel de literatura a la francesa Annie Ernaux quien en su obra a defendido los derechos de la vida dándole visibilidad a problemas como el aborto clandestino o los amores violentos.
Europa esta así. Son tiempos de cambio y de ajustes geopolíticos…y también de imaginación.
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