En las crisis las mujeres son las más solidarias.
En los años de la pandemia fueron ejemplares.
Sostuvieron, con sus trabajos y cuidados, a familias completas.
Fueron el factor mas importante para la educación de los hijos.
Dieron ejemplo de cómo sobrevivir y alimentarse en periodos críticos.
Salieron a las calles a completar el ingreso familiar cuando por la crisis se perdieron millones de trabajos.
Esa labor que tanto marcó a la sociedad y estableció términos nuevos en las relaciones entre sexos sigue hoy en día.
Mas allá si ocupan puestos de relevancia a nivel político en donde, al parecer, se reproducen las conductas masculinas, las mujeres, en Mexico, están desarrollando acciones solidarias con ellas mismas y con la propia sociedad y van construyendo sistemas de relaciones que bien podrían ser pasos irreversibles en el comportamiento social.
En los recientes tiempos, y después de la pandemia, la actividad de las mujeres no ha cesado.
Es frecuente ver en las calles de las ciudades a miles de mujeres en sus vehículos con las cajuelas abiertas y ofreciendo alimentos preparados, sean chilaquiles, tostadas, enfrijoladas, enmoladas, refrescos o tacos de canasta y hasta gelatinas caseras. Sus clientelas son oficinistas, trabajadores de consultorios e incluso transeúntes. Todo por completar el ingreso de las familias ante la crisis del empleo, por su baja calidad o por el monto del ingreso que perciben sus parejas.
Se levantan temprano, alistan a los hijos para ir a los colegios, despiden a los maridos o parejas y se van, sin chistar, a sus ventas informales…eso sí, sin dejar al menos recogida un poco la casa.
Forman parte de eso que se llama economía informal que sin duda le da una gran estabilidad económica y política al conjunto de la sociedad mexicana.
En esa tendencia están surgiendo nuevas manifestaciones de sororidad y de solidaridad entre mujeres y otros sectores de la sociedad como lo son las Lady multitask o el batallón de amor.
Las primeras son grupos en redes sociales en donde mujeres se apoyan mutuamente, desde la comercialización de productos elaborados en casa como galletas, platos de frutos, comida gourmet, venta de prendas de segunda mano o incluso solicitudes para encontrar algún tipo de ropa en particular hasta las recomendaciones de médicos para tratamientos específicos hasta sugerencias de algún cuidado para las familias.
No son redes de comercialización sino un acto de saber que juntas y con solo comunicación pueden cambiar sus realidades personales y familiares.
Por otro están acciones como el batallón del amor, promovido sobre todo por mujeres en todo el país, y cuyo propósito es el de solidarizarse con muchos mexicanos y mexicanas que venden sus productos en las calles y que muchas ocasiones no juntan ni para llegar el gasto suficiente a sus hogares.
Sus convocatorias y resultados se pueden ver en las redes sociales. Son como caza vendedores que pertenecen a los sectores más marginados de la sociedad, tales como los vendedores de pan rustico preparado en casa, como las empanadas de piña, los pequeños artesanos o quienes comercializan algún tipo de producto esperando obtener alguna ganancia. No son, desde luego, los vendedores ambulantes que pertenecen a redes empresariales que utilizan el ambulantaje solo para evadir sus impuestos y sus obligaciones fiscales. Los miembros de estos grupos fijan día y hora para ir a comprar hasta agotar el producto del vendedor en la calle. Es una manera de solidaridad con un sector de un país que apenas y puede ya con tanta pobreza y cuyos apoyos del gobierno tienden mas a incrementar el consumo que a ser un factor liberador de la pobreza.
Esos fenómenos están ocurriendo en lo mas profundo de la sociedad y marca, desde luego, nuevas formas de comportamiento y solidaridad social. Fenómenos aun muy alejados de la vista y el estudio de sociólogos y antropólogos entretenidos, muchas veces, analizando el espectáculo de las clases políticos. Son al fin y al cabo nuevas formas de organización social.
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