/ lunes 28 de octubre de 2024

Contexto | Razón y violencia Políticas: la importancia de la tolerancia

Joan Manuel Serrat al recibir el Premio de las Artes Princesa de Asturias dijo en su discurso que “prefiere la razón a la violencia y los caminos a las fronteras” y se dijo frustrado por el mundo en el que vivimos.

En efecto, en el mundo parece estar dominado por la sinrazón y su alma gemela la violencia. En prácticamente todos los ordenes de la vida parece que la violencia está dominando.

Y la sinrazón y la violencia no son buenas porque se perpetúan en el comportamiento social y se hacen hábito.

Mexico no es ajeno a este fenómeno.

En las calles de muchas comunidades y ciudades es la violencia y el miedo los que dominan la vida. No hay espacio para la razón. Muchos actores sociales (delincuencia organizada) son violentos.

Pero la vida pública también lo es.

Pésima pedagogía para el resto de la población.

Nuestra vida política, el discurso político, el comportamiento de los políticos está lleno de violencia frente al otro, frente a las minorías.

El discurso político dominante es violento porque ignora a otros que piensan diferente frente a cualquier cuestión que afecta a la sociedad en su conjunto.

Los recientes hechos ocurridos en la cámara de diputados y de senadores al discutir las reformas al poder judicial y a la llamada supremacía constitucional han mostrado como una fuerza política ha dado paso a la intolerancia, que es una forma de violencia, para escuchar y reflexionar sobre puntos de vista de las minorías.

Se camina solo y se deja al otro a la otra orilla. No existe.

Así pues, la relación entre razón y violencia es un tema complejo en la vida política, donde la tolerancia emerge como un valor fundamental y la razón, entendida como la capacidad de dialogar y llegar a acuerdos, lo que contrastaría con la violencia, que a menudo surge de la intolerancia y la falta de entendimiento. En este contexto, la tolerancia se convierte en un pilar esencial para la convivencia pacífica y la construcción de sociedades justas.

La tolerancia fomenta un entorno en el que se puede expresar la diversidad de opiniones y creencias. Cuando las diferencias son aceptadas y respetadas, se disminuye la posibilidad de conflictos.

Y eso necesita México.

En un ámbito político, esto se traduce en una mayor participación ciudadana, donde diferentes voces pueden ser escuchadas y consideradas en la toma de decisiones. Esta inclusión no solo enriquece el debate, sino que también promueve una sensación de pertenencia y cohesión social. Y eso nos está faltando.

La tolerancia siempre es posible. Permite llegar a acuerdos y transformar a las sociedades. Y existen varios ejemplos de transformación de sociedades sin violencia, sin avasallar al de enfrente, pero si teniendo como elemento fundamental la tolerancia: la revolución de los claveles de Portugal (1974), la transición en España (1976-77) y la revolución de terciopelo de Checoslovaquia (1989).

Y nos hace falta mas tolerancia sobre todo en estos tiempos de incertidumbre y complejidad.

Ser tolerantes significa promover la inclusión en el sistema político, ser reflejo de sociedades tan complejas como la mexicana y con ello bajar los potenciales conflictos, al menos los que se puedan suceder dentro de la sociedad política.

La tolerancia, el reconocer al otro, el sentarse ¡dialogar y escuchar es una manera de empezar a construir la paz en un país que, como México, la necesita tanto.

Correo: contextotoluca@gmail.com

Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad de quien las emite y no de esta casa editorial. Aquí se respeta la libertad de expresión.

Joan Manuel Serrat al recibir el Premio de las Artes Princesa de Asturias dijo en su discurso que “prefiere la razón a la violencia y los caminos a las fronteras” y se dijo frustrado por el mundo en el que vivimos.

En efecto, en el mundo parece estar dominado por la sinrazón y su alma gemela la violencia. En prácticamente todos los ordenes de la vida parece que la violencia está dominando.

Y la sinrazón y la violencia no son buenas porque se perpetúan en el comportamiento social y se hacen hábito.

Mexico no es ajeno a este fenómeno.

En las calles de muchas comunidades y ciudades es la violencia y el miedo los que dominan la vida. No hay espacio para la razón. Muchos actores sociales (delincuencia organizada) son violentos.

Pero la vida pública también lo es.

Pésima pedagogía para el resto de la población.

Nuestra vida política, el discurso político, el comportamiento de los políticos está lleno de violencia frente al otro, frente a las minorías.

El discurso político dominante es violento porque ignora a otros que piensan diferente frente a cualquier cuestión que afecta a la sociedad en su conjunto.

Los recientes hechos ocurridos en la cámara de diputados y de senadores al discutir las reformas al poder judicial y a la llamada supremacía constitucional han mostrado como una fuerza política ha dado paso a la intolerancia, que es una forma de violencia, para escuchar y reflexionar sobre puntos de vista de las minorías.

Se camina solo y se deja al otro a la otra orilla. No existe.

Así pues, la relación entre razón y violencia es un tema complejo en la vida política, donde la tolerancia emerge como un valor fundamental y la razón, entendida como la capacidad de dialogar y llegar a acuerdos, lo que contrastaría con la violencia, que a menudo surge de la intolerancia y la falta de entendimiento. En este contexto, la tolerancia se convierte en un pilar esencial para la convivencia pacífica y la construcción de sociedades justas.

La tolerancia fomenta un entorno en el que se puede expresar la diversidad de opiniones y creencias. Cuando las diferencias son aceptadas y respetadas, se disminuye la posibilidad de conflictos.

Y eso necesita México.

En un ámbito político, esto se traduce en una mayor participación ciudadana, donde diferentes voces pueden ser escuchadas y consideradas en la toma de decisiones. Esta inclusión no solo enriquece el debate, sino que también promueve una sensación de pertenencia y cohesión social. Y eso nos está faltando.

La tolerancia siempre es posible. Permite llegar a acuerdos y transformar a las sociedades. Y existen varios ejemplos de transformación de sociedades sin violencia, sin avasallar al de enfrente, pero si teniendo como elemento fundamental la tolerancia: la revolución de los claveles de Portugal (1974), la transición en España (1976-77) y la revolución de terciopelo de Checoslovaquia (1989).

Y nos hace falta mas tolerancia sobre todo en estos tiempos de incertidumbre y complejidad.

Ser tolerantes significa promover la inclusión en el sistema político, ser reflejo de sociedades tan complejas como la mexicana y con ello bajar los potenciales conflictos, al menos los que se puedan suceder dentro de la sociedad política.

La tolerancia, el reconocer al otro, el sentarse ¡dialogar y escuchar es una manera de empezar a construir la paz en un país que, como México, la necesita tanto.

Correo: contextotoluca@gmail.com

Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad de quien las emite y no de esta casa editorial. Aquí se respeta la libertad de expresión.