Hace algunos dias muchos vieron con entusiasmo cómo cientos de personas, entre ellos muchos jóvenes, iniciaron los trabajos para restaurar la obra de Leopoldo Flores en el cerro de Coatepec de la ciudad universitaria.
Tuvo amplia difusión el hecho porque era un trabajo colectivo que se inicio en las instalaciones del Estadio “Chivo Córdoba”, un espacio emblemático de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Muchos universitarios estábamos orgullosos de lo iniciado y listos para apuntarnos y contribuir en la obra.
Dias después nos enteramos que justo en ese lugar se va a llevar a cabo un espectáculo comercial de un cantante, de cuyo nombre no quiero acordarme y ni vale la pena, y cuya convocatoria se ha realizado fuera de la ley por una empresa promotora.
Tal parece, a pesar de todo lo que se diga, que las cosas en Mexico no han cambiado y sobre todo en el ámbito universitario en donde debe prevalecer siempre un ánimo de transparencia y de ética.
No parece, en este caso, ser el papel de las autoridades universitarias.
A mi correo y redes sociales han llegado muchas inquietudes de lectores que ven con indignación lo que está sucediendo.
Siendo eco de esas voces toluqueñas se transmiten la preocupación y preguntas de muchos de ellos.
¿Convocaron a la restauración del mural de Polo Flores solo para que estuviera bonito para el concierto de este cantante
¿Cuáles fueron las razones de la UAEMex para ceder sus instalaciones a una empresa privada a la celebración de este concierto?
¿Cuánto pagaron por el espacio o se les cedió de manera gratuita?
¿Cuáles son los beneficios que obtendrá la Universidad a cambio?
¿Se permitirá el consumo de bebidas alcohólicas?
¿Volverán a convocar a los universitarios, mano de obra gratuita, a que vuelvan a pintar el estadio por los daños que se provoquen?
Las autoridades universitarias, bajo no se sabe qué razón, parece que juegan con los espacios y disponen de ellos como si fueran su patrimonio personal: un ejemplo más del autoritarismo burocrático que la ha dominado durante los últimos años.
Y mientras muchos universitarios, ahora sí, guardan silencio como momias dejando a un lado el decoro de la universidad y de sus espacios.
La Univerbal debería ser ejemplo de dignidad y no permitir que en sus instalaciones se lleven a cabo este tipo de espectáculos comerciales que dañan su prestigio y que están rodeados de mucha opacidad.
Y por otro lado, otras preguntas a la autoridad estatal, ¿se va a plegar la autoridad estatal a los intereses de una empresa que esta actuando fuera de la norma y acelerando el otorgamiento de permisos?
¿El monto de los boletos y el aforo han sido autorizados o son precios abusivos para las características del estadio cuya visibilidad es muy deficiente?
¿Se ha considerado el impacto y el desorden que puede provocar en las colonias aledañas?
¿Hay suficientes sanitarios para los más de 26 mil posibles asistentes?
Hay tiempo de salvar el respeto por la Universidad. Por lo pronto, y de prevalecer esta situación, no me quedan ganas de contribuir a restaurar esta obra tan importante de Polo Flores.
Correo: contextotoluca@gmail.com