Legalidad y legitimidad estos son dos términos, que incluso para los propios abogados se hace difícil distinguir y entender a plenitud, pues muchas veces los confunden sobre todo para los políticos; son términos de la dogmática del constitucionalismo que identifican perfectamente bien al Estado de Derecho de un pueblo. Los juristas entendemos por Legalidad el principio de que ningún acto de gobierno puede ser realizado si no está sustentado en un mandamiento claramente fundado y motivado, la esfera particular y requiere para acatarlo para ello, un mandamiento de autoridad competente y de conformidad con una ley preexistente.
Cuando las instancias del poder público no actúan conforme a las normas de su competencia actúan con ilegitimidad; pues la legitimidad significa lo jurídicamente reconocido “Lo que es protegido por el Derecho”, ya que la legitimidad adquiere una dimensión fundamental para explicar el hecho de que unos mandan y otros obedecen.
La Legitimidad es un sistema colectivo de valores sobre el cual se funda la creencia generalizada de que deben observarse las normas y en consecuencia obedecer a aquellos que las aplican. Se pueden encontrar tres tipos de legitimidad:
a) La Legitimidad Legal Racional: que es la que se sustenta de un orden legal, instituido objetivamente de acuerdo con las reglas de la razón; es vivir en pleno Estado de Derecho, respetando las normas establecidas; ejemplo: obtener inobjetablemente el triunfo electoral, de acuerdo a lo que disponen los principios de la ley electoral.
b) La Legitimidad Tradicional: que se apoya en la creencia de que las normas valen en atención de su acatamiento reiterado y que los gobernantes están investidos de una autoridad originada por las mismas normas; ejemplo: el poder que tiene un líder como AMLO y ahora Maduro, y también Alejandro Moreno en el PRI, y que se impone por procedimientos no muy claros del derecho; y
c) La Legitimidad Carismática: que se apoya en el reconocimiento de la persona que ejerce el poder posee cualidades extraordinarias que el pueblo le reconoce; ejemplo: los lideres mexicanos como Miguel Hidalgo, Francisco I. Madero y Lázaro Cadenas.
En México en los procesos electorales en atención a sus resultados se presenta esta problemática para distinguir entre legalidad y legitimidad.
Pues debemos reconocer que un proceso electoral genera representación, así como legalidad y legitimidad. Representación pues esta se da ante la imposibilidad física de que todo el pueblo asuma el poder político, la representación se da en el sentido teórico específicamente en cuanto a interés y demandas concretas; la legalidad se da porque el triunfante de una elección tiene toda la calidad moral y legal para actuar en favor de la comunidad pues siguió los pasos de la ley. Y la legitimidad es el ejercicio de que los ciudadanos reconozcan derechos políticos para determinar que la elección fue válida para la función gubernativa.
Magistrado en retiro/famlopezs@hotmail.com