El día de hoy ante “el capricho” de la reforma constitucional del Poder Judicial Federal, se me hace muy oportuno reproducir este artículo del Doctor emérito Sergio García Ramírez (QEPD).
El objetivo de este artículo es despertar la conciencia de los juristas y abogados toluqueños y mexiquenses, porque no podemos dejar pasar las “atrocidades y lo absurdo” de la actual presidenta de México Claudia Sheinbaum, de la última reforma constitucional mal llamada de Supremacía Constitucional que ha presentado en el Congreso de la Unión, como la de anular por otro “capricho” las demandas por controversias, acciones de inconstitucionalidad así como de las reformas constitucionales que afectan incluso la Ley de Amparo, como lo decreto el poder legislativo “espurio” de la federación; por lo que me permito presentar solo un extracto de la brillante ponencia del Dr. Sergio Ramírez.
ARTICULO DEL DR. SERGIO GARCÍA RAMÍREZ
¿Dónde están los profesores de las Facultades y Escuelas de Derecho, los investigadores de los institutos Jurídicos, los abogados litigantes que tanto presumen ser defensores de la legalidad y la justicia?
¿Qué pensar de las personas, que estando viendo un gran incendio, permanecen impávidos, impertérritos e indiferentes al fuego que amenaza destruir sus propias viviendas donde se encuentran sus familiares más queridos?
La respuesta a estas interrogantes es “compartir”, para contribuir a apagar el fuego que amenaza destruir al Estado de Derecho y a la JUSTICIA.
El incendio comienza con llamas ligeras. Crecen cuando el pirómano alimenta el fuego. Si no lo sofocamos, consumirá la morada.
Ahora se trata del fuego que destruye nuestra casa, nada menos. Elevamos clamores, pero no atraemos las nubes que apagarían el incendio.
No se oye la voz potente de los juristas, tan alta como debiera. Ni se observa la alarma del pueblo, cuyo porvenir está en riesgo. Mientras tanto ¡arde la casa!
Las llamas amenazan al Estado de Derecho y a los ciudadanos, cuyos derechos menguan.
El autoritarismo y la ambición de poder iniciaron el fuego.
Si las llamas dominan ese reducto, venciendo a sus custodios, quedarán selladas la suerte del edificio claudicante y la vida y las esperanzas de los ciudadanos.
Ciertamente, el reciente pasado se colmó con desmanes que ofendieron a la nación.
Pero también es verdad que para rescatar la ley y la decencia se debe actuar bajo el imperio del Estado de Derecho, sin convertir la justicia en un circo ni a sus practicantes en actores de una farsa.
El palacio de la justicia no debe ser una carpa montada para el solaz de la política.
Pero también existen otras representaciones: Orozco las dejó en los muros de la Suprema Corte.
Hace veinticinco años denuncié la errónea reorientación de la justicia penal.
Al final del siglo XVIII, el insigne reformador César Beccaria arremetió contra el sistema penal que incurre en crímenes para perseguir a criminales.
Ofrecer impunidad al delincuente que descubra a sus compañeros significa “que la nación autoriza la traición.
¿Acaso el Estado no tiene la fuerza moral y jurídica y los recursos humanos y técnicos para hacer justicia sin claudicaciones?
El plato de lentejas del Congreso de la Unión, no justifica el menoscabo de la dignidad republicana y de la investidura que la representa.
*Sergio García Ramírez Profesor emérito de la UNAM.
ELS Magistrado en retiro/famlopezs@hotmail.com
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