Editores de los principales diarios y sitios de noticias de Estados Unidos no se atreven a dar una respuesta cuando les preguntamos quién ganará la elección presidencial, si Trump o Kamala. Son encuentros informales, off the record, para consumo interno, y ellos solamente dicen que es un escenario muy complicado, como el del año 2000.
Una editora nos cuenta que Kamala Harris tuvo su momento entre la gente, pero todo indica que su Luna de Miel terminó. Es una forma sencilla de explicar algo muy complejo. Y de justificar la fuerza de Donald Trump y sus poderosos amigos.
La constante es que esperan que el resultado no sea claro el martes 5 de noviembre y que esa noche inicie una situación de incertidumbre alimentada por los equipos demócratas y republicanos. Acá en México es común escuchar que Kamala domina y que Trump no aceptará su derrota. Allá en Estados Unidos los directores de medios poderosos no se atreven a lanzar una afirmación así.
Pueden ser días, o meses, hasta diciembre. Lo que tienen claro es que los equipos de reporteros tendrán que trabajar horas extra para informar minuto a minuto qué es lo que ocurre en cada rincón de esa nación.
Es una pregunta básica, para romper el hielo con estos personajes que lideran ejércitos de reporteros que buscan cualquier rastro de olor a sangre para lanzarse a la cacería. Están en alerta constante. No sueltan un nombre. Pero confiados comienzan a hablar de lo que han visto en los últimos meses, aunque no se atreven a decir que la demócrata le ganará al millonario republicano, a pesar de que ellos en el fondo eso desean.
Hablan de encuestas, pero aclaran que tampoco les dicen mucho, pues no tienen tanta confiabilidad como antes. Creen que las diferencias hoy son mínimas y no pueden predecir un resultado certero. A pesar de que las encuestas o agregadores de encuestas son algunos de sus productos estrella en sus portales, ellos no se llenan la boca de números como los lectores de noticias de países pobres. Nos cuentan que se están preparando para una elección confusa, como la del año 2000.
“Tallahase”, le decimos a una editora de un diario británico en EU, y asiente, preguntando cómo recordamos ese episodio. Lo recordamos porque yo transcribía vía telefónica las notas de Gabriela Aguilar, enviada de Milenio en esos días a cubrir la elección, bajo el mando de Raymundo Riva Palacio, y fue una cobertura angustiante y larga, de semanas.
George W. Bush fue declarado vencedor por las cadenas de televisión la noche del 8 de noviembre del 2000, después de que se le adjudicara Florida y sus 25 votos electorales, lo que le dio una ligera ventaja sobre Al Gore, quien ganaba el voto popular, recordó Stephen Battaglio en Los Angeles Times en el 2020. Una vez que salieron a darle la victoria a Bush los lectores de noticias de la tele, los periódicos comenzaron a cerrar su edición e imprimir ese encabezado.
Pero las cadenas de televisión unas horas después comenzaron a retractarse, ya que recuerda Battaglio, el margen de votos entre los candidatos en el estado se redujo a medida que se contaban más boletas. Don Raymundo llegó en algún momento de nuevo a la redacción, la de Rosales, y pidió rehacer la portada. Muy de madrugada. Era un nada para nadie. Salimos al otro día sin dar un ganador, a diferencia de muchos medios.
Como recuerdan hasta las enciclopedias digitales hoy en internet, el 12 de diciembre de 2000, la Corte Suprema puso fin al recuento de votos en Florida en la disputa electoral presidencial entre George W. Bush y Al Gore. Y la decisión de la Corte sigue siendo criticada hoy en día.
“El 8 de noviembre de 2000, un conteo preliminar de votos en Florida mostró que Bush lideraba a Gore por aproximadamente mil 700 votos en el estado. Con sus 25 votos electorales en juego, el ganador en Florida se convertiría en el próximo presidente de los Estados Unidos”, recuerda The National Constitution Center. “El conteo inicial fue tan ajustado, con una diferencia menor al 0.5 por ciento, que las leyes estatales de Florida activaron un recuento automático por máquina. El primer recuento dejó a Bush con solo 317 votos de ventaja sobre Gore. Gore solicitó un recuento manual en cuatro condados, como lo permitía la ley de Florida. Durante las semanas siguientes, los demócratas y los funcionarios estatales discutieron sobre los plazos del recuento y la necesidad de extender los plazos”.
Sin seguir escarbando en el pasado, los editores de poderosos medios en Estados Unidos creen que la elección empezará el martes 5 de noviembre. Y Pennsylvania es el estado a observar, el que puede definir todo, aunque tal vez difícilmente esa misma noche.