/ domingo 15 de septiembre de 2024

El tintero de las Musas | Entre perros y gatos, ¡Viva México!

Allí estaba muy atenta el martes, al debate último de Trump y Kamala. Ella espléndida, sonriente, cuidadosa de lo que decía, e inteligente. Trump, como siempre: con la razón que no tiene. En 7 puntos relevantes del polémico episodio, por supuesto que la migración era el más. Hasta victimizó a los pobres gatos y perros de Ohio, que los haitianos, se están comiendo. Llegan migrantes de prisiones e instituciones psiquiátricas. Asesinos y locos.

¡Nos invaden!, dice.

Nunca ha sabido que ellos nos quitaron la mitad de nuestro territorio. La zona que hoy se conoce como México, fue el hogar de civilizaciones avanzadas, como los Olmecas, Mayas, Zapotecas, Mixtecas, Mexicas, Aztecas desde hace 2500 a.C., con un notable desarrollo cultural. Pero por supuesto, esto Trump no lo sabe.

Pienso en mi país con ochenta millones de muertos de hambre, que tienen como única y triste alternativa de vida, buscar un nuevo estilo de vida. El sueño americano. ¿Por qué? Por hambre. Por necesidad.

Mi gente no tiene para comer. Y ellos piensan que debería pasar el solo por hoy, con una tortilla para ellos y su gente. Todos por supuesto mexicanos. Todos por supuesto dignos.

Todos por supuesto, dentro del marco que establece que somos iguales en todo momento y en cualquier circunstancia.

A lo largo de nuestra época moderna, durante los siglos XIX y XX, la más importante transculturación migratoria que se ha dado, a partir de los más de 2 mil kilómetros de frontera en común, ha sido la que comparten México y los Estados Unidos. El resultado de esta experiencia en común revela que el enriquecimiento práctico y cultural que se obtiene a través de la migración, beneficia tanto a quienes aportan la inmigración, como a aquellos que la reciben. A los dos.

En las últimas tres décadas la situación ha cambiado para México substancialmente, ya que los fenómenos sociales en Centro y Sudamérica, han hecho que una gran cantidad de transmigrantes se concentre en nuestro país, con el fin de emigrar a Estados Unidos, esperanzados por conseguir un mejor estilo de vida.

Los tres países con el mayor número de emigrantes en el mundo, son India: 15.6 millones; México: 12.3 millones; y Rusia, 10.6 millones. En 2020, México se posicionó como el país de América Latina con el mayor número de emigrantes internacionales, con casi 11.2 millones. Venezuela y Colombia ocuparon el segundo y tercer lugar, con cinco y tres millones, respectivamente.

La demografía tiene que ver, para nuestro muy personal entender, el principal problema que se está generando en nuestro país. Y como la Migración es nuestro tema, muchos de los logros que se pretenden tener tienen que ver con toda la gente que se va a trabajar a Estados Unidos. Nuestra Gente.

Así pues, al ver que no son socorridos con un trabajo digno en sus principales poblados, y municipios, tienen primero que migrar hacia la ciudad, y luego, ver como llegan a Estados Unidos, que como promesa, tiene trabajo de agricultura para todos.

Los indicadores o parámetros que permiten medir la situación actual de la Migración son los cientos de migrantes que van primero –como ya dijimos- a las ciudades cabeceras; después, hacia los centros más poblados. Así, las ciudades se ven de repente repletas de hombres y mujeres que ya no pueden en sus distintos poblados o rancherías, trabajar como lo habían hecho por décadas sus antepasados. Tienen que recorrer lo no conocido, para así habilitarse de cualquier cosa.

Entendemos pues, que el principal problema que esta gente acarrea es porque no tiene trabajo, no tiene que comer, no tiene alternativas de salud ni de seguridad social –hablamos de ellos y de sus familiares-; y no tienen por supuesto educación ni cultura.

De allí, las distintas ciudades, como la de México, Estado de México, Guadalajara, Monterrey o Baja Norte –polos de desarrollo cada vez más sostenidos- los expulsan. Llegan luego como pueden a Estados Unidos. Muchos se mueren en el intento.

Los transmigrantes, vienen desde distintos lugares del centro y del sur de nuestra América Latina. Quieren alcanzar el sueño americano. Usan pues, nuestro territorio para cruzar las dos fronteras. Recientemente los grupos policiacos del Instituto Nacional de Migración, que depende de la Subsecretaría de Población y de Asuntos Migratorios, de la Secretaría de Gobernación, -Secretaría del Interior de nuestro país-, se han dado a la tarea de tratar de ayudarlos. Más que eso, son personas que se la pasan atrapando materialmente a los “pollitos” y expulsándolos de nuestro país. Más o menos lo que nosotros hacemos, es lo que nos hacen. Con todo y ríos. El Bravo, y el Grijalva.

Pocos de ellos, son los inmigrantes que se quedan en nuestro territorio nacional. Muchos de ellos lo hacen en la medida de que no pueden pasar “al otro lado”. Unos de los casos más sonados son los chinos que se quedan, teniendo un solo pasaporte: El Instituto de Migración los llama formas migratorias, y como todos se parecen, una sola forma les sirve para una misma familia. Este también es un problema para nosotros, porque por muchas de nuestras fronteras, pasan personas del oriente y de países socialistas, a quererse quedar: venezolanos, colombianos, centroamericanos y por supuesto cubanos.

Esos que dice Trump que se comen a los gatos y a los perros. Como él está gordito, que tenga mucho cuidado.

gildamh@hotmail.com