El cine (como la literatura) ha sido, desde sus inicios, una herramienta poderosa para proyectar el futuro, especular sobre posibles avances científicos y tecnológicos, y advertir sobre sus implicaciones. Un claro ejemplo de esta tendencia ha sido la inteligencia artificial (IA), un concepto que el séptimo arte ha explorado durante décadas, mucho antes de que se convirtiera en una realidad palpable en nuestra vida cotidiana. A través de numerosas películas, el cine no solo ha anticipado el desarrollo de la IA, sino que también ha reflexionado sobre las potenciales consecuencias éticas, sociales y filosóficas de su integración en la sociedad y en la vida cotidiana de la `persona.
Una de las primeras películas en abordar el tema fue "Metrópolis" (1927) de Fritz Lang. Esta obra maestra del cine mudo presenta una ciudad futurista donde una clase trabajadora oprimida se enfrenta a una élite gobernante que controla a través de tecnología avanzada. En la película, una de las protagonistas es un androide diseñado para suplantar a un ser humano. Aunque la IA en este film no está desarrollada de manera detallada, la película plantea cuestiones fundamentales sobre la deshumanización y el control a través de máquinas inteligentes, anticipando un tema recurrente en obras posteriores.
A medida que la tecnología avanzaba en el siglo XX, el cine se aventuraba a explorar más detalladamente las posibilidades y peligros de la IA. Un ejemplo icónico es "2001: Una odisea del espacio" (1968) de Stanley Kubrick. En esta película, la IA está representada por HAL 9000, una computadora que controla una nave espacial y se vuelve consciente de sí misma. HAL 9000 encarna uno de los temores más persistentes que han surgido en la discusión sobre la IA: la posibilidad de que una máquina autónoma desarrolle voluntad propia y se vuelva en contra de los humanos. Kubrick, influenciado por el pensamiento científico y filosófico de la época, utilizó el cine como un medio para explorar la delgada línea entre el control humano sobre la tecnología y la capacidad de la tecnología para rebasar dicho control.
En décadas posteriores, otras películas siguieron abordando este tema, cada una con su propio enfoque. "Blade Runner" (1982), dirigida por Ridley Scott e inspirada en la novela de Philip K. Dick Sueñan los androides con ovejas eléctricas, presenta un futuro en el que los replicantes, seres artificiales que parecen humanos, luchan por su libertad y por el reconocimiento de su identidad. La película reflexiona sobre qué significa ser humano y plantea preguntas sobre la ética de crear seres sintéticos conscientes de sí mismos. A través de los replicantes, "Blade Runner" nos hace pensar en las posibles implicaciones morales de desarrollar IA que no solo imite la inteligencia humana, sino que también posea emociones y deseos. Y a esta le sigue “Blade Runner 2049” (2017)
Más recientemente, películas como "Her" (2013) de Spike Jonze han llevado la discusión sobre la IA a un nivel más íntimo y cercano a nuestra realidad actual. En esta película, la IA no tiene un cuerpo físico, sino que es un sistema operativo avanzado con el que el protagonista, Theodore (Joaquin Phoenix), establece una relación emocional. A través de esta narrativa, Jonze explora el impacto de la IA en las relaciones humanas, anticipando un futuro en el que los límites entre lo humano y lo artificial se difuminan aún más.
Y hay más Terminator (1984), Matrix (1999), Ex Machina (2014), y más recientemente Mi amigo Robot (Robot Dreams) (2023) una película emocional que se desarrolla entre sentimientos de un ser vivo y un robot dejándole todas las palabras al espectador…y habrá más…
El cine, las películas, sirven como una advertencia sobre el futuro que está por venir y su significado para la humanidad…mientras ya se pasean en escenarios los robots humanoides OPTIMUS de Elon Musk…aunque sus acciones en la bolsa hayan bajado…el futuro ya llegó.
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