/ miércoles 7 de junio de 2023

¿La derrota es huérfana?

Dicen los que saben que la derrota es huérfana.

Pero el joven alito —nótense las minúsculas— tuvo a bien encontrarle un padre: el gobernador Alfredo del Mazo.

Ansina: el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, el hombre que ha perdido nueve elecciones al frente del tricolor, incluyendo Hidalgo y el estado de México, históricos bastiones tricolores, acusa a Del Mazo Maza de haberle dado la espalda a la militancia priista y de falta de carácter.

A Alejandro Moreno no le alcanza para la autocrítica. Sí, seguramente el gobernador Alfredo del Mazo es uno de los factores que explican los resultados de la elección del domingo, pero no es el único. El arriba firmante, a contratiempo, no le escatima el mérito que pudiera tener el gobernador Del Mazo en la victoria de Delfina Gómez, pero no cree que se haya tratado de un voto de castigo hacia el jefe del Ejecutivo del estado de México por una sencilla razón: no fue protagonista de la campaña electoral. No se hizo notar y dejó que la competencia fuera entre las candidatas, lo que paradójicamente habla bien de su concepto de la competencia democrática. Tampoco estuvo en juego en la elección el factor López Obrador.

En cambio, sí veo que la soberbia de Alejandro Moreno contagió al priismo mexiquense, que ni siquiera fue capaz de una operación cicatriz y de conciliar con su disidencia interior. El priismo mexiquense también se infectó del estilo porril del campechano, el mismo que alguna vez dijo que a los periodistas hay que matarlos de hambre. Y el que impuso en el tricolor mexiquense la idea de que no necesitaban a quienes no comulgaran con su candidata Alejandra del Moral.

El escandaloso comportamiento del dirigente nacional priista sí es otro de los factores que jugaron contra el tricolor —puede ser que le guste a algunos, pero el priismo mexiquense es de un estilo más elegante—. El desdén de Alejandra del Moral hacia una parte de su militancia es uno más. También la exagerada confianza en la aportación de votos panistas y sobre todo perredistas. Y, desde luego, el amplio rechazo hacia el PRI.

Del otro lado, seguramente en los próximos días y meses saldrán a adjudicarse la victoria morenista en el estado de México docenas de vivales. Esos que querrán aprovecharse y asegurar que fueron los artífices anónimos del hecho de que Delfina Gomez ganó la gubernatura del estado de México.

Y a la derrota de Alejandra del Moral se le escabullirán los verdaderos responsables, a los que en realidad no les importa la derrota, puesto que desde los encargos que han detentado en la administración pública tienen asegurado su porvenir —y tal vez el de algunas de sus generaciones futuras—.

Anoten entre los factores de la derrota, la lejanía, el abandono, la altanería de quienes rodearon a la candidata Del Moral. El fingimiento. Y no solamente durante la campaña, sino como una cadena de hechos, acciones y actitudes que se prolongan en el tiempo. La sobrada confianza en la célebre “estructura” priista, que mostró que si bien existe, ya es más una ficción.

El desgaste de un régimen identificado con la corrupción. Y el hartazgo de la población que se ha empobrecido y que no ve que el estado mejore su desarrollo ni tenga un crecimiento palpable. El estado de México tuvo algunos avances en los últimos seis años, confinados a algunas regiones y áreas. Los pendientes son mayores.

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Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca. Gerente de Meganoticias Toluca.

Tips: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz.