/ lunes 9 de septiembre de 2024

La última y nos vamos

La reforma al Poder Judicial propuesta por el Poder Ejecutivo entró en su etapa más crítica al iniciar el debate en las comisiones unidas de Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos en el Senado de la República de donde saldrá un dictamen que deberá presentarse en el último lugar en el que, todo apunta, se definirá si esta iniciativa llega a generar el cambio en la Constitución o no.

Por lo pronto los intercambios en el Senado comenzaron con un debate muy similar al ocurrido en las comisiones y el pleno de la Cámara de Diputados: con los legisladores de la oposición tratando de utilizar cualquier recurso retórico que tengan disponible para tratar de convencer a su contraparte del daño que haría la reforma propuesta mientras los del oficialismo defendiéndola a capa y espada y demostrando que la discusión es contra la pared pues ciega y sorda volvió al pasado del presidencialismo imperial.

Al mismo tiempo, la ministra Norma Piña emitió un mensaje de video por el canal del Poder Judicial en el que pone sobre la mesa una propuesta para un sistema integral de seguridad pública y justicia estructurado con las opiniones y comentarios de distintos sectores de la población civil del país y que presentó en un documento y que puso a disposición de quien desee revisarla.

La ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación indicó que, además de dicho documento, pone a disposición uno más en el que se concentran los puntos de vista de jueces, magistrados y, en general, el personal que trabaja en el Poder Judicial quienes, desde la experiencia aportan al debate de la reforma y que coinciden con las opiniones y consideraciones que desde distintos organismos se han realizado al gobierno de México en atención a temas de derechos humanos y protección de las personas más vulnerables.

Hizo un llamado “respetuoso pero firme” a los legisladores que al mismo tiempo se encontraban en el Senado discutiendo sobre los riesgos y las bondades de la reforma, a que se escuchen entre Poderes de la Unión, que se escuche a las personas que son víctimas de la violencia y a quienes dedican su vida a defender los derechos autónomos, a los organismos internacionales y a los estudiantes que han salido a pronunciarse, también, sobre esta propuesta de cambio constitucional.

Norma Piña calificó esta reforma como una “demolición del Poder Judicial” al señalar que esta no es la vía, como se pretende, y agregó que si se quieren hacer cambios profundos se podrían seguir otros caminos para la construcción de la paz y garantizar el acceso a la justicia, aseguró que no se puede definir la historia “a partir de la narrativa fácil de que todos los problemas de justicia en el país son culpa de los jueces” y arremetió sentenciando que “quienes así lo crean, no conocen México”.

En el terreno de los legisladores la escena no cambiaba mucho, todo parecía un trámite para unos y un último intento desesperado de hacer entrar en razón a su contraparte para los otros; mientras Ernestina Godoy llevaba la sesión modulando las participaciones con una actitud por demás displicente, los legisladores de la oposición argumentaban contra la reforma como si la vida les fuera en ello.

De esta manera estamos llegando al momento culminante de toda esta historia que nos ha mantenido con la atención puesta en el presente y lejos de atender el futuro; alejados de los aumentos desmedidos de productos desde hace un par de meses, de una nueva falta de medicamentos, del incremento en la violencia y de los íres y venires del peso frente al dólar, casi la única medida económica que entiende la gente como indicador de que la economía va bien o mal.

Con este debate, nadie replica que la gasolina nunca bajó a 10 pesos el litro, que en 6 años nunca salió un solo litro de gasolina refinada de Dos Bocas, que en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México siguen los congestionamientos de vuelos, retrasos, fallas en las instalaciones y una gran serie de etcéteras que el AIFA no resolvió y que el proyecto de Texcoco hubiera atendido, quizás, desde 2019; tampoco nadie cuestiona el ecocidio que es el Tren Maya ni revisa las cuentas de los programas sociales o pide explicaciones sobre el destino de todos los fideicomisos, fondos de reserva y ahorros que se habían hecho en sexenios anteriores y que hoy ya no existen ¿a dónde se fueron?

Tal vez, y con algo de fortaleza de los senadores de la oposición, la decisión de la reforma judicial y los demás cambios constitucionales propuestos se queden a un voto nada más de haberse concretado pero, mientras tanto, habrán servido para que nadie se diera cuenta, cuestionara ni criticara la situación en la que se entrega un país que, por primera vez desde el año 2000, vuelve a las preocupaciones económicas de fin de sexenio y parece haber dado un salto al pasado, más o menos a 40 o 50 años atrás.

¡Gracias totales!

Ya con esta me despido, dicen por ahí. Esta es mi última colaboración para El Sol de Toluca, una casa editorial que me arropó desde hace poco más de un año y de la que hoy, por motivos laborales, debo despedirme no sin antes agradecerle este maravilloso viaje en el que me dio la oportunidad de incitar la reflexión entre sus lectores. Doy gracias infinitas a todos quienes estuvieron involucrados en que estas letras puedan llegar a sus destinatarios: el equipo de redacción, diseño y prensa que, al igual que el equipo de web, hacen posible el periodismo que por tantas décadas ha distinguido a esta casa editorial.

Un especial agradecimiento a Rita Sanabria, encargada de recibir cada viernes y lunes el material para echar andar la maquinaria periodística y muy particularmente a Moisés Ramírez, director, por justicia y mérito propio; colega y amigo que me abrió las puertas de esta su casa con el único fin de mantener una voz crítica de lo que pasa en esta nuestra surrealidad mexicana y mexiquense. Dicen por ahí: “no voy me llevan”, seguimos en esta lid que es hacer periodismo para un país donde sigue siendo más sencillo creer que pensar y opinar que informarse, lo haremos desde otra trinchera pero siempre con la misma voluntad, interés y responsabilidad con que lo hemos practicado desde el primer día, nos leemos en otros sitios. Hasta entonces: Gracias.

La reforma al Poder Judicial propuesta por el Poder Ejecutivo entró en su etapa más crítica al iniciar el debate en las comisiones unidas de Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos en el Senado de la República de donde saldrá un dictamen que deberá presentarse en el último lugar en el que, todo apunta, se definirá si esta iniciativa llega a generar el cambio en la Constitución o no.

Por lo pronto los intercambios en el Senado comenzaron con un debate muy similar al ocurrido en las comisiones y el pleno de la Cámara de Diputados: con los legisladores de la oposición tratando de utilizar cualquier recurso retórico que tengan disponible para tratar de convencer a su contraparte del daño que haría la reforma propuesta mientras los del oficialismo defendiéndola a capa y espada y demostrando que la discusión es contra la pared pues ciega y sorda volvió al pasado del presidencialismo imperial.

Al mismo tiempo, la ministra Norma Piña emitió un mensaje de video por el canal del Poder Judicial en el que pone sobre la mesa una propuesta para un sistema integral de seguridad pública y justicia estructurado con las opiniones y comentarios de distintos sectores de la población civil del país y que presentó en un documento y que puso a disposición de quien desee revisarla.

La ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación indicó que, además de dicho documento, pone a disposición uno más en el que se concentran los puntos de vista de jueces, magistrados y, en general, el personal que trabaja en el Poder Judicial quienes, desde la experiencia aportan al debate de la reforma y que coinciden con las opiniones y consideraciones que desde distintos organismos se han realizado al gobierno de México en atención a temas de derechos humanos y protección de las personas más vulnerables.

Hizo un llamado “respetuoso pero firme” a los legisladores que al mismo tiempo se encontraban en el Senado discutiendo sobre los riesgos y las bondades de la reforma, a que se escuchen entre Poderes de la Unión, que se escuche a las personas que son víctimas de la violencia y a quienes dedican su vida a defender los derechos autónomos, a los organismos internacionales y a los estudiantes que han salido a pronunciarse, también, sobre esta propuesta de cambio constitucional.

Norma Piña calificó esta reforma como una “demolición del Poder Judicial” al señalar que esta no es la vía, como se pretende, y agregó que si se quieren hacer cambios profundos se podrían seguir otros caminos para la construcción de la paz y garantizar el acceso a la justicia, aseguró que no se puede definir la historia “a partir de la narrativa fácil de que todos los problemas de justicia en el país son culpa de los jueces” y arremetió sentenciando que “quienes así lo crean, no conocen México”.

En el terreno de los legisladores la escena no cambiaba mucho, todo parecía un trámite para unos y un último intento desesperado de hacer entrar en razón a su contraparte para los otros; mientras Ernestina Godoy llevaba la sesión modulando las participaciones con una actitud por demás displicente, los legisladores de la oposición argumentaban contra la reforma como si la vida les fuera en ello.

De esta manera estamos llegando al momento culminante de toda esta historia que nos ha mantenido con la atención puesta en el presente y lejos de atender el futuro; alejados de los aumentos desmedidos de productos desde hace un par de meses, de una nueva falta de medicamentos, del incremento en la violencia y de los íres y venires del peso frente al dólar, casi la única medida económica que entiende la gente como indicador de que la economía va bien o mal.

Con este debate, nadie replica que la gasolina nunca bajó a 10 pesos el litro, que en 6 años nunca salió un solo litro de gasolina refinada de Dos Bocas, que en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México siguen los congestionamientos de vuelos, retrasos, fallas en las instalaciones y una gran serie de etcéteras que el AIFA no resolvió y que el proyecto de Texcoco hubiera atendido, quizás, desde 2019; tampoco nadie cuestiona el ecocidio que es el Tren Maya ni revisa las cuentas de los programas sociales o pide explicaciones sobre el destino de todos los fideicomisos, fondos de reserva y ahorros que se habían hecho en sexenios anteriores y que hoy ya no existen ¿a dónde se fueron?

Tal vez, y con algo de fortaleza de los senadores de la oposición, la decisión de la reforma judicial y los demás cambios constitucionales propuestos se queden a un voto nada más de haberse concretado pero, mientras tanto, habrán servido para que nadie se diera cuenta, cuestionara ni criticara la situación en la que se entrega un país que, por primera vez desde el año 2000, vuelve a las preocupaciones económicas de fin de sexenio y parece haber dado un salto al pasado, más o menos a 40 o 50 años atrás.

¡Gracias totales!

Ya con esta me despido, dicen por ahí. Esta es mi última colaboración para El Sol de Toluca, una casa editorial que me arropó desde hace poco más de un año y de la que hoy, por motivos laborales, debo despedirme no sin antes agradecerle este maravilloso viaje en el que me dio la oportunidad de incitar la reflexión entre sus lectores. Doy gracias infinitas a todos quienes estuvieron involucrados en que estas letras puedan llegar a sus destinatarios: el equipo de redacción, diseño y prensa que, al igual que el equipo de web, hacen posible el periodismo que por tantas décadas ha distinguido a esta casa editorial.

Un especial agradecimiento a Rita Sanabria, encargada de recibir cada viernes y lunes el material para echar andar la maquinaria periodística y muy particularmente a Moisés Ramírez, director, por justicia y mérito propio; colega y amigo que me abrió las puertas de esta su casa con el único fin de mantener una voz crítica de lo que pasa en esta nuestra surrealidad mexicana y mexiquense. Dicen por ahí: “no voy me llevan”, seguimos en esta lid que es hacer periodismo para un país donde sigue siendo más sencillo creer que pensar y opinar que informarse, lo haremos desde otra trinchera pero siempre con la misma voluntad, interés y responsabilidad con que lo hemos practicado desde el primer día, nos leemos en otros sitios. Hasta entonces: Gracias.