En la actualidad, un elevado número de universidades y centros de educación superior buscan aparecer en los listados del selecto grupo de las mejores de su país, de su continente o del mundo entero.
Los rankings se han convertido en un factor indispensable en el prestigio e imagen de una cantidad creciente de estas instituciones, y quienes logran sobresalir por lo general obtienen una serie de beneficios poco comunes, como son la renovación constante de sus procesos, el incremento en la captación de recursos y un mayor reconocimiento social.
Entre estas clasificaciones se distingue el trabajo de la compañía británica Quacquarelli Symonds (QS), cuya última versión se dio a conocer hace unas semanas, con el llamado QS World University Rankings 2025, donde se incluyen más de mil 500 de estos espacios. Para la elaboración del informe la empresa dice haber recabado numerosas evidencias, destacando las opiniones de casi 240 mil académicos, investigadores, profesores y empleadores, aunado a los reportes y publicaciones especializadas en los diversos temas evaluados.
En cuanto a los indicadores considerados en el estudio, se tienen, por citar algunos, el de la investigación innovadora y de calidad, vinculada al desarrollo científico, tecnológico y económico, y hasta los premios logrados por estos conceptos. Desde luego, la preparación de los docentes y lo moderno de los métodos de enseñanza son criterios importantes en la calificación, tomando en cuenta su valioso aporte al crear mentes singulares.
La infraestructura y el equipamiento son también elementos fundamentales, y por eso agrega puntaje lo adecuado de las aulas y los laboratorios, los ambientes deportivos e informáticos, los servicios médicos y de biblioteca, etcétera. En el rubro de internacionalización, se examina el porcentaje de estudiantes y del personal extranjero con presencia en la institución, y el de quienes participan en los intercambios y la efectividad de las alianzas con otros organismos.
La finalidad de las encuestas a los empresarios es detectar la fortaleza académica y profesional de los egresados, la capacidad de trabajar con eficacia en equipos multidisciplinarios y la facilidad para gestionar proyectos. Incluso, se evalúa la participación en obras comunitarias y en atención a desastres, sin omitir la fama y buen nombre de la entidad examinada.
Desde la edición anterior, se incorporó un nuevo parámetro y otros dos fueron modificados: el primero, con el propósito de identificar el papel que desempeñan las universidades en la tarea de impulsar el cambio hacia un futuro más sostenible; en los resultados laborales aumentó el peso de la evaluación, y en el capítulo de la investigación ahora se exige una mayor relevancia y se privilegia su conexión en el ámbito internacional.
Con el máximo puntaje, este ranking lo encabeza nuevamente el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), seguido por el Colegio Imperial de Londres, con 98.5. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) alcanzó 61.4, ocupa el lugar 94 y así ratifica ser la primera del país y la cuarta mejor en Latinoamérica. El compromiso de su comunidad, liderada por rectores auténticos, se refleja en cifras como las de 97 en reputación académica y 94.4 en la otorgada por el empleador.
Por su parte, la Universidad Autónoma del Estado de México, después de que en el 2012 estuvo colocada en el rango del 601 al 650, ahora se ubicó entre el 1001 y el 1200, es la número 13 en la escala nacional y sus reconocimientos en lo académico y en lo relativo al empleo son de 19.3 y 8.2, respectivamente.
Ingeniero civil, profesor de tiempo completo en la UAEM.
