/ jueves 27 de junio de 2024

Legislar para la protección animal

A finales de la década de los 70 del siglo pasado fue proclamada la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, un texto que se envió a la UNESCO para su aprobación, sin que los intentos por tener el respaldo jurídico tuvieran éxito.

El reconocimiento de los derechos animales ha tenido avances variopintos alrededor del mundo. Desde 2009, la Unión Europea reconoce a los animales como seres sensibles, y países como Francia cuentan desde 1976 con una Ley de Protección de la Naturaleza, la cual reconocía desde entonces, algunos animales como seres sintientes. En Estados Unidos, ciertos estados consideran en su legislación determinados actos de crueldad animal como delitos.

En el campo científico también se registran avances a favor de la protección animal. Un ejemplo de ello es “La Declaración de Cambridge sobre la consciencia” proclamada en Cambridge, Reino Unido, en 2012, en el marco de una conferencia internacional sobre neurociencia. En ella se declara que “el peso de la evidencia indica que los humanos no somos los únicos en poseer la base neurológica que da lugar a la consciencia. Los animales no humanos… también poseen estos sustratos neurológicos”.

Las horribles imágenes de maltrato animal difundidas en redes sociales dan cuenta de la necesidad de avanzar de manera más enérgica en la protección animal en México. Las estadísticas confirman el llamado de alarma para resolver la violencia que sufren los animales. De acuerdo al INEGI, México ocupa el tercer lugar mundial con mayores registros de maltrato en sus diferentes matices y el primer lugar en Latinoamérica.

Las implicaciones de esta realidad van más allá de la violencia perpetuada contra los animales. Diversos estudios sostienen cómo el maltrato animal es antesala de la violencia social, ya sea porque puede ser un signo clínico relacionado a desórdenes antisociales y de conducta, o bien porque la crueldad animal experimentada a edades tempranas pueden inhibir el desarrollo emocional.

A nivel normativo México el diagnóstico deja mucho que desear en materia de protección animal. La legislación vigente en Códigos Federales carece de una caracterización del maltrato, y las normativas a nivel local (existentes en 28 entidades federativas) apenas proveen de pistas en ese terreno.

Desde mayo de 2024 se reconoce a los animales “como seres sintientes” en la Constitución Política del Estado de México. Lo que sigue es un trabajo de armonización legislativa integral que tome como referencia lo que se ha avanzado en otras partes del mundo y se reconozca el valor de los animales como seres sintientes.

A finales de la década de los 70 del siglo pasado fue proclamada la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, un texto que se envió a la UNESCO para su aprobación, sin que los intentos por tener el respaldo jurídico tuvieran éxito.

El reconocimiento de los derechos animales ha tenido avances variopintos alrededor del mundo. Desde 2009, la Unión Europea reconoce a los animales como seres sensibles, y países como Francia cuentan desde 1976 con una Ley de Protección de la Naturaleza, la cual reconocía desde entonces, algunos animales como seres sintientes. En Estados Unidos, ciertos estados consideran en su legislación determinados actos de crueldad animal como delitos.

En el campo científico también se registran avances a favor de la protección animal. Un ejemplo de ello es “La Declaración de Cambridge sobre la consciencia” proclamada en Cambridge, Reino Unido, en 2012, en el marco de una conferencia internacional sobre neurociencia. En ella se declara que “el peso de la evidencia indica que los humanos no somos los únicos en poseer la base neurológica que da lugar a la consciencia. Los animales no humanos… también poseen estos sustratos neurológicos”.

Las horribles imágenes de maltrato animal difundidas en redes sociales dan cuenta de la necesidad de avanzar de manera más enérgica en la protección animal en México. Las estadísticas confirman el llamado de alarma para resolver la violencia que sufren los animales. De acuerdo al INEGI, México ocupa el tercer lugar mundial con mayores registros de maltrato en sus diferentes matices y el primer lugar en Latinoamérica.

Las implicaciones de esta realidad van más allá de la violencia perpetuada contra los animales. Diversos estudios sostienen cómo el maltrato animal es antesala de la violencia social, ya sea porque puede ser un signo clínico relacionado a desórdenes antisociales y de conducta, o bien porque la crueldad animal experimentada a edades tempranas pueden inhibir el desarrollo emocional.

A nivel normativo México el diagnóstico deja mucho que desear en materia de protección animal. La legislación vigente en Códigos Federales carece de una caracterización del maltrato, y las normativas a nivel local (existentes en 28 entidades federativas) apenas proveen de pistas en ese terreno.

Desde mayo de 2024 se reconoce a los animales “como seres sintientes” en la Constitución Política del Estado de México. Lo que sigue es un trabajo de armonización legislativa integral que tome como referencia lo que se ha avanzado en otras partes del mundo y se reconozca el valor de los animales como seres sintientes.