La generación de desechos o basura es un fenómeno inherente a la acción humana. El tema es que manejo de los desechos empezó a ser un dolor de cabeza conforme fue avanzando la urbanización de las sociedades, y poco a poco nos vimos desbordados por el destino de nuestros propios desechos, en un ciclo interminable.
El derecho a un medio ambiente sano se encuentra referido en nuestra Constitución Política desde 1999, en el artículo 4º. Y aunque en instrumentos internacionales como el Protocolo de San Salvador, se considera el acceso a servicios públicos básicos como un derecho humano, la realidad global y local es que estos no fueron considerados una prioridad hasta que la producción desmedida de basura se convirtió en un padecimiento económico y ambiental.
El último reporte de 2024 deel Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP por sus siglas en inglés) produce una lectura incómoda: se prevé que los residuos domésticos aumenten en dos tercios y el costo de su manejo se duplique en una sola generación, lo que supone un salto de 2300 millones de toneladas en 2023, a 3800 toneladas en 2050.
Además, en América Latina y el Caribe, alrededor de un tercio de todos los residuos urbanos terminan en vertederos cada día.
En 2020, el costo directo global de la gestión de residuos se estimó en 252,000 millones de dólares. Ello sin contar los costos ocultos de la contaminación, deterioro en la salud y el cambio climático derivados de las malas prácticas de eliminación de residuos.
En México, el crecimiento urbano desmedido resulta en la generación de 42 millones de toneladas de residuos sólidos al año, que sobrepasan la capacidad de recolección, acopio y tratamiento de los organismos operadores del manejo de estos desechos.
Sin embargo, la otra cara de este escenario es que se trata de un problema solucionable. A diferencia de los desafíos complejos relacionados con el clima y el desarrollo económico que requieren grandes innovaciones y avances tecnológicos para abordarlos, ya existen en la práctica métodos escalables para reducir la contaminación generada por desechos, algunos de los cuales ofrecen la promesa de creación de empleo inclusivo y oportunidades de negocios que pueden ayudar a comunidades enteras.
En este sentido, destaca la implementación de las jornadas “Limpiemos nuestro Edomex”, en la que el gobierno del Estado de México ha anunciado la participación de servidores públicos, presidentes municipales, diputadas y diputados locales, cámaras, asociaciones y escuelas, quienes se sumarán a la actividad de limpieza colectiva en los 125 municipios de la entidad.
Ante la larga lista de problemas en materia ambiental, es de promover este tipo de acciones encabezadas por la gobernadora Delfina Gómez, que periguen, literalmente, salir a limpiar las calles del Estado de México.
Ante problemas cada vez más agudos como las inundaciones o los incendios, es un imperativo ético cambiar nuestra conciencia sobre la basura y hacernos cargo de ella de manera responsable.