Recientemente, en la conferencia mañanera participó el gobernador Alfredo del Mazo. Una periodista hizo una pregunta acerca de un vendedor de tamales que fue atropellado por un conductor en estado de ebriedad, señalando que el conductor fue liberado inexplicablemente. A raíz de esto, se desataron protestas y la exigencia de justicia de parte de la familia del vendedor y la sociedad mexiquense. El gobernador se comprometió a dar “acompañamiento” al caso. Poco después, el conductor fue reaprehendido. Quedará pendiente saber si la sentencia logra alguna reparación del daño a la familia de este humilde mexiquense, aunque la pérdida en sí es irreparable.
En el estado de México estas tragedias son cotidianas. No basta con que sean captadas en vídeo, sino que deben llegar a la máxima tribuna del país y aparte, se debe conjuntar la circunstancia de que el gobernador se encuentre el ejercicio de rendición de cuentas de La Mañanera. Durante su respuesta, el gobernador Del Mazo estaba visiblemente nervioso. Seguramente, su sentido de autopreservación política fue el que lo empujó a este acto de aparente magnanimidad.
Sin embargo, esta aparente muestra de debilidad nace de la escuela priísta del Estado de México en donde la exposición mediática siempre se da en ambientes controlados. La mañanera simplemente no es el elemento de un político de aparador como del Mazo, en estas conferencias sopla mucho el viento y eso pone en riesgo su impecable peinado.
Por eso, no debemos dejarnos llevar por esta muestra de debilidad que incluso, le beneficia al gobernador, porque da a entender que le “está haciendo caso” al presidente Obrador. Con el proceso electoral inaugurado en nuestro Estado de México, hay que poner atención en la ruta del dinero. En el presupuesto aprobado para 2023, hay 1,500 millones de pesos de deuda pública.
Sin un catálogo de obras ni información alguna de cómo se gastará ese dinero, la historia es nuestra única guía. Los mecanismos de triangulación de ese dinero servirán para influir en la elección. Si del Mazo doblega al priísmo, le servirá para financiar su protección y exilio. Si lo hace para intentar conservar el Estado de México para la alianza opositora, le servirá para justificar su retiro temporal de la política sin “traicionar” a su partido. Y si hace un poco de ambas, servirá para engrosar su patrimonio, porque el gobernador es parte de una clase política que todavía cree que merece vivir en la opulencia.
La camarilla dinástica del Estado de México de la que sale el actual gobernador tiene prácticas y tradiciones que guardan con estrecha disciplina. Dentro de ellas está el manejo de los tiempos para luego para invertir rápidamente la apariencia de quiénes son los débiles y quiénes son los fuertes en una confrontación. Permanezcamos atentos a las maniobras que están por venir, porque aunque el ánimo de los mexiquenses apunta a que la Maestra Delfina ganará la elección de la mano de su experimentado coordinador Horacio Duarte, no podemos permitir que se haga más daño a nuestro Estado de México entretanto suceda lo que todos queremos – que la 4T llegue a gobernar y romper con la juniorcracia.
