/ lunes 22 de julio de 2024

México y la renuncia de Biden

La reciente renuncia de Joe Biden a la candidatura del Partido Demócrata para buscar su reelección como presidente de Estados Unidos ha generado un terremoto político; la decisión no solo redefine el panorama electoral estadounidense, sino que también tiene profundas implicaciones para México, especialmente a la luz de las recientes declaraciones del candidato republicano Donald Trump sobre Marcelo Ebrard y las reacciones de otros funcionarios del gobierno mexicano.

La decisión de Joe Biden de no buscar la reelección sorprendió dada su determinación previa de continuar con su agenda progresista y los anuncios de que las posibilidades de que esto ocurriera. Biden, quien ha enfrentado múltiples desafíos durante su mandato, incluidos la pandemia de COVID-19, la inflación heredada por las políticas populistas del propio Trump y las tensiones internacionales, anunció su retiro en un momento crucial para el Partido Demócrata.

Su renuncia abre la puerta a una competencia interna intensa y compleja por lo que los demócratas tendrán que encontrar un candidato capaz de unificar al partido y enfrentarse a un Donald Trump que mantiene su estrategia de división y confrontación que se ha reforzado después del atentado ocurrido la semana pasada en Pensilvania.

Entre los nombres que han surgido para reemplazar la candidatura del Partido Demócrata ha sonado incluso en el de Michelle Obama, pero eso solo ha sido en las redes sociales y sin mayor seriedad mientras hay otros políticos en funciones que están siendo considerados como posibles candidatos de forma real y plausible:

En primer lugar está Kamala Harris, la vicepresidenta es una de las principales contendientes, su experiencia como fiscal general de California y su papel actual la posicionan como una figura destacada pero su popularidad ha fluctuado durante el mandato de Biden precisamente por las decisiones de la actual administración en las que ha tomado parte.

Entre los posibles relevos también se encuentra Pete Buttigieg, secretario de Transporte y exalcalde de South Bend, Indiana; ha ganado reconocimiento por su capacidad de comunicación y sus ideas innovadoras lo que le ha ganado la representatividad de una nueva generación de líderes demócratas que ven en su figura el futuro del partido con posibilidades de convertirlo en su presente.

Elizabeth Warren es senadora de Massachusetts y, pese a todo, sigue siendo una voz fuerte en el partido; es conocida por su lucha contra la desigualdad económica y su defensa de la regulación financiera lo que en ocasiones le ha generado desavenencias con los sectores comerciales y económicos del país.

En la lista también aparece el gobernador de California, Gavin Newsom, es conocido por su enfoque progresista en temas como el cambio climático y los derechos humanos y se piensa que podría ser un contendiente fuerte aunque, en contraparte, no es muy conocido en el país y quizás no tendría el tiempo suficiente para contrarrestar esa situación, lo que es una gran desventaja ante la popularidad que sí tiene el republicano Donald Trump.

En ese sentido surge el nombre de Bernie Sanders quien sigue teniendo una base de apoyo considerable entre los progresistas del partido y podría no tener tanta distancia en popularidad frente Trump; no obstante, su edad podría ser un factor en contra pues ha sido la misma crítica que orilló a Joe Biden a declinar (el actual Presidente es el más longevo de la historia con 81 años lo que ha causado preocupación principalmente por algunas acciones relacionadas con problemas propios de la edad).

Más allá de la evidente confrontación directa con el candidato republicano, estos posibles aspirantes tendrán que enfrentarse a una serie de desafíos internos, incluida la necesidad de unificar a un partido dividido y de presentar una plataforma atractiva para un electorado diverso; situación que ya antes ha tenido un impacto negativo entre los demócratas que no dudan en dejar solo a su representante si no cumple sus expectativas (HIllary Clinton cof, cof).

Ahora bien, habrá quien piense que eso pasa en Estados Unidos pero no tiene ningún impacto en México y no hay nada más equivocado, la política estadounidense tiene un impacto profundo en nuestro país pues las relaciones bilaterales abarcan una amplia variedad de temas que van desde el comercio y la migración hasta la seguridad y el medio ambiente.

Además recordemos que el candidato republicano Donald Trump ha mantenido una postura crítica hacia México e incluso ha lanzado declaraciones recientes sobre el exsecretario de Relaciones Exteriores y futuro secretario de Economía, Marcelo Ebrard, que no han pasado desapercibidas ya que básicamente Trump lo ha acusado de ser responsable de la crisis migratoria en la frontera.

Estas declaraciones han generado reacciones en el gobierno mexicano, con varios funcionarios defendiendo a Ebrard, incluida la de la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, y rechazando las acusaciones de Trump; no obstante, la posibilidad de una administración Trump 2.0 genera inquietud en México pues si bien en su momento encontró buena relación con el presidente López Obrador, lo cierto es que el machismo demostrados por el estadounidense advierte una situación compleja para México en un posible segundo periodo.

Si Trump se convierte en el candidato republicano y gana la Presidencia, es probable que se restablezcan las políticas más duras y unilaterales en materia migratoria. Esto podría incluir la reactivación de medidas como el "Quédate en México" y un aumento en las deportaciones, este último un punto que se ha convertido en uno de los mensajes más repetitivos del republicano en su campaña.

La renuncia de Joe Biden a la candidatura del Partido Demócrata abre un nuevo capítulo en la política estadounidense con implicaciones importantes para México, el futuro de la relación y el arranque de la administración de Claudia Sheinbaum quien enfrentaría un panorama adverso con una administración Trump 2.0 mientras que la posibilidad de que Kamala Harris aparezca en la ecuación le facilitaría las cosas a la virtual presidenta electa.

Aunque la opinión de México sobre el proceso electoral suele tener una influencia casi nula en los resultados de aquel país, la influencia de Morena como partido en los grupos y organizaciones de migrantes podría jugar un papel interesante y un tanto invisible a las preferencias que valdría la pena consideras; en todo caso, la renuncia de Biden a su reelección pinta un panorama de posibilidades que cambia absolutamente todo para ambos países.

La reciente renuncia de Joe Biden a la candidatura del Partido Demócrata para buscar su reelección como presidente de Estados Unidos ha generado un terremoto político; la decisión no solo redefine el panorama electoral estadounidense, sino que también tiene profundas implicaciones para México, especialmente a la luz de las recientes declaraciones del candidato republicano Donald Trump sobre Marcelo Ebrard y las reacciones de otros funcionarios del gobierno mexicano.

La decisión de Joe Biden de no buscar la reelección sorprendió dada su determinación previa de continuar con su agenda progresista y los anuncios de que las posibilidades de que esto ocurriera. Biden, quien ha enfrentado múltiples desafíos durante su mandato, incluidos la pandemia de COVID-19, la inflación heredada por las políticas populistas del propio Trump y las tensiones internacionales, anunció su retiro en un momento crucial para el Partido Demócrata.

Su renuncia abre la puerta a una competencia interna intensa y compleja por lo que los demócratas tendrán que encontrar un candidato capaz de unificar al partido y enfrentarse a un Donald Trump que mantiene su estrategia de división y confrontación que se ha reforzado después del atentado ocurrido la semana pasada en Pensilvania.

Entre los nombres que han surgido para reemplazar la candidatura del Partido Demócrata ha sonado incluso en el de Michelle Obama, pero eso solo ha sido en las redes sociales y sin mayor seriedad mientras hay otros políticos en funciones que están siendo considerados como posibles candidatos de forma real y plausible:

En primer lugar está Kamala Harris, la vicepresidenta es una de las principales contendientes, su experiencia como fiscal general de California y su papel actual la posicionan como una figura destacada pero su popularidad ha fluctuado durante el mandato de Biden precisamente por las decisiones de la actual administración en las que ha tomado parte.

Entre los posibles relevos también se encuentra Pete Buttigieg, secretario de Transporte y exalcalde de South Bend, Indiana; ha ganado reconocimiento por su capacidad de comunicación y sus ideas innovadoras lo que le ha ganado la representatividad de una nueva generación de líderes demócratas que ven en su figura el futuro del partido con posibilidades de convertirlo en su presente.

Elizabeth Warren es senadora de Massachusetts y, pese a todo, sigue siendo una voz fuerte en el partido; es conocida por su lucha contra la desigualdad económica y su defensa de la regulación financiera lo que en ocasiones le ha generado desavenencias con los sectores comerciales y económicos del país.

En la lista también aparece el gobernador de California, Gavin Newsom, es conocido por su enfoque progresista en temas como el cambio climático y los derechos humanos y se piensa que podría ser un contendiente fuerte aunque, en contraparte, no es muy conocido en el país y quizás no tendría el tiempo suficiente para contrarrestar esa situación, lo que es una gran desventaja ante la popularidad que sí tiene el republicano Donald Trump.

En ese sentido surge el nombre de Bernie Sanders quien sigue teniendo una base de apoyo considerable entre los progresistas del partido y podría no tener tanta distancia en popularidad frente Trump; no obstante, su edad podría ser un factor en contra pues ha sido la misma crítica que orilló a Joe Biden a declinar (el actual Presidente es el más longevo de la historia con 81 años lo que ha causado preocupación principalmente por algunas acciones relacionadas con problemas propios de la edad).

Más allá de la evidente confrontación directa con el candidato republicano, estos posibles aspirantes tendrán que enfrentarse a una serie de desafíos internos, incluida la necesidad de unificar a un partido dividido y de presentar una plataforma atractiva para un electorado diverso; situación que ya antes ha tenido un impacto negativo entre los demócratas que no dudan en dejar solo a su representante si no cumple sus expectativas (HIllary Clinton cof, cof).

Ahora bien, habrá quien piense que eso pasa en Estados Unidos pero no tiene ningún impacto en México y no hay nada más equivocado, la política estadounidense tiene un impacto profundo en nuestro país pues las relaciones bilaterales abarcan una amplia variedad de temas que van desde el comercio y la migración hasta la seguridad y el medio ambiente.

Además recordemos que el candidato republicano Donald Trump ha mantenido una postura crítica hacia México e incluso ha lanzado declaraciones recientes sobre el exsecretario de Relaciones Exteriores y futuro secretario de Economía, Marcelo Ebrard, que no han pasado desapercibidas ya que básicamente Trump lo ha acusado de ser responsable de la crisis migratoria en la frontera.

Estas declaraciones han generado reacciones en el gobierno mexicano, con varios funcionarios defendiendo a Ebrard, incluida la de la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, y rechazando las acusaciones de Trump; no obstante, la posibilidad de una administración Trump 2.0 genera inquietud en México pues si bien en su momento encontró buena relación con el presidente López Obrador, lo cierto es que el machismo demostrados por el estadounidense advierte una situación compleja para México en un posible segundo periodo.

Si Trump se convierte en el candidato republicano y gana la Presidencia, es probable que se restablezcan las políticas más duras y unilaterales en materia migratoria. Esto podría incluir la reactivación de medidas como el "Quédate en México" y un aumento en las deportaciones, este último un punto que se ha convertido en uno de los mensajes más repetitivos del republicano en su campaña.

La renuncia de Joe Biden a la candidatura del Partido Demócrata abre un nuevo capítulo en la política estadounidense con implicaciones importantes para México, el futuro de la relación y el arranque de la administración de Claudia Sheinbaum quien enfrentaría un panorama adverso con una administración Trump 2.0 mientras que la posibilidad de que Kamala Harris aparezca en la ecuación le facilitaría las cosas a la virtual presidenta electa.

Aunque la opinión de México sobre el proceso electoral suele tener una influencia casi nula en los resultados de aquel país, la influencia de Morena como partido en los grupos y organizaciones de migrantes podría jugar un papel interesante y un tanto invisible a las preferencias que valdría la pena consideras; en todo caso, la renuncia de Biden a su reelección pinta un panorama de posibilidades que cambia absolutamente todo para ambos países.