De acuerdo con especialistas, una nación puede crear riqueza y generar bienestar para sus habitantes siempre y cuando sus políticas se enfoquen en el desarrollo económico, sin demeritar las necesidades específicas de los grupos de edad que conforman su población.
En este sentido, en la actualidad, nuestro país viene experimentando una transición demográfica debido a cambios en la estructura de su pirámide poblacional. Por lo que desde hace algunos años se ha hecho mención que México cuenta con un importante bono demográfico gracias a que el grueso de la población se encuentra en edad productiva y existen menos personas dependientes, entiéndase niños y adultos mayores.
El bono demográfico, de acuerdo con estudios elaborados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), es una fase en la que el balance entre las edades de una determinada población genera una oportunidad para el desarrollo de las naciones.
Sin embargo, con el paso de los años, México dejará de contar gradualmente con ese bono y se registrará un envejecimiento generalizado de la población. Teniendo como referencia las actuales proyecciones de población mexicana, durante 1950 residían 5 personas mayores (60 años y más) por cada 100 habitantes. Mientras que para 2021, la cifra llegó a 12 personas mayores por cada 100 habitantes, por lo que, de mantenerse esta tendencia, se calcula que para 2050, 23 de cada 100 mexicanos serán personas mayores.
Ante estos movimientos demográficos, resulta esencial que desde ahora el sector económico enfoque su atención hacia los grupos de adultos mayores que cuentan con la capacidad económica para adquirir bienes y servicios. La llamada “economía plateada”.
Con ingresos estables, independencia económica y un interés creciente en adoptar tecnología, las personas que conforman este grupo tiene sus propios patrones de consumo que distan de los de generaciones más jóvenes por lo que es necesario que las ventas se adapten a sus necesidades y expectativas.
De no integrar a las personas adultas mayores a las nuevas tendencias de compra, se limitará la base de consumidores. Por lo que las marcas deben generar una economía mucho más inclusiva y alineada con los cambios demográficos que desde hace algunos años se vienen presentando en nuestro país.
En momentos donde la inflación impacta de manera negativa en el crecimiento y desarrollo económico, al igual que los altos índices delictivos y a nivel mundial se pronostica una recesión, se deben enfocar los esfuerzos en grupos de población que pueden incentivar el consumo. La economía nacional debe adaptarse a las necesidades que los grupos de adultos mayores han venido manifestando históricamente.
Lic. Gilberto Javier Sauza Martínez / Vicepresidente de CONCAEM
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