De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas, la vivienda constituye la base de la estabilidad y la seguridad de los individuos y las familias; es tan importante que se convierte en el eje de nuestra vida social, emocional y a veces económica. Y debería ser un recinto óptimo donde vivir en paz, con seguridad y dignidad.
Situación que aplica completamente para nuestro país, que con una población de 126 millones 14 mil 24 habitantes, requiere de enormes esfuerzos sociales y gubernamentales para cubrir la demanda de vivienda que existe a lo largo del país.
De acuerdo datos extraído del Censo de Población y Vivienda 2020 realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en nuestro país se tienen contabilizadas 35 millones 219 mil 141 viviendas particulares habitadas, con un promedio de ocupantes por vivienda de 3.6; con una tasa decreciente que pasó de 4.4 ocupantes en 2000 a 3.9 en 2010.
Además de los retos que significa la construcción de vivienda que cubra las necesidades de la población, en la actualidad el sector inmobiliario enfrenta algunas problemáticas adicionales como el encarecimiento de los precios; ya que en los últimos años las tasas de interés para adquirir un espacio se han elevado de manera importante en comparación con naciones de primer mundo e incluso de América.
Tan sólo durante 2023, la venta de vivienda nueva y usada a través de crédito hipotecario en México tuvo una caída de 26.1 por ciento en comparación con lo registrado durante 2018, al pasar de las 617 mil a 457 mil unidades comercializadas por año. Dato que contrasta con lo observado durante el mismo periodo, ya que el valor del mercado creció un 41 por ciento al alcanzar los 588 mil millones de pesos.
Aunque parecieran temas diametralmente opuestos o sin mayor relación, estos movimientos dentro del sector inmobiliario provocan el encarecimiento de cualquier tipo de inversión, de créditos y de cualquier prospección financiera.
Ante la necesidad dentro del país de generar nueva vivienda, es importante considerar los esfuerzos y montos importantes que se deben realizar en la materia. Se debe promover la inversión en infraestructura a gran escala por parte del gobierno para promover la llegada de recursos y alcanzar zonas o regiones aptas para el desarrollo de hogares, que cuenten con los servicios necesarios y no se encuentren excluidas de regiones con importante actividad económica.
Un dato no menor es que, con 2 millones de pesos en el año 2018 alcanzaba para una vivienda de 54 metros cuadrados, pero, para el 2023 sólo podía adquirir 46 metros cuadrados; es decir, que, si la capacidad de compra se midiera en metros cuadrados, la vivienda adquirible se redujo entre 15 y 20 por ciento en los últimos 5 años.
Lic. Gilberto Javier Sauza Martínez / Vicepresidente de CONCAEM
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