En reiteradas ocasiones hemos mencionado la importancia que tiene la formalidad laboral para las personas y para el país; esto, con la finalidad de que cada vez más sean los patrones y colaboradores que se sumen a un esquema que les brinda múltiples beneficios a nivel personal, familiar y social.
De acuerdo con representantes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el empleo formal es sólo uno de los requisitos para lograr una integración satisfactoria en la sociedad mexicana, ya que, brinda seguridad y estabilidad económica a través de un salario formal. Sin embargo, pese a los beneficios que representa, en México tenemos retos pendientes.
Con base a los resultados que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó a través de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), podemos observar el comportamiento del mercado laboral mexicano sobre la población económicamente activa (PEA), la ocupación, la informalidad laboral, la subocupación y la desocupación durante el primer trimestre de 2024 a nivel nacional y dentro de las 32 entidades.
Tan sólo durante el trimestre comprendido entre enero-marzo de 2024, la PEA en México fue de 60.7 millones de personas, cifra que representa al 60 por ciento de la población de 15 años y más. De este universo, un total de 59.1 millones de personas se encontraban ocupadas, mientras que 16 millones 459 mil 370 hombres y mujeres se encontraban dentro del sector informal (18.7 millones frente a 13.1 millones respectivamente).
En lo que respecta al Estado de México, dentro de la ENOE del primer trimestre de 2024, se observó que 8 millones 24 mil 889 mexiquenses se encontraron ocupadas y 303 mil 784 desocupadas; siendo relevante que el 54.3 por ciento de las personas ocupadas lo hicieron dentro del sector informal.
A nivel nacional, durante el primer trimestre de 2024, las tasas más altas de informalidad laboral por entidad federativa se reportaron en Oaxaca (81.1 %), Guerrero (78.6 %), y Chiapas e Hidalgo (70.9 %); mientras que las tasas más bajas se registraron en Coahuila de Zaragoza (33.8 %), Chihuahua (34.5 %), Nuevo León (36 %) y Baja California (37.4 %).
Poner manos a la obra y trabajar en la reducción de la informalidad desde todos los sectores, puede significar mejorar las condiciones de trabajo y de vida de millones de personas en nuestro país; ya que cuando disminuye la informalidad mejoran la productividad y el crecimiento.
Resultará trascendental observar los esfuerzos que las naciones latinoamericanas realicen y los resultados que se vayan obteniendo, ya que, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en América Latina, pese a que el PIB de la región pudiera crecer a un ritmo de 4 por ciento anual, se necesitarían más de 50 años para reducir la informalidad a la mitad.
En nuestro país, no podemos esperar tanto tiempo y autoridades como sociedad, debemos realizar esfuerzos conjuntos para incrementar el número de personas que dejen la informalidad y se sumen al sector formal.
Lic. Gilberto Javier Sauza Martínez / Vicepresidente de CONCAEM
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