La pandemia del Covid-19 supuso retrocesos a nivel global en lo que corresponde a materia económica, sin embargo, tras 2 años de padecer los estragos de esta pandemia se visualizan avances y, sobre todo, a partir de la voluntad de los mexicanos, especialmente de las mujeres, se han implementado nuevos mecanismos para hacer negocio y que las economías den señales de recuperación.
En lo que a empleo formal se refiere, México registró un avance importante, ya que tan sólo durante enero de este año, se sumaron 64 mil 566 puestos de trabajo, con lo cual, por primera vez se superó la cifra de 21 millones de trabajadores registrados en el IMSS.
La pandemia en México generó un cierre casi total de las actividades comerciales, permitiendo únicamente que se mantuvieran en funcionamiento aquellas actividades consideradas esenciales. Esto permitió que la creatividad mexicana demostrara su picardía y su capacidad de adaptación a circunstancias completamente nuevas y adversas.
Con esta realidad en puerta, se generaron emprendimientos y unidades económicas que dieron solvencia económica a los hogares mexicanos en momentos en los que, de acuerdo a cifras del INEGI, un millón 10 mil 857 negocios y establecimientos no pudieron sobrevivir y cerraron sus puertas.
La solución a esta complicada realidad, surgió de las mujeres, quienes de la noche a la mañana se consolidaron como emprendedoras y comerciantes, a las que se les acuñó de forma generalizada el término de “nenis”; para hacer referencia a mujeres jóvenes, que, sin otra fuente de trabajo formal, realizan entregas de productos en puntos acordados, que recurren a servicios de paquetería exprés y, en muchos casos, concretan la venta a través de métodos de pago digitales.
El emprendimiento en México, está formado por 5.2 millones de mujeres que emprenden en el país y las emprendedoras suelen ser mujeres jóvenes, de 25 a 44 años, casadas, con al menos un hijo, que estudiaron hasta secundaria, se dedican al comercio, ganan en promedio 3,707 pesos al mes y no pagan impuestos.
Estas unidades se encuentran en la informalidad, sin embargo, generan riqueza, empleo o autoempleo; por lo que es importante acompañarlas, informarlas e integrarlas a la formalidad y sus beneficios.
Los negocios formales tienen mayores posibilidades de sobrevivir que los informales, pueden acceder a mayores mercados y son sujetos de crédito con lo que pueden ampliar su línea de negocio.
La sociedad civil organizada y el gobierno debemos ser capaces de generar estrategias que permitan incrementar la base económica formal en el país e incorporar a aquellos negocios que por diversas cuestiones operan en la informalidad. En conjunto podemos dar solución y consolidar la recuperación económica del país.