/ lunes 2 de septiembre de 2024

Ojalá viviéramos en el país de AMLO

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, presentó su Sexto Informe de Gobierno, donde realizó un balance de los logros alcanzados durante su administración y delineó lo que él considera los principales éxitos de la Cuarta Transformación. Desde el combate a la pobreza hasta la salud pública, pasando por la seguridad y la inversión extranjera, el mandatario ofreció un panorama optimista de su gestión que nos hace pensar que sería bello vivir en ese país.

Uno de los aspectos más destacados del discurso de López Obrador fue la afirmación de que su gobierno ha logrado sacar de la pobreza a 5.1 millones de mexicanos, a un ritmo de 100 mil personas al mes. Sin embargo, el dato debe ser analizado en el contexto de la medición de la pobreza en México a cargo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), uno de los siete órganos autónomos que el propio Presidente quiere desaparecer y quizás esta sea la razón.

El Coneval plantea que la pobreza en México sí ha reducido pero en gran parte debido a la implementación de programas sociales masivos como la pensión universal para adultos mayores y las becas para estudiantes, los programas han sido efectivos para aumentar los ingresos de los hogares más vulnerables pero su sostenibilidad a largo plazo y su capacidad para generar cambios estructurales es altamente cuestionable.

Si a eso se le suma que la mejora en pobreza multidimensional (que incluye no solo el ingreso, sino también el acceso a servicios de salud, educación y seguridad social) ha sido mucho más modesta, esto sugiere que, aunque los ingresos han aumentado ligeramente para algunos, la calidad de vida en términos de acceso a servicios básicos no ha cambiado mucho, de hecho la percepción de que el dinero cada vez alcanza para menos ha crecido en los últimos meses.

Por otra parte López Obrador celebró la implementación del sistema IMSS-Bienestar, calificándolo como uno de los sistemas de salud más eficaces del mundo, e incluso afirmó que es "mejor que el de Dinamarca”, declaración que contrasta con las deficiencias importantes que se registran todos los días en el sistema de salud mexicano, eso sin mencionar ola constante carencia de medicamentos que marcó esta administración de principio a fin; simplemente nunca pudieron revertir el problema que la propia administración generó bajo la bandera de la “austeridad republicana”.

También los indicadores refutan la ocurrencia presidencial. El Índice de Desarrollo de los Sistemas de Salud Global de 2023 colocó a México en una posición rezagada en materia de saluda en comparación con otros países de la OCDE, destacando problemas como la escasez de medicamentos, la falta de personal médico y las largas esperas para recibir atención especializada. Además, la pandemia de COVID-19 expuso vulnerabilidades críticas en el sistema de salud, con hospitales saturados y un exceso de mortalidad significativo.

Aunque la administración de AMLO invirtió en infraestructura hospitalaria y en la contratación de más médicos (incluyendo la controversial contratación de cubanos que terminaron no siendo médicos en algunos casos), los resultados no han alcanzado el nivel prometido. La comparación con Dinamarca, un país conocido por su robusto estado de bienestar y acceso universal a servicios de alta calidad, solo ha sido propagandista y no es acorde con la realidad del país.

En materia de seguridad, López Obrador afirmó que los delitos federales se redujeron en un 24.8 por ciento y destacó la disminución en homicidios dolosos, feminicidios y secuestros. Si bien estas cifras reflejan una tendencia positiva en ciertos indicadores, la realidad en muchas regiones del país sigue siendo preocupante.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la percepción de inseguridad en el país sigue siendo alta, con más de 60 por ciento de los mexicanos indicando que se sienten inseguros en sus comunidades. Además, el número de homicidios sigue siendo alarmante, con más de 30, mil asesinatos anuales, para un total de 196 mil 287 en lo que va del sexenio, uno cada 15 minutos; un total de 95 diarios; una cifra que coloca a México entre los países con las tasas de homicidio más altas del mundo.

La creación de la Guardia Nacional, una de las políticas insignia de AMLO no funcionó para combatir la violencia y ha sido criticada porque representa la militarización de la seguridad pública que se confirmará con las reformas en las que se plantea elevarla a rango constitucional además de su falta de resultados tangibles en la reducción de la violencia en los estados más afectados. La ausencia de una estrategia integral que abordara las causas subyacentes de la violencia (como la pobreza, la corrupción y la impunidad) y el excesos de confianza en que el tema se resuelve con más policías, sigue siendo un obstáculo significativo.

López Obrador también destacó que México ha mantenido un crecimiento económico promedio de 1 por ciento durante su sexenio, a pesar de los desafíos impuestos por la pandemia y la guerra en Ucrania. Este es modesto (por llamarlo de alguna manera) en comparación con otros países de América Latina y no ha sido suficiente para reducir las profundas desigualdades económicas que persisten en el país.

El sector informal sigue representando una gran parte de la economía mexicana, con una tasa de informalidad laboral de 54.3 por ciento en 2024 (haya más negocios informales que formales en México, así de simple). Esta alta informalidad limita la capacidad del gobierno para recaudar impuestos y garantizar derechos laborales, lo que a su vez afecta el bienestar de millones de trabajadores.

Por otro lado, la inversión extranjera directa ha alcanzado niveles récord, posicionando a México como el principal socio comercial de Estados Unidos pero esta situación nos pone en una situación de muy alto riesgo en función de la obsesión por aprobar las reformas constitucionales que debilitarían este sector, ocasionando un fuerte impacto en la economía nacional en caso de concretarse pues impactan directamente a varios acuerdos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Al igual que con todos los presidentes anteriores, sin duda alguna a todos los mexicanos nos gustaría vivir en el país que se presentó en el último informe de gobierno: disminución de la pobreza, sistema de salud “mejor que el de Dinamarca”, una economía rebosante y sólida, menor inseguridad, el fin de la corrupción, autosuficiencia energética (aunque la gasolina nunca costó 10 pesos en todo el sexenio) pero ni modo; nos toca vivir en el otro, en el real ¿qué le vamos a hacer?

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, presentó su Sexto Informe de Gobierno, donde realizó un balance de los logros alcanzados durante su administración y delineó lo que él considera los principales éxitos de la Cuarta Transformación. Desde el combate a la pobreza hasta la salud pública, pasando por la seguridad y la inversión extranjera, el mandatario ofreció un panorama optimista de su gestión que nos hace pensar que sería bello vivir en ese país.

Uno de los aspectos más destacados del discurso de López Obrador fue la afirmación de que su gobierno ha logrado sacar de la pobreza a 5.1 millones de mexicanos, a un ritmo de 100 mil personas al mes. Sin embargo, el dato debe ser analizado en el contexto de la medición de la pobreza en México a cargo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), uno de los siete órganos autónomos que el propio Presidente quiere desaparecer y quizás esta sea la razón.

El Coneval plantea que la pobreza en México sí ha reducido pero en gran parte debido a la implementación de programas sociales masivos como la pensión universal para adultos mayores y las becas para estudiantes, los programas han sido efectivos para aumentar los ingresos de los hogares más vulnerables pero su sostenibilidad a largo plazo y su capacidad para generar cambios estructurales es altamente cuestionable.

Si a eso se le suma que la mejora en pobreza multidimensional (que incluye no solo el ingreso, sino también el acceso a servicios de salud, educación y seguridad social) ha sido mucho más modesta, esto sugiere que, aunque los ingresos han aumentado ligeramente para algunos, la calidad de vida en términos de acceso a servicios básicos no ha cambiado mucho, de hecho la percepción de que el dinero cada vez alcanza para menos ha crecido en los últimos meses.

Por otra parte López Obrador celebró la implementación del sistema IMSS-Bienestar, calificándolo como uno de los sistemas de salud más eficaces del mundo, e incluso afirmó que es "mejor que el de Dinamarca”, declaración que contrasta con las deficiencias importantes que se registran todos los días en el sistema de salud mexicano, eso sin mencionar ola constante carencia de medicamentos que marcó esta administración de principio a fin; simplemente nunca pudieron revertir el problema que la propia administración generó bajo la bandera de la “austeridad republicana”.

También los indicadores refutan la ocurrencia presidencial. El Índice de Desarrollo de los Sistemas de Salud Global de 2023 colocó a México en una posición rezagada en materia de saluda en comparación con otros países de la OCDE, destacando problemas como la escasez de medicamentos, la falta de personal médico y las largas esperas para recibir atención especializada. Además, la pandemia de COVID-19 expuso vulnerabilidades críticas en el sistema de salud, con hospitales saturados y un exceso de mortalidad significativo.

Aunque la administración de AMLO invirtió en infraestructura hospitalaria y en la contratación de más médicos (incluyendo la controversial contratación de cubanos que terminaron no siendo médicos en algunos casos), los resultados no han alcanzado el nivel prometido. La comparación con Dinamarca, un país conocido por su robusto estado de bienestar y acceso universal a servicios de alta calidad, solo ha sido propagandista y no es acorde con la realidad del país.

En materia de seguridad, López Obrador afirmó que los delitos federales se redujeron en un 24.8 por ciento y destacó la disminución en homicidios dolosos, feminicidios y secuestros. Si bien estas cifras reflejan una tendencia positiva en ciertos indicadores, la realidad en muchas regiones del país sigue siendo preocupante.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la percepción de inseguridad en el país sigue siendo alta, con más de 60 por ciento de los mexicanos indicando que se sienten inseguros en sus comunidades. Además, el número de homicidios sigue siendo alarmante, con más de 30, mil asesinatos anuales, para un total de 196 mil 287 en lo que va del sexenio, uno cada 15 minutos; un total de 95 diarios; una cifra que coloca a México entre los países con las tasas de homicidio más altas del mundo.

La creación de la Guardia Nacional, una de las políticas insignia de AMLO no funcionó para combatir la violencia y ha sido criticada porque representa la militarización de la seguridad pública que se confirmará con las reformas en las que se plantea elevarla a rango constitucional además de su falta de resultados tangibles en la reducción de la violencia en los estados más afectados. La ausencia de una estrategia integral que abordara las causas subyacentes de la violencia (como la pobreza, la corrupción y la impunidad) y el excesos de confianza en que el tema se resuelve con más policías, sigue siendo un obstáculo significativo.

López Obrador también destacó que México ha mantenido un crecimiento económico promedio de 1 por ciento durante su sexenio, a pesar de los desafíos impuestos por la pandemia y la guerra en Ucrania. Este es modesto (por llamarlo de alguna manera) en comparación con otros países de América Latina y no ha sido suficiente para reducir las profundas desigualdades económicas que persisten en el país.

El sector informal sigue representando una gran parte de la economía mexicana, con una tasa de informalidad laboral de 54.3 por ciento en 2024 (haya más negocios informales que formales en México, así de simple). Esta alta informalidad limita la capacidad del gobierno para recaudar impuestos y garantizar derechos laborales, lo que a su vez afecta el bienestar de millones de trabajadores.

Por otro lado, la inversión extranjera directa ha alcanzado niveles récord, posicionando a México como el principal socio comercial de Estados Unidos pero esta situación nos pone en una situación de muy alto riesgo en función de la obsesión por aprobar las reformas constitucionales que debilitarían este sector, ocasionando un fuerte impacto en la economía nacional en caso de concretarse pues impactan directamente a varios acuerdos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Al igual que con todos los presidentes anteriores, sin duda alguna a todos los mexicanos nos gustaría vivir en el país que se presentó en el último informe de gobierno: disminución de la pobreza, sistema de salud “mejor que el de Dinamarca”, una economía rebosante y sólida, menor inseguridad, el fin de la corrupción, autosuficiencia energética (aunque la gasolina nunca costó 10 pesos en todo el sexenio) pero ni modo; nos toca vivir en el otro, en el real ¿qué le vamos a hacer?