Las tecnologías de la información y comunicación (TIC) forman parte de los procesos de organización de elecciones en todo el mundo. Son muchos países los que han recurrido al uso de tecnologías para dar solución a diferentes etapas de sus procesos electorales. En Brasil, la urna electrónica ha demostrado su confiabilidad y rapidez en el procesamiento de los resultados, muestra de ello se reflejó en la pasada elección que tuvo un padrón de 156 millones de votantes y en la que se llevaron a cabo cinco escrutinios simultáneos.
En México también, aunque en menor medida, hay casos como el de la Ciudad de México y Jalisco que son importantes pues fueron pioneros en el sistema electoral mexicano de la urna electrónica que, si bien durante mucho tiempo e incluso, en la actualidad hay resistencia a ella, podemos decir que comenzamos a transitar a una realidad en la que los procesos electorales se desarrollarán a través de este mecanismo para hacerlos más eficientes y ¿por qué no?, reducir en un mediano plazo el alto costo que tiene organizar elecciones en nuestro país.
A pesar del gran interés también, en algunos casos, se expresa preocupación sobre todo respecto de la confianza que se tiene en estos dispositivos, sin embargo, usar la tecnología en los procesos electorales es correcto, especialmente, si reduce los tiempos y los costos de la organización sin que ello implique dejar de tener los candados suficientes que den certeza de los resultados y de la voluntad de la ciudadanía para elegir a quien la represente.
En este proceso electoral se espera que el Estado de México cuente con urnas electrónicas en algunas de las casillas. Habrá que ver la propuesta del INE para saber en qué lugares y secciones podrá llevarse a cabo este ejercicio que, sin duda, será inédito en nuestra entidad. En este sentido, el IEEM tiene una oportunidad para que en el presente inmediato pueda generar, como otras entidades, el diseño y la fabricación de urnas propias con las cuales aún no contamos. Recuerdo que, en diciembre de 2021, solicité un diagnóstico de factibilidad para el uso de la urna electrónica con miras a migrar paulatinamente a ellas debido a la implementación que el INE ha hecho.
Sin duda, al ser un mecanismo mediante el cual se reciben y cuentan de manera electrónica los votos de la ciudadanía a través de un sistema que registra de forma automática el total de votantes y los votos que cada partido y candidatura obtenga, agiliza el proceso de votación, ayuda en los tiempos al cierre de la casilla y ahorra en el gasto de papel; con la obligación de revisar el modelo de operación, verificar los estándares de seguridad y el plan de continuidad para cualquier imprevisto.
Con esta implementación en el Estado de México nos situamos en la modernidad de hacer elecciones, muestra clara de que ¡no todo tiene que ser como siempre se ha hecho!