/ lunes 2 de enero de 2023

Otra Mirada | Sin mujeres no hay democracia  

En temas como el respeto y garantía de los derechos humanos de nosotras las mujeres, el Estado de México tiene un gran déficit, tanto en el ámbito privado en donde existe un alto índice de violaciones y transgresiones graves a las mujeres en sus propios hogares como en el público, donde la igualdad de condiciones para que las mujeres compitan para arribar a cargos públicos sigue estando plagada de barreras que eliminar.

La entidad mexiquense tiene una lista nominal de más de 12.5 millones de personas de las cuales el 51.2% somos mujeres con derecho de votar y ser votadas en la próxima elección para renovar la gubernatura.

Históricamente el Estado de México nunca ha sido gobernado por una mujer, desde la llegada de Isidro Fabela en 1942 y hasta 2022 son hombres quienes han detentado este cargo.

Un texto publicado por el Colegio de México refiere que la elite de este grupo de políticos [hombres] lograron esa estabilidad gracias a la denominada “familia revolucionaria”, una familia basada en un sistema patriarcal cuyo único movil era el interés material de ascender, conseguir poder y dinero, un conjunto de individuos que al igual que las mafias y pandillas ejercían una férrea disciplina basada en el terror y las ganancias.

Actualmente a pesar de ser poco más de 6 millones, las mujeres mexiquenses aún no estamos representadas con igualdad en los Ayuntamientos ya que, actualmente sólo 47 mujeres son presidentas municipales de los 125 municipios (37.6%) en contraste con los 78 hombres que arribaron a este cargo (62.4%).

Los avances son aún insuficientes, del total de sindicaturas 136 son ocupadas por mujeres y 49 por hombres, pero en las regidurías de 966, las mujeres ocupan 448 y los hombres 518.

En la Cámara de Diputados solo una mujer de 37 forma parte de la Junta de Coordinación Política y nunca ha sido designada una mujer como Secretaria de Gobierno.

Las mujeres siguen ocupando posiciones inferiores y eso hay que dejarlo claro, sobre todo para quienes dan respuestas simplistas como: “pues la ciudadanía no quiere votar por las mujeres o las mujeres prefieren participar en cargos de menor responsabilidad, lo cual es falso.

Sí, existen temas que atender y cumplir a cabalidad como los refiere la Convención Belem Do Para y son: el combate y erradicación de los estereotipos, los prejuicios, costumbres y todo tipo de prácticas que se basan en la premisa de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los géneros, los papeles estereotipados para el hombre y la mujer que legitimizan o exacerban la violencia contra la mujer.

Toda mujer mexiquense tiene derecho a una vida libre de violencia en el ámbito público y en el privado, derecho a tener igualdad de acceso a las funciones públicas incluyendo la toma de decisiones.

Habrá que prestar atención al proceso electoral que inicia el miércoles 4, sin duda las mujeres tendremos un papel relevante.

En temas como el respeto y garantía de los derechos humanos de nosotras las mujeres, el Estado de México tiene un gran déficit, tanto en el ámbito privado en donde existe un alto índice de violaciones y transgresiones graves a las mujeres en sus propios hogares como en el público, donde la igualdad de condiciones para que las mujeres compitan para arribar a cargos públicos sigue estando plagada de barreras que eliminar.

La entidad mexiquense tiene una lista nominal de más de 12.5 millones de personas de las cuales el 51.2% somos mujeres con derecho de votar y ser votadas en la próxima elección para renovar la gubernatura.

Históricamente el Estado de México nunca ha sido gobernado por una mujer, desde la llegada de Isidro Fabela en 1942 y hasta 2022 son hombres quienes han detentado este cargo.

Un texto publicado por el Colegio de México refiere que la elite de este grupo de políticos [hombres] lograron esa estabilidad gracias a la denominada “familia revolucionaria”, una familia basada en un sistema patriarcal cuyo único movil era el interés material de ascender, conseguir poder y dinero, un conjunto de individuos que al igual que las mafias y pandillas ejercían una férrea disciplina basada en el terror y las ganancias.

Actualmente a pesar de ser poco más de 6 millones, las mujeres mexiquenses aún no estamos representadas con igualdad en los Ayuntamientos ya que, actualmente sólo 47 mujeres son presidentas municipales de los 125 municipios (37.6%) en contraste con los 78 hombres que arribaron a este cargo (62.4%).

Los avances son aún insuficientes, del total de sindicaturas 136 son ocupadas por mujeres y 49 por hombres, pero en las regidurías de 966, las mujeres ocupan 448 y los hombres 518.

En la Cámara de Diputados solo una mujer de 37 forma parte de la Junta de Coordinación Política y nunca ha sido designada una mujer como Secretaria de Gobierno.

Las mujeres siguen ocupando posiciones inferiores y eso hay que dejarlo claro, sobre todo para quienes dan respuestas simplistas como: “pues la ciudadanía no quiere votar por las mujeres o las mujeres prefieren participar en cargos de menor responsabilidad, lo cual es falso.

Sí, existen temas que atender y cumplir a cabalidad como los refiere la Convención Belem Do Para y son: el combate y erradicación de los estereotipos, los prejuicios, costumbres y todo tipo de prácticas que se basan en la premisa de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los géneros, los papeles estereotipados para el hombre y la mujer que legitimizan o exacerban la violencia contra la mujer.

Toda mujer mexiquense tiene derecho a una vida libre de violencia en el ámbito público y en el privado, derecho a tener igualdad de acceso a las funciones públicas incluyendo la toma de decisiones.

Habrá que prestar atención al proceso electoral que inicia el miércoles 4, sin duda las mujeres tendremos un papel relevante.