/ viernes 31 de mayo de 2024

Pensamiento Universitario | A votar

El domingo 2 de junio será una fecha muy importante para el país, pues se llevará a cabo la jornada electoral donde se habrán de designar al próximo titular del ejecutivo federal, las y los integrantes del Congreso, nueve gubernaturas, la Jefatura de Gobierno de la CDMX y miles de cargos más.

Los candidatos a ocupar la máxima posición política son tres: las señoras Xóchitl Gálvez Ruiz y Claudia Sheinbaum, y el señor Jorge Álvarez Máynez, aunque las dos primeras encabezan las preferencias, según la mayoría de las encuestas publicadas.

Durante las campañas de promoción han expuesto ideas, propuestas y programas, y desde luego han ofrecido atender las necesidades de los distintos sectores, si bien debe destacarse que la primera ha reiterado su compromiso del cambio inmediato de muchas cosas, y la segunda mantiene su posición de seguir la línea marcada por el actual régimen. En consecuencia, la ciudadanía está obligada a honrar la democracia, en el sentido de participar activamente y emitir su voto, libre y secreto, por quien considere la mejor opción; pero también, a exigirle a las autoridades estar a la altura de las circunstancias, a fin de garantizar una jornada en las condiciones idóneas de paz, legalidad e independencia.

En momentos de tanta trascendencia lo deseable es fortalecer este ejercicio, con la convicción de hacer valer los derechos constitucionales, fomentar el pluralismo y darle certeza al proceso, a partir de una intervención racional y debidamente informada. Cuando las personas deciden tomar distancia de este tipo de acontecimientos, por desgracia algo muy arraigado en un alto porcentaje de la población, se presenta el indeseable fenómeno del abstencionismo, cuyos efectos abren la posibilidad de tener gobiernos poco representativos y de escasa legitimidad, casi siempre alejados de los legítimos intereses de los grupos vulnerables, víctimas preferidas del perverso asistencialismo.

Desde luego, la influencia de la educación es fundamental, pues si ésta no se tiene en el nivel adecuado, existe un mayor riesgo de que sobrevengan el conformismo y la apatía de la gente ante las causas de beneficio social, al no dimensionar las consecuencias de tal conducta. Por eso, con el apoyo de diferentes estrategias, en los países de avanzada se ha procurado generar las competencias cívicas suficientes, basadas en el conocimiento de los valores fundamentales, sin depender de los procesos verticales, ni de los estrictamente formales, relativos al aumento de normas y controles, junto con la creación de más burocracias.

En el caso de los jóvenes, adquirir la calidad de ciudadano no se limita al simple hecho de obtener una credencial de elector. Es reconocerse como factor importante de la estructura comunitaria, de asumir responsabilidades e involucrarse en la construcción de un entorno favorable en lo personal, familiar y colectivo. En su cabal interpretación, la política es un quehacer orientado a fortalecer la democracia y los conceptos asociados de justicia y respeto a la dignidad humana; de erradicar la discriminación y consolidar entre las personas el comportamiento ético y la lucha permanente en contra de esa terrible enfermedad, donde se combinan corrupción, impunidad y nepotismo.

En resumen, la votación consciente de la ciudadanía es la verdadera esperanza del cambio pacífico, de modernizar liderazgos e impulsar el funcionamiento correcto de las instituciones. La libertad del individuo debe ser ejercida de manera razonada, sin resignarse a quedar con esa cualidad atrofiada, y mucho menos esperar soluciones mágicas, si se les permite a otros decidir sobre el propio futuro.

Ingeniero civil, profesor de tiempo completo en la UAEM.

juancuencadiaz@hotmail.com