Del 4 al 12 de octubre se lleva a cabo la décima edición de la Feria Internacional del Libro Estado de México 2024, en el Centro de Convenciones Edomex, ubicado en la ciudad de Toluca.
Los organizadores han invitado a editoriales, escritores y público en general, a vivir experiencias valiosas a través de los libros y de las actividades artísticas programadas. Con el propósito de fomentar el hábito de la lectura, entre los eventos destacan la presentación de diversas obras, talleres, ponencias y conferencias magistrales.
Nuestro país enfrenta numerosos problemas, y sin duda uno de los más graves es el relacionado con el tema educativo, donde los indicadores en contra son altamente preocupantes. Esto repercute en una serie de desventajas, como lo es la falta del gusto o el rechazo a la buena lectura, cuyos beneficios en los modelos de pensamiento y conducta han sido ampliamente comprobados, desde el momento en que leer modifica la organización del cerebro, incrementa la capacidad de pensar, sentir, deducir y comprender, favoreciendo la evolución intelectual del individuo.
En una nación con más de 130 millones de habitantes, en lo absoluto resulta halagador tener estadísticas del tipo de las patrocinadas por organismos oficiales o particulares, uno de estos la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, en las cuales se continúa reportando un promedio de menos de tres libros leídos al año por persona, y millones de mexicanos desinteresados en hacer uso de una biblioteca o en visitar una librería. Tan lamentable situación es prueba fehaciente de una triste realidad, y permite entender el porqué de los altos niveles de ignorancia e inconsciencia de la descomposición social, al no contar con una población demandante de mejores condiciones de vida, mayoritariamente crítica, pensante y sensible; más justa y solidaria, y nada dócil ante los reiterados abusos del poder.
En los integrantes de una familia, y en un amplio sector de las y los maestros de los ciclos básicos, la costumbre de no leer se reproduce sin remedio en niños y adolescentes. Incluso, en el ámbito universitario, en la política y en los cargos públicos, por este defecto se ha dejado de identificar un auténtico progreso de la cultura, de los valores y del saber genuino, y en cambio predomina la burda simulación, con la supuesta adquisición del conocimiento únicamente como capital curricular; es decir, evidenciado en forma de cartones de licenciaturas, maestrías y doctorados, adquiridos sólo con la finalidad de posibilitar el ascenso dentro de las estructuras académicas o burocráticas, sin que eso garantice una efectiva superioridad de aptitudes.
Por otra parte, en una sociedad donde el éxito individual va de acuerdo con la capacidad de consumo y la acumulación de bienes, para muchos el ser lector es sinónimo de perder el tiempo, y puede hasta constituir una desviación indeseable del buen camino de ser productivos.
El panorama empeora con la invasión de las nuevas tecnologías, cuando las personas las adoptan casi de manera compulsiva, hasta convertirlas en parte esencial de su existencia. Contrario al efecto de leer un buen libro, esas máquinas, según se ha demostrado, dividen la atención, fomentan la lectura somera, el pensamiento apresurado, distraído y superficial, afectándose así la habilidad de pensar profunda y creativamente.
Más allá de la demagogia oficial, lo deseable es que la FILEM 2024 cumpla con las expectativas de lograr adeptos a la literatura de calidad, sobre todo entre esos jóvenes hoy convertidos en hábiles usuarios de la informática, pero también en espectadores resignados ante los cada vez más inteligentes dispositivos electrónicos.
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Ingeniero civil, profesor de tiempo completo en la UAEM.