En las últimas semanas se conocieron tres buenas noticias, relacionadas con el brillante desempeño de jóvenes estudiantes mexicanos en el extranjero.
En un caso, los participantes de grado preuniversitario alcanzaron un resultado histórico, al obtener una medalla de oro, tres de plata y dos de bronce en la 64 Olimpiada Internacional de Matemáticas celebrada en Japón, con lo cual el grupo fue el mejor en Hispanoamérica, al ubicarse en el lugar 14 del ranking de la justa, entre más de cien países. En el otro, cuatro chicos, de entre 14 y 15 años, consiguieron tres medallas de oro y una de plata, para ganar así el primer lugar en la 25 Olimpiada Matemática de Centroamérica y del Caribe, llevada a cabo en El Salvador. La UNAM también tuvo presencia, con las medallas de bronce de dos de sus alumnos, en la 30 Competencia Internacional de Matemáticas realizada en Bulgaria.
Como lo prueban diferentes indicadores, en un alto porcentaje del alumnado las deficiencias en esta asignatura son preocupantes, y eso representa un problema estructural de primer orden, cuyas consecuencias se observan en generaciones completas, sobre todo cuando se trata de integrar correctamente los procesos de pensamiento. Al respecto, el desinterés de autoridades y docentes ha sido tradicional, y en buena medida eso explica el porqué del raquítico progreso logrado en los temas de ciencia y tecnología, pues el repudio a la materia y lo escaso de los aprendizajes se constituyen en factores determinantes al momento de elegir una profesión.
No obstante, en algunas instituciones se han preocupado por dar respuestas positivas, y eso se ha traducido en mejorar planes y programas de estudio, en capacitar al profesorado y realizar tareas de la enseñanza activa, encauzadas a motivar, fomentar el espíritu crítico y fortalecer el razonamiento lógico. En esos lugares, niños y jóvenes adquieren habilidades superiores, y muchos de ellos han dejado constancia de su talento en competencias nacionales e internacionales, al ocupar los primeros lugares.
Lamentablemente, los afanes destructivos del actual gobierno federal insisten en manifestarse, ahora en la educación del nivel básico, con la imposición de los nuevos libros de texto, ilegales de origen por no respetar el procedimiento establecido por la ley en su elaboración, donde destacan, entre otros, los errores conceptuales y didácticos, lo inconexo, el lenguaje inadecuado, lo insuficiente de los conocimientos en ciencias exactas y lo absurdo y obsoleto de la propuesta ideológica.
En lo relativo a matemáticas la situación es también un desastre, pues los autores, al considerarla neoliberal, decidieron integrar en los mencionados textos únicamente ciertos temas, de manera informativa y sin darles secuencia; es decir, sin tomar en cuenta que la materia requiere de una sucesión ordenada y lógica de los aprendizajes, de actividades graduales y de ejercicios específicos, orientados a reafirmar las aptitudes mentales de los pequeños.
En una nación moderna es obligado aceptar las enormes ventajas de potenciar el pensamiento matemático desde edades tempranas, con cuyo aporte la humanidad ha logrado comprender el mundo físico, transformar el medio y satisfacer las múltiples y crecientes necesidades. Si se permite este retroceso, el daño al intelecto de las futuras generaciones de mexicanos será enorme, y seguramente se habrá de ampliar y fortalecer el infame propósito de tener una sociedad dominada por la ignorancia, la incultura, el fanatismo y el rechazo a la democracia.
Ingeniero civil, profesor de tiempo completo en la UAEMex.