La aglomeración registrada en los Portales durante la Feria del Alfeñique fue el aviso de lo que podía suceder en la mansión de los muertos si se abrían las puertas a la visita masiva, en algunos casos con velación nocturna, con claro riesgo de contagio en la segunda ola de la pandemia.
Nadie sabe con precisión cuándo se iniciaron los ritos fúnebres en el territorio que hoy ocupa nuestro país, pero existen evidencias de que en el mundo prehispánico se alentaba la creencia, hasta hoy vigente, de que la comunicación después de la muerte es posible y ocurre precisamente en los primeros días de noviembre.
En muchos hogares se conserva todavía la costumbre de colocar una ofrenda, o encender por lo menos una veladora para que los fieles difuntos, al volver a casa, no encuentren tinieblas, sino una vereda con pétalos de cempasúchil que les muestre el camino.
Esta vez, la costumbre se redujo al interior de las casas debido a la prohibición de reunirse y celebrar en conjunto, como suele hacerse, la fiesta de los muertos.
En los puestos tradicionales de dulces de temporada, dentro y fuera de los portales ya se había visto que no es fácil contener a la multitud que desea participar en una fiesta que prácticamente forma parte de la educación familiar.
La enfermedad que hoy flagela al mundo hizo que en la vida de los mexicanos se produjeran cambios como los que ya han afectado a diversas actividades y que bien haríamos en verlos con naturalidad debido a que no existen opciones.
Ya tuvimos unas fiestas patrias disminuidas en cuanto a euforia y alegría popular; no fue posible presenciar el bullicio del regreso a clases en el inicio de un nuevo ciclo escolar; la fiesta de los muertos decayó ante la imposibilidad de llevar flores a las tumbas; en este noviembre se espera organizar el Buen Fin, promoción creada para fortalecer a los negocios con una fuerte inyección de dinero que tal vez alcance iguales dimensiones de los años anteriores, aunque es de dudarse; y para rematar, las festividades de fin de año que pueden verse igualmente afectadas.
Lo que suceda en los últimos dos meses del año de la pandemia que hoy comienzan tal vez nos dé la pauta de lo que razonablemente podemos esperar para el 2021.