Cuando una persona es aceptada, con reconocimiento generalizado al anunciarse su nueva responsabilidad en el sector público, o privado, bien sea, religioso, o educativo, cuando sus méritos son puestos de manifiesto. Y al contrario, cuando no es aceptada, por más influencias, por más que se trate de maquillarlos y hacer aparecer como la mas o el mas indicado para ocupar alguna responsabilidad.
La aceptación aparece no solo cuando se le señala la experiencia, o se dice “que viene desde abajo”, no es solo eso, sino que, al mencionarse los diferentes cargos, se presenta también el resultado de cada tarea publica o privada. Eso es experiencia positiva, la que se necesita siempre.
La persona es aceptada por la generalidad de involucrados y de la opinión publica cuando sabe trabajar con diferentes compañeros, que al reconocer sus conocimientos y actitud humana “se los ha sabido ganar”, y muestra liderazgo, en esos casos no se fijan en la apariencia física, o “detalles sin importancia”, vale más la experiencia, el conocimiento, el trato, los resultados, Se gana el respeto cuando esta identificada con la institución a la que sirve, y ha servido por años.
Que diferencia cuando llega un recomendado, una persona no solo que no es conocida, porque puede suceder que solo sea conocida por quien la recomienda y tenga intereses personales o de grupo. Seguramente esa persona recomendada no tiene idea de adonde va a llegar (Hay ocasione que hasta se equivocan de la ubicación física del inmueble en donde estarán sus oficinas), menos de las tareas que tiene que desempeñar, lo que ocasiona que se pierda tiempo, recursos, y se dediquen solo a cambiar de compañeros de trabajo y poner a sus incondicionales, abusando del poder temporal que les da el cargo.
Hay que tener mucho cuidado, al hacer los nombramientos, sobre todo en tareas de alta responsabilidad, porque, aunque se trate de aparentar aceptación al nuevo funcionario, o responsable, desde el principio va a tener que luchar con la falta de reconocimiento real de la institución.
Estamos precisamente en esa época a nivel federal, y la opinión publica ha sido muy clara, cuando se trata el nombramiento de una persona recomendada, sin experiencia y resultados, inclusive que no tiene buenos recedentes, no solo él o la que la nombra se desprestigia, sino que va a tener problemas de toda índole durante su gestión.
O, al contrario, como es el caso de aceptación publica, con el recién nombramiento a la primera mujer que va hacerse cargo de una gran empresa publica y que es reconocida por su experiencia y trabajo.