El exalcalde de Toluca, Raymundo “N” (se debe mantener esta nomenclatura pues el proceso en su contra continúa) abandonó las instalaciones del penal de Santiaguito luego de que una juez de control evaluara la situación del caso y le concediera el derecho a llevar su defensa en libertad, este hecho podría modificar algunas cosas para el ambiente político-electoral de la capital mexiquense, de varios partidos e incluso de diversos actores estatales, aún después del 2 de junio.
De inicio, y según distintas fuentes jurídicas consultadas, no habría ningún impedimento legal para que el exalcalde de Toluca pudiera participar en el proceso que, en su caso sería de reelección, y aunque sus posibilidades de ganar parecerían no ser las mejores debido al desgaste de su imagen en los últimos meses y a que el cambio de medida cautelar a arresto domiciliario solo le permite estar en el lugar registrado ante la juez de control y moverse al médico y a la casa de la mamá del exalcalde, lo que le impediría, a su vez, hacer campaña política en el territorio municipal; implica, evidentemente, una gran desventaja.
Pero lo cierto también es que en estos tres años de gobierno ha logrado hacer crecer la estructura política con la que contaba antes de llegar a la alcaldía de la capital mexiquense, misma que pensaba utilizar con fines electorales para su reelección; un grupo de personas que, pese a todo, le siguen siendo fieles. Muestra de ello es que la noche del 26 de marzo pasado un grupo de civiles acudió al penal de Santiaguito, en Almoloya de Juárez, para cubrirle el rostro al exalcalde y escoltarlo haciéndole una valla humana hasta el vehículo en donde lo esperaban sus familiares.
Es poco probable (aunque, legalmente, no imposible) que el PRI vaya a darle la candidatura de Toluca al exalcalde para que busque la reelección sabiendo que sus posibilidades de triunfo se complicarían por las condiciones del arraigo domiciliario y en el entendido de que el escenario político-electoral de la capital mexiquense se encuentra en un entrampe en el que la decisión de los candidatos (hombres por el lado de Morena y mujeres por el lado de los tricolores) podría ser determinante para que la balanza se incline hacia uno u otro lado pues, estadísticamente hablando, la elección se encuentran, en este momento, en un empate técnico que se destrabará (o no) con la definición de los candidatos.
Raymundo “N” deberá concentrarse, entonces, en resolver su situación legal, principalmente porque la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) impugnará, en el transcurso de este día y a más tardar mañana, la resolución de la jueza de control que el pasado 25 de marzo cambió la prisión preventiva por el arresto domiciliario dado que hay elementos para dudar de los criterios tomados en cuenta para tomar dicha decisión.
La situación no es sencilla, los abogados consultados para entender esta situación tienen opiniones dispares respecto a la resolución del cambio de la medida cautelar; por un lado hay quienes consideran que la evasión en la que incurrió no es, en estricto sentido, una fuga porque en realidad nunca fue detenido, en este caso, el especialista comenta que es una práctica común entre abogados “desaparecer” a su defendido hasta poder tramitarle un amparo que lo proteja de la acción legal, tal como ocurrió con Raymundo “N”, y que por eso no se cumple el tecnicismo de considerarlo como una fuga.
Por otro lado, otro conocedor de la ley señala que la evasión durante 55 días del exalcalde debió ser motivo más que suficiente para que no se le permitiera contar con el arresto domiciliario dado que existe una gran posibilidad de que vuelva ocurrir; además de que los criterios que consideró la jueza en la primera audiencia, uno de ellos precisamente relacionado con la evasión de la justicia y el segundo referente a que el delito habría ocurrido mientras ocupaba un cargo público, no han cambiado en absoluto por lo cual la juzgadora estaría teniendo dos criterios completamente distintos para una misma situación.
Así que mientras el proceso en lo legal no tenga decisiones definitivas, el exalcalde tendría que estar más ocupado en mantener su libertad, aunque sea provisional, que en la pelea política pero eso no quita que se desentienda de todo del asunto y que; además, una vez pasado su proceso, y en caso de obtener su sentencia absolutoria, se reintegre a la vida política de la entidad y lo haga ya no desde las filas del partido que le ha dado la espalda y lo ha negado más de tres veces a lo largo de toda la situación que ha enfrentado en su entorno personal.
Entonces, el que no participe activamente este 2 de junio próximo en el proceso electoral no significa que no mantenga sus piezas en el tablero e, incluso, que no las mueva según sus futuras conveniencias. Esto hace que sea poco probable que el exalcalde vaya a apoyar a aquellos que le dieron la espalda, lo negaron e incluso piense que le hayan podido jugar en contra para afectarlo y aprovechar la situación en que se encontraba.
En estricto sentido, el PRI podría estarse olvidando por completo de que la estructura político-electoral de Raymundo “N” vaya a sumarse a cualquiera de sus posibles candidatas; más aún cuando una de ellas ha reconocido públicamente que la situación legal del exalcalde les impactará de manera negativa mientras que la otra, de plano, se deslindó por completo de su relación, reconociendo que ha sido uno de muchos con los que ha trabajado.
Del otro lado, también ha corrido el rumor de que se ha presionado desde una oficina de Lerdo 300 para que el exalcalde se mantenga en prisión, y aunque la gobernadora Delfina Gómez ha declarado públicamente que no se trata de una persecución política, los dedos acusadores apuntan a una oficina al lado de la mandataria estatal. Verdad o política-ficción, lo cierto es que la estructura del exalcalde no apoyará tampoco a los contras priístas si el candidato del oficialismo pertenece (directa o indirectamente) a este grupo.
Así que la “tercera vía” para Raymundo “N” y su grupo podría estar en las filas de quien lo catapultó en su carrera política y trabaja arduamente por hacerse del control del Partido Verde: Eruviel Ávila. Así las cosas y ante la amenaza de ruptura de la alianza entre los verdes y los morenistas, la estructura política del exalcalde quedaría al servicio de quien en este partido surja como aspirante y que no haya actuado en su contra en los últimos meses.
Incluso si la coalición sobrevive y la candidatura se define por un morenista, este deberá acudir en visita a la casa de arresto para negociar un apoyo que podría significar el triunfo en las urnas el 2 de junio próximo en la capital mexiquense. Muchas posibilidades en torno a una no tan simple decisión de la jueza de control que, sin saberlo o entenderlo, ha modificado todo el panorama político electoral de la capital mexiquense y abrió algunas puertas para futuras decisiones respecto a actores que en su ambición política están abriendo frentes de conflicto político como si fueran cajas de chocolates.