Entre los graves errores y omisiones que ha venido cometiendo el gobierno federal para afrontar la crisis del coronavirus, existe un gran acierto que, por su importancia, es justo reconocerlo: el de la educación.
Las decisiones que ha tomado la Secretaría de Educación Pública, a mi juicio, han sido acertadas y oportunas: apenas tres días después de que la OMS declarara la pandemia del coronavirus, el 11 de marzo, y ocho días antes de que México reconociera haber entrado en la Fase 2, el 23 del mismo mes, y mucho antes de que Consejo de Salubridad General declarara la Emergencia Sanitaria, el 30 de marzo también, la SEP anunció, que las clases de educación básica se suspenderían del 20 de marzo al 20 de abril, adelantando, para ello, las vacaciones de Semana Santa y adicionando dos semanas más.
La oportunidad con que lo hizo, evitó que los centros escolares, donde a diario se entrecruzan miles de alumnos, maestros y padres de familia, se convirtieran en focos transmisores del coronavirus, diez veces más letal, según los expertos, que la gripe A (H1N1) de 2009.
Ahora que nuestro país está por dejar la fase 2 y entrar en la fase 3, en cuyo periodo la pandemia del Covid-19 estará en su nivel más alto, y se tomarán medidas más drásticas, la SEP, con toda oportunidad, a cinco días de que concluya el periodo de la suspensión en la que aún se encuentra el Sistema Escolar, ha dado a conocer que “los niños regresarán a clases, pero en su casa”. El día en que su titular, Esteban Moctezuma, lo anunció, precisó todo: el programa se llama “Aprende en Casa”; inicia el día 20 de abril y concluye hasta en tanto haya las condiciones para que los niños regresen a sus centros escolares; los contenidos del programa escolar están ligados con los de los libros de texto gratuito.
Informó de los horarios: para Preescolar y Primaria, las clases serán de las 9.00 a las 12.00 horas. Se incluye además una clase de inglés, de las 12.00 a las 12.30 horas; y para Secundaria, de las 8.00 a las 11.00 horas.
Y para que no quedara duda alguna, agregó que las actividades se desarrollarán en familia –pues es de suponerse que los miembros de la familia continuarán en casa-, lo que da oportunidad a que cualquiera de sus integrantes, sea el papá, la mamá o alguno de los abuelos, se constituya en tutor de los niños. De esta manera, la SEP asegura que el ciclo escolar no se pierda.
Para concluir, reveló que la transmisión del programa se hará a través del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), de la Red de Radiodifusoras y Televisoras Educativas y Culturales de México, A. C., y del Canal 11. Cuando escuché esto último, me dije a mí mismo: “tenías razón, cuando te atreviste a calificar de errado, lo anunciado por el presidente López Obrador, en cuanto a que devolvería a las televisoras y radiodifusoras los tiempos oficiales, para que se repongan de las pérdidas que han tenido”.
Al repasar, una vez más, el programa “Aprende en Casa”, ahora que tengo tanto tiempo, no puedo dejar de pensar que, si gobernar es difícil, no lo sería tanto si el gobernante deja que sus colaboradores hagan lo suyo, como creo que fue el caso. De ahí, una convicción más que quiero compartir: un gobierno vale, no tanto por el titular que está en turno, sino por el equipo que supo conformar. Si cuenta con un buen equipo, todas las cosas salen bien.