Tenía más de 20 años de no ver a Humberto Portilla. Nos saludamos en el aeropuerto, me presumió a su nueva nieta. El orgullo de saberse abuelo le salía por los poros y allí nos pusimos a ver fotos de hijas, hijos y mis 8 nietos.
De estar abueleando pasamos a meditar el futuro del mundo y de México. Él, como contador, haciendo números y proyecciones y yo como comunicólogo y reportero analizando los problemas económicos políticos y sociales del país. ¿Adonde vamos? ¿Qué le espera a México? ¿Cuando no haya de donde sacar dinero para apalancar el populismo? y no haya trabajo y las empresas no encuentren como abaratar costos, sin bajar precios, ¿qué va a pasar? porque las empresas y los empresarios no quieren invertir en una Nación que no protege a sus inversionistas, los que generan empleos, pagan impuestos y proveen servicios.
Quizá, no nos toque ver la lucha diaria de nuestros nietos, pero a los hijos si los escuchamos y oramos para que les vaya bien.
Mientras charlábamos recordé cuando Beto, vendió algunas de sus posesiones de joven, para irse de viaje con el grupo “Viva la Gente”, igual que lo había hecho Manuel Zimbrón, uno recorrió Europa y otro Estados Unidos, dando un mensaje de amor, paz, convivencia, humanidad, armonía. Entonces podía uno viajar por el planeta con moderada seguridad, como lo hicieron Sergio Chapa y el mismísimo, Javier Rios, quien hoy pastorea una comunidad.
De mi parte, sin salir del país recorrí mochila al hombro la mayor parte de estados de la República, México, Jalisco, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Yucatán. De haber existido la alerta “Amber”, seguro hubiera sido cliente permanente de ella. Gracias a Dios y la paciencia de mis padres, fui dejando la aventura y sobreviví a mi adolescencia y juventud. Hoy viajar de aventones, es como jugar a la “ruleta rusa”, pareciera que hay ladrones, narcotraficantes, asesinos, secuestradores y tratantes de personas al por mayor, la inseguridad es el común denominador.
Cambiar la realidad que vivimos parece imposible, casi todo se ha corrompido, es una derrota humana, que pareciera condenarnos a vivir eternamente en la podredumbre, porque no hay otro camino, quién va a promover la honestidad y la justicia social como valores, cuando ambas se han convertido en banderas políticas repetidas en los discursos, pero negadas en la vida diaria y dicen que ser honesto, no deja dinero.
La humanidad necesita un golpe de timón en donde ser ladrón y corrupto no sean sinónimos de éxito y los malos y la maldad no sean más, sino la excepción.
Queremos un mejor México, pero no sabemos como influir para que las cosas cambien, porque una golondrina no hace verano y las cruzadas quijotescas se olvidan. Hace falta que millones de mexicanos y miles de millones de seres humanos obliguen a los líderes corruptos y sus gobiernos para que dejen el poder en mejores manos.
La pregunta sería: ¿Cómo saber cuales son las mejores manos, cuando hemos sido engañados cada seis años…? Alguien debe comenzar.
Pedro_gomez77@hotmail.com
Licenciado en Comunicación por la UAEM
Maestrando en Periodismo Político por la EPCSG