Derecho a un medio ambiente sano
La bióloga marina estadounidense, Rachel Carson, autora del texto Primavera Silenciosa y precursora de la conciencia ambiental, se preguntaba: “¿cómo pueden los seres inteligentes tratar de dominar… por un método que contamine todo lo que les rodea y les atraiga la amenaza de un mal e incluso de la muerte de su propia especie?”
Sus palabras despertaron la conciencia ambiental en la década de 1960, auspiciaron medidas e iniciativas a favor del cuidado del medio ambiente y antecedieron el impulso de instrumentos internacionales como la Declaración de Estocolmo, adoptada el 16 de junio de 1992, que estableció como primer principio el derecho fundamental de las personas a un medio ambiente de calidad para tener una vida digna y gozar de bienestar.
Los seres humanos estamos interconectados con el entorno, si lo dañamos, limitamos el acceso al disfrute de nuestros derechos humanos y afectamos nuestra humanidad.
Cuando hay desequilibrio ambiental se producen graves e irreparables violaciones a los derechos humanos, como la pérdida de la salud o de la vida, en el caso más extremo, por eso el ambiente sano es un derecho raíz de otros derechos humanos.
La alteración de la naturaleza también menoscaba el derecho al desarrollo, a la información, a la igualdad, a la participación social, al trabajo, a la educación, al saneamiento adecuado, a servicios básicos.
El derecho a un medio ambiente sano confirma la universalidad, indivisibilidad e interdependencia de los derechos, de ahí la urgencia de que el Estado mexicano plantee soluciones a los problemas que hoy vivimos, principalmente ocasionados por la contaminación atmosférica, del agua y del suelo.
En la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México trabajamos con la convicción de avanzar en la protección, promoción, investigación y capacitación en torno a este derecho que, al mismo tiempo, reclama deberes que involucran la acción consciente y comprometida de todos los habitantes del planeta; ello, en un círculo virtuoso, será la base para el equilibrio del planeta, del desarrollo del ser humano y de la sociedad.
Nos sumamos al exhorto emitido por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos a las autoridades de los tres órdenes de gobierno para poner en marcha las acciones y medidas pertinentes para atender los elevados índices de contaminación y mantener informada a la población a fin de que todas las personas puedan proteger su salud, especialmente los grupos vulnerables.
El equilibrio del medio que nos rodea no es azaroso, es nuestro deber conservarlo y gestionarlo con acciones concretas y específicas, eficientes y sin simulaciones.