/ miércoles 14 de agosto de 2024

Rompecabezas geopolítico | La competencia por los olímpicos (Parte 1)

Ha concluido los Juegos Olímpicos de París 2024. Unos juegos llenos de polémicas desde principio hasta su culminación, tal como en su ceremonia de inauguración donde fue tendencia el debate sobre la liberta de expresión y la inclusión.

También pudimos presenciar a Yusuf Dikeç, un atleta turco que fue militar y revolucionó las redes sociales por haber ganado la presea de plata en tiro con pistola desde los 10 metros de una forma peculiar. Otro momento que levantó polémica fue cuando la atleta refugiada Manizha Talash fue descalificada de la competencia de breaking B-Girl por usar una capa con las palabras Free Afghan Women.

Detrás de todo eso, es interesante cuestionarnos si realmente es rentable todavía para los países organizar unos juegos olímpicos o no.

Para ello, es importante regresarnos un poco en el tiempo, cuando en Beijing 2008, China se daría a conocer ante el mundo y se catapultaría al escenario internacional a través de una ceremonia de inauguración espectacular y sin precedente. Lo curioso es que, a partir de ahí, las cosas han cambiado, ya que Londres 2012 que supuestamente serviría para acrecentar y recuperar la influencia británica en el mundo, simplemente no llenó las expectativas.

Del mismo modo fue con Rio de Janeiro 2016, donde la corrupción y sobreexplotación laboral fueron los temas principales que borraron las cosas positivas del espíritu olímpico. Y no podemos dejar de lado a Tokio 2020, que fue opacado por el COVID-19.

Definitivamente los Juegos Olímpicos han sido históricamente un evento de prestigio que atrae la atención global, pero su rentabilidad financiera y su impacto económico a largo plazo han sido cuestionados en las últimas décadas. Organizar unos Juegos Olímpicos conlleva costos exorbitantes que incluyen la construcción de infraestructuras, mejoras en transporte y seguridad, y otros gastos operativos. A menudo, estos costos superan con creces las estimaciones iniciales, como se vio en los Juegos de Atenas 2004 y Sochi 2014, donde los presupuestos se dispararon. Los ingresos generados por la venta de derechos de transmisión, patrocinadores y entradas rara vez son suficientes para compensar estos gastos, lo que plantea dudas sobre la verdadera rentabilidad del evento para las ciudades anfitrionas.

Además de los costos financieros, el legado de las infraestructuras construidas para los Juegos es otro aspecto problemático. Muchas ciudades se encuentran con instalaciones deportivas subutilizadas o abandonadas después de los Juegos, lo que lleva a un mantenimiento costoso sin un retorno claro. Aunque en algunos casos, como Barcelona 1992, las inversiones en infraestructura han revitalizado partes de la ciudad y han generado beneficios a largo plazo, en otros casos los Juegos han dejado un legado de deuda y estructuras vacías, sin un impacto económico positivo sostenido.

Con lo anterior, ¿cree todavía que los juegos olímpicos son rentables? Le terminaré de contar en mi próximo artículo que no se lo puede perder.

YU CHEN CHENG es Maestro en Ciencias de Administración por la Universidad Marítima y Portuaria de México. Académico en el área de Bloques Regionales de la ESCA Unidad Santo Tomás del IPN y asociado del Programa de jóvenes del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (PjCOMEXI) Sígalo en X como @Chennie_tw

Ha concluido los Juegos Olímpicos de París 2024. Unos juegos llenos de polémicas desde principio hasta su culminación, tal como en su ceremonia de inauguración donde fue tendencia el debate sobre la liberta de expresión y la inclusión.

También pudimos presenciar a Yusuf Dikeç, un atleta turco que fue militar y revolucionó las redes sociales por haber ganado la presea de plata en tiro con pistola desde los 10 metros de una forma peculiar. Otro momento que levantó polémica fue cuando la atleta refugiada Manizha Talash fue descalificada de la competencia de breaking B-Girl por usar una capa con las palabras Free Afghan Women.

Detrás de todo eso, es interesante cuestionarnos si realmente es rentable todavía para los países organizar unos juegos olímpicos o no.

Para ello, es importante regresarnos un poco en el tiempo, cuando en Beijing 2008, China se daría a conocer ante el mundo y se catapultaría al escenario internacional a través de una ceremonia de inauguración espectacular y sin precedente. Lo curioso es que, a partir de ahí, las cosas han cambiado, ya que Londres 2012 que supuestamente serviría para acrecentar y recuperar la influencia británica en el mundo, simplemente no llenó las expectativas.

Del mismo modo fue con Rio de Janeiro 2016, donde la corrupción y sobreexplotación laboral fueron los temas principales que borraron las cosas positivas del espíritu olímpico. Y no podemos dejar de lado a Tokio 2020, que fue opacado por el COVID-19.

Definitivamente los Juegos Olímpicos han sido históricamente un evento de prestigio que atrae la atención global, pero su rentabilidad financiera y su impacto económico a largo plazo han sido cuestionados en las últimas décadas. Organizar unos Juegos Olímpicos conlleva costos exorbitantes que incluyen la construcción de infraestructuras, mejoras en transporte y seguridad, y otros gastos operativos. A menudo, estos costos superan con creces las estimaciones iniciales, como se vio en los Juegos de Atenas 2004 y Sochi 2014, donde los presupuestos se dispararon. Los ingresos generados por la venta de derechos de transmisión, patrocinadores y entradas rara vez son suficientes para compensar estos gastos, lo que plantea dudas sobre la verdadera rentabilidad del evento para las ciudades anfitrionas.

Además de los costos financieros, el legado de las infraestructuras construidas para los Juegos es otro aspecto problemático. Muchas ciudades se encuentran con instalaciones deportivas subutilizadas o abandonadas después de los Juegos, lo que lleva a un mantenimiento costoso sin un retorno claro. Aunque en algunos casos, como Barcelona 1992, las inversiones en infraestructura han revitalizado partes de la ciudad y han generado beneficios a largo plazo, en otros casos los Juegos han dejado un legado de deuda y estructuras vacías, sin un impacto económico positivo sostenido.

Con lo anterior, ¿cree todavía que los juegos olímpicos son rentables? Le terminaré de contar en mi próximo artículo que no se lo puede perder.

YU CHEN CHENG es Maestro en Ciencias de Administración por la Universidad Marítima y Portuaria de México. Académico en el área de Bloques Regionales de la ESCA Unidad Santo Tomás del IPN y asociado del Programa de jóvenes del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (PjCOMEXI) Sígalo en X como @Chennie_tw