El tiempo que dedicamos al ocio, por ejemplo cuando vemos una película, participamos en un videojuego o nos renimos con nuestros amigos, así como el que destinamos el autocuidado, que incluye, dormir, comer y el aseo personal tienen un valor esencial, porque influyen de manera determinante en nuestro bienestar físico y mental.
Si tenemos que dedicar mucho tiempo al empleo o a las actividades domésticas y de cuidados en el hogar, es posible que no tengamos tiempo para el ocio y el autocuidado. A esto se le llama tener privación o pobreza de tiempo.
La escasez de tiempo es un tema de mucha relevancia para México, pues se dedican muchas horas al trabajo productivo. De acuerdo con la OCDE, México tiene el porcentaje más alto de personas que trabajan 50 horas o más (27 %), por encima inclusive que Turquía (25 %) y Colombia (24 %).
Otra característica importante sobre el uso y la pobreza de tiempo en México es la división sexual del trabajo. Dados los roles y normas sociales de género, los cuales indican que las mujeres son las responsables del trabajo doméstico y de cuidados y que los hombres son los principales proveedores del hogar, hay una marcada diferencia en el tiempo que dedican hombres y mujeres a estas actividades.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo, las mujeres mayores de 15 años dedican 21.8 horas a la semana en promedio al trabajo productivo, 33.1 a las labores domésticas y 18.1 a las de cuidado. En contraste, los hombres destinan 44.1 horas al trabajo productivo, 11.4 al doméstico y 7.1 al cuidado.
Es evidente que las mujeres dedican mucho más tiempo a las actividades domésticas y de cuidados. Esta responsabilidad implica además que tengan menos tiempo para involucrarse en otros ámbitos, como el mercado laboral, el educativo y la participación política.
De esto resulta que una gran proporción de mexicanos y en mucho mayor medida, las mexicanas, tengamos pobreza de tiempo. Es fundamental darle el foco y revalorizar el tiempo que las personas dedican al ocio y autocuidado y que se generen programas y políticas para atender este problema.
Arlette Covarrubias Feregrino
Profesora-investigadora de El Colegio Mexiquense
acovarrubias@cmq.edu.mx
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