/ miércoles 13 de noviembre de 2024

Subrayando | La pluma y el cucharón

La poesía y la receta de cocina se mezclaron en la mente de Sor Juana Inés de la Cruz, en el siglo XVII. Apenas en el siglo XX se publicó por primera vez un manuscrito que recoge 36 recetas del claustro de San Jerónimo. La introducción y el autógrafo final son de sor Juana Inés de la Cruz.

Sor Juana vivió en el Claustro de San Jerónimo con cierta libertad. Si pudo de puño y letra copiar algunas recetas de cocina y permitirse halagar a los virreyes y algunas en silencio trabajar su intelecto par a después copiar con la pluma ideas con amistades, fue gracias al privilegio del apoyo virreinal y al privilegio de la celda y al tiempo que le permitió para desarrollar su inteligencia y sensibilidad.

Es claro que Sor Juana en algún momento hubo de menear el cucharon, elegir los sabores, entreverar ese placer terreno en la cocina, y al mismo tiempo que surgían nuevas recetas trabajar el intelecto para que después la pluma copiara las recetas o escribiera nuevos versos.

En la biblioteca de su abuelo, siendo todavía niña, y gustándole la lectura, conoció los misterios de las mezclas químicas de productos usados en las cocinas, y se intereso en aprender algunos de sus secretos, que después puso en práctica, cuando apartándola de los estudios y de las cosas profanas, en el convento la mandaban a la cocina, y ahí como ella misma lo dice en “la respuesta a sor Filotea”, documento en el se conocen algunos rasgos importantes de su vida, a manar de autobiografía, Sor Juana dice: Pues, ¿qué os pudiera contar, Señora, de los secretos naturales que he descubierto estando guisando?

Veo que un huevo se une y fríe en la manteca o aceite y, por contrario, se despedaza en el almíbar; ver que para que el azúcar se conserve fluida basta echarle una muy mínima parte de agua en que haya estado membrillo u otra fruta agria; ver que la yema y clara de un mismo huevo son tan contrarias, que en los unos, que sirven para el azúcar, sirve cada una de por sí y juntos no.

Por no cansaros con tantas frialdades que refiero para daros entera noticia de mi natural y ¿Qué podemos saber las mujeres, sino filosofías de cocina, bien dijo Lupercio Leonardo, ¿qué bien se puede filosofar y aderezar la cena? Y yo suelo decir viendo estas cosillas: Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito.

Algunas de las recetas que están en el recetario atribuido a Sor Juana Inés de la Cruz son: Torta de Arroz, turco de maíz cacahuazintle, Tlemole de Oaxaca, Manchamanteles, ate de coco, ate de cabecitas de negro, ate de mamay, hojaldrado, etcétera.

El libro de cocina no solo refleja la gastronomía barroca del siglo XVII sino la elección de la decima musa. La primera edición hecha para la asociación cultural para las zonas rurales de Tabasco, después fue la edición del instituto mexiquense de cultura y después de la editorial Clio.

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