Por primera vez una mujer es Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, ella va a representar a todos los mexicanos, hombres y mujeres, pero fundamentalmente a millones de mujeres, en el cargo más importante del Poder Ejecutivo.
Un cargo fácil, para los que piensan que van a poder mandar a una mujer, un ser débil, ignorante, sumiso. Pero un cargo difícil, para mostrar la entereza, la fuerza, la voluntad de servir, y no aprovecharse de la situación en beneficio propio.
Estamos viviendo una etapa nueva de la historia, ya no es, ni puede ser lo mismo, el ser débil, que se agacha y dobla la cabeza para obedecer el mandato de un hombre eso no puede existir en la figura de la jefa de estado (al menos eso esperamos las mexicanas).
Un cargo difícil, para no caer en la tentación de gobernar imitando gobiernos estériles, inútiles, para producir mayor desarrollo en igualdad de circunstancias para todos, estériles en acción congruente con las promesas y las necesidades de la mayoría.
Difícil, para la primera mujer presidenta de los millones de mexicanas, que entregan ahora su esperanza en que se van a resolver algunos de los problemas que ellas en especial están viviendo, pues, se piensa que la presidenta, por cuestión de genero conoce y se identifica con ellos.
Porque no solo las feministas estarán pendientes de su actuar, sino que recuerde que miles la van a juzgar sino las atiende. Si no abre las puertas a otras mujeres de todas las generaciones con su actuar.
Hoy, hay esperanza, porque hemos escuchado compromisos, falta que se concreten y para ello no solamente basta la voluntad y la palabra, es necesario también el presupuesto y resultados concretos y oportunos. Bastaría con ver si el presupuesto en salud (que es lo más importante), aumenta, porque en los últimos años han disminuido los recursos y el apoyo para la salud materno infantil.
Ahora hay menos recursos para: orientar y atender los embarazos no deseados, la planificación familiar, los embarazos de adolescentes, la muerte materna, la violencia obstétrica, la lactancia materna, las enfermedades del recién nacido, la detección oportuna del hipotiroidismo, los medicamentos para enfermedades catastróficas en menores y adultos, Eso solo es para tocar un solo tema, que desde luego compete a las familias, pero especialmente lo padecen las mujeres.
“Hasta no ver no creer”, pero ahora hay esperanza, ojalá estemos viviendo esa nueva era, esa era en donde la primera mujer con el cargo más importante y el poder para concretar la voluntad de los mexicanos no caiga en atender la misógina, ni atienda la tentación de escuchar solo a los que la rodean y padecen de “cortesanía”, o de los que fomentan la división y el odio entre los mexicanos.
Esperamos una gran convocatoria, por parte de la primera mujer presidenta, una convocatoria que nos una, en donde no haya privilegiados de ninguna naturaleza ni pobres, ni ricos, ni morenos, ni blancos, una Convocatoria para que todos los mexicanos seamos iguales, una convocatoria de unidad, eso esperamos, ojalá se concrete.
