/ miércoles 18 de septiembre de 2024

Subrayando | También, algunas de las mujeres politicas, son violentadas

Así lo demuestra, las 502 quejas, de mujeres que aspiraron a un cargo de elección popular, en las últimas elecciones de junio en este año. Ante el INE (Instituto nacional Electoral), estas fueron solo las registradas, pero existe una cantidad mayor de las que no se atrevieron a denunciar, por múltiples motivos. De las denuncias recibidas, se abrieron 177 procedimientos especiales sancionadores y otros casos se canalizaron a las autoridades locales correspondientes.

El tema de la violencia política contra las mujeres, es un tema relativamente reciente, ahora está más difundido, más explicado, más definido, aunque todavía no lo suficiente, porque la dimensión del problema no se ha concientizado. Cada una de las mujeres violentadas, tiene una historia de vergüenza, de dolor de humillación que ha vivido, a veces sin darse cuenta que ha sufrido violencia política.

Desde el momento en que presenta sus legitimas aspiraciones a un cargo de representación popular, recibe los primeros golpes violentos, golpes, que por repetirse durante años se consideran normales, y los tiene que recibir como naturales del proceso político. Lo primero es la manifestación de la aspiración, encuentra dificultad para solicitar una cita a la persona indicada, sobre todo si no tiene y (no se sabe), de algún “padrino” político, cuyas referencias le abren más fácil las puertas.

Después, su presencia física (parece mentira, pero es así), “si es flaca, gira, chaparra, alta, esta bien formada, bien arreglada,” todo eso a veces se suele preguntar antes de recibirla. También si tiene posibilidades económicas para sostener una campaña política, porque los partidos políticos, excepto el oficial, cada vez apoyan con menos recursos las campañas.

Disminuyen también las posibilidades de préstamos, de patrocinios, pues dudan (y mas hace unos años) que una mujer pueda ganar, por lo que el tema económico se vuelve muy difícil para una aspirante mujer, lo que induce a violencia contra la aspirante ( la humillan, diciéndole, “que mejor se vaya, que solo es una pobretona, y no interesa apoyarla”), eso me lo comento una aspirante, que por su tenacidad, (estuvo 3 meses en la sala de espera de la oficina del dirigente) logro que la registraran como candidata, y gano en su distrito electoral correspondiente.Se podrían contar numerosas historias de violencia política, llenas de insultos, de insinuaciones perversas, de intenciones de manipuleo, de robo de porcentajes de su sueldo, de abuso sexual, de amenazas, de intrigas, de falsedades, de ultrajes.

Que no se sacan al exterior por vergüenza, por desconocimiento, por sentimiento de impotencia, de inutilidad en el esfuerzo de la queja, por miedo a represalias desde “el congelamiento”, es decir arrinconarla, desaparecerla del plano político.

Estamos viviendo nuevas épocas, existe una esperanza en que las mujeres que llegan al poder político, lo ejerzan libremente, y conociendo las múltiples formas de violencia política (aunque sean de las privilegiadas de no haberlo padecido) ayuden a eliminar tan grave situación que todavía padecen muchas compañeras políticas.