Con motivo de la Fiesta de la Virgen del Carmen, se reunieron un grupo de amigas, dos festejaban su santo, una se llamaba María del Carmen y otra Carmen Lucia. Se acuerdan, dijo una de ellas: “Tan solo un tabique, nos hizo sentir, a un grupo de niñas de primaria, (de hace 70 años) “propietarias” del templo mayor, denominado “la Sabatina”, dedicado a la Virgen del Carmen en la ciudad de Mexico.
Cuando vivíamos en Mexico y éramos alumnas del colegio,” Rafael Rossi” (Col. Narvarte) dirigido por madres Carmelitas, (que, por cierto, algunas de las monjas eran alumnas de la Universidad Nacional de Mexico, en diferentes facultades).
Las otras señoras presentes en la reunión, que no pasaban de 6 exalumnas más o menos de la misma edad que la primera que hizo uso de la palabra, se sonrieron y otra, tomo la palabra “Se acuerdan cuando nos dijeron que cada una tendría que llevar un peso (de esa época), para comprar un tabique con el que se construiría la “Sabatina”, si, todas recordaron.
Otra de ellas, dijo:” yo cada vez que paso por las calles que rodean a el Templo, cerca de Chapultepec, me acuerdo y les digo a mis hijos y nietos, yo contribuí a la construcción de tan gran templo” Uno de mis nietos me pregunto ¿cuánto dinero te costó abuelita?, “porque está muy grande”,” no hijo solo di, un peso, pero me hicieron sentir las maestras que la obra se había hecho por mí”.
Una de las exalumnas, comento sobre la importancia de la acción, de la convicción, del valor que se le dio a una contribución simbólica, que además de marcar el recuerdo en sus vidas, hizo darle un gran valor a ese peso con el que contribuimos.
Siguió diciendo “una gran lección, para nuestras vidas y la de nuestras familias, nunca hay que menospreciar, el compartir lo poco o mucho que se tenga, y sobre todo valorar el orgullo, la satisfacción, hasta la felicidad que da a uno mismo, poder servir, ser útiles, sumar acciones de beneficio para muchos.”
Las amigas siguieron hablando, de muchos recuerdos relacionados con este mes de julio, en que los templos dedicados a la Virgen del Carmen están de fiesta, y acordaron reunirse, en otra ocasión para visitar la obra que sentían de ellas, “La Sabatina”, y ahí tocar un tabique, tal vez era el que ellas habían puesto para levantar tan importante templo Carmelita.