Quedan menos de tres semanas para que se lleve a cabo la elección de presidencias municipales, diputaciones locales y federales, senadurías además de la Presidencia de la República y eso significa que las respectivas campañas entrarán en una etapa bastante complicada porque, en la medida que se acerca el momento de la definición, los equipos se ponen más nerviosos y algunos comienzan a mostrar síntomas de desesperación que los llevan a cometer errores.
Aunque parece obvio, es necesario decir que las elecciones no son iguales entre un municipio y otro (incluso entre municipios y distritos) cada una tiene su propias características en función de los respectivos escenarios pero también de distintos factores culturales, sociales y políticos locales que influyen en la decisión popular y que se vuelven invisibles para quienes no habitan en ese lugar; no obstante, esto también implica distintos niveles y formas de llevar a cabo las campañas.
Numéricamente hablando, considerando solo las locales; en el Estado de México hay 737 campañas en proceso, 582 para presidencias municipales y 155 para diputados locales; cada una de ellas conlleva sus propias características; algunas contando con especialistas bien preparados y otras, las más, basándose en sus propios equipos que se han preparado con algunos “cursos relampago” que los propios partidos les han podido brindar a los candidatos.
Como resultado, en cada municipio se observan niveles muy diferentes de campañas políticas que van dede las viejas prácticas en las que la gente ya solo está a la espera de que les digan a cuánto el voto y cómo le van a hacer para el pago, hasta sitios donde los apoyos ciudadanos van en función de compromisos de trabajo para cumplir en los siguientes tres años.
En sus distintos niveles, los equipos en cuestión están echando mano de todos los recursos posibles a su alcance para tratar de convencer a los votantes de que no solo tienen posibilidades reales de triunfo sino, también, de que están en ese camino y que en la jornada del 2 de junio, con los respectivos apoyos, es probable obtener el triunfo.
No obstante, ya en el análisis completo, las cosas pueden ser distintas a como algunos lo han querido mostrar o plantear; empezando por el resultado de la definición de las candidaturas, un tema que en su momento fue mencionado pero que hoy destaca porque, al menos hasta el momento, no ha sido zanjado o solventado por la gran mayoría de los candidatos que, no obstante, han intentado dar vuelta a la página como si al hacerlo las cosas no existieran.
Por ejemplo, en el caso de Zinacantepec, ya mencionábamos que la definición de la candidatura de la oposición municipal, la de la coalición Sigamos Haciendo Historia por el Estado de México (Morena-PVEM-PT) no terminaba de convencer a todos los grupos locales y que, en consecuencia, la imposición había generado una profunda división que se mantiene y que ha llegado a tal nivel que la definición de dicha candidatura llegó a los tribunales donde se determinó recientemente que sea Gustavo Vargas y no Marco Antonio Reyes quien encabece dicha fórmula.
El conflicto no ha terminado con esa decisión y el PT ha manifestado que dicha sustitución es ilegal debido a que Gustavo Vargas es inelegible para la candidatura porque sobre su cabeza pesa una orden de aprehensión, situación que, dicen, obligará al partido a impugnar la sentencia del Tribunal Electoral del Estado de México (TEEM) que ordenó su inscripción como candidato. Sean peras o manzanas, la división entre los grupos parece ser un obstáculo insalvable para el objetivo de evitar el segundo periodo de Manuel Vilchis.
Algo similar ocurre en Almoloya de Juárez, en donde la decisión imponer al expresidente municipal, Adolfo Jonathan Solis Gómez “El Chiquillo” por el PVEM, terminó por decepcionar a los morenistas del municipio que, luego de intentar que su partido tomara el control de la elección y definiera un candidato propio, parecen haber decidido dar por perdida la presidencia ante Oscar Sánchez García, quien busca su segundo periodo al frente de la administración municipal.
Los morenistas de Almoloya de Juárez no están dispuestos a apoyar a Solis Gómez porque hay diferencias muy profundas con él generadas en sus tiempos como alcalde, incluso, en más de un evento los vecinos del municipio le han increpado por su falta de apoyo y por no cumplir con los compromisos adquiridos cuando fue alcalde por lo que todo apunta a su derrota en las urnas.
Toluca es otro municipio en el que la definición de la candidatura generó diferencias que parecen insalvables a unas cuantas semanas de la elección. En Morena Ricardo Moreno tuvo el tino y la sensibilidad para sentarse con quienes aspiraban a la candidatura y logró sumar fuerzas, pese a que, como en todo el estado, en el partido se olvidaron de las encuestas y la decisión llegó desde la cúpula, no obstante en la capital mexiquense supieron solucionar sus diferencias y hoy se muestran como un bloque unido.
La situación no es igual en la coalición Fuerza y Corazón por el Edoméx. Ya desde antes de la definición se advertía un impacto negativo con el anuncio de la incorporación de la estructura “del hijo exalcalde” Raymundo Martínez al partido verde y con la definición de la candidatura del joven Francisco Javier Rodríguez Albarrán por Movimiento Ciudadano; yerno del panista Juan Carlos Nuñez Armas, abre al menos la sospecha del apoyo de los blanquiazules para el candidato naranja.
La definición de Melissa Vargas como candidata significó la imposición de un grupo local que, por debajo del agua, estaba en contra de Paola Jiménez y que “en corto” se le llegó a llamar TUCOP (Todos Unidos Contra Paola); tras la definición de la candidatura, este grupo se olvidó de cerrar las heridas generadas y se enfocó en el siguiente paso; a eso se le suma el malestar de los habitantes de la zona norte de la capital mexiquense quienes acusan que la candidata jamás regresó a verlos cuando fue su diputada federal y, por lo tanto, no la apoyarán de nueva cuenta en esta elección.
Sin el apoyo de la zona norte y de la zona sur de la capital mexiquense y quitando la estructura de Nuñez Armas que estaría trabajando para su yerno y la de Raymundo Martínez (que está obligado a demostrarle a los morenistas que existe lealtad y compromiso con la marca) es difícil creer que en tres o cuatro días de campaña se haya dado vuelta a una tendencia de 8 puntos de ventaja; por el contrario, pinta para ser la repetición de una estrategia ya vista en la entidad en 2023, cuando quedó comprobado la supuesta cercanía en las encuestas no afecta la tendencia electoral real en lo absoluto.
Así las cosas; conforme el 2 de junio esté más cerca, habrá más casos para comentar como en Atizapán o Ecatepec, en donde las condiciones pintan para escenarios en los que las campaña subirán de intensidad o lo ocurrido en Metepec, en donde el intentar usar un tema de seguridad y darle tintes políticos, podría revertírsele seriamente al candidato de la oposición local, aunque eso se verá con el tiempo.