/ lunes 5 de agosto de 2024

To-Loca

Loca es una obra de 2017 escrita por Céline Delbecq ambientada en Bélgica que trata sobre la obsesión que se le genera a una mujer (Marta Mendes) al leer en los diarios sobre “la primera muerte conyugal” de ese año y todo lo que detona el darse cuenta de la cantidad de asesinatos de mujeres relacionadas con el maltrato intrafamiliar, actualmente la puesta en escena se encuentra en temporada en el Teatro de los Jaguares de Toluca y es una visita obligada para una sociedad como la nuestra tan impregnada de violencia.

La historia de Loca podría ser la de cualquier persona en México que se preocupe un poco por la situación de violencia contra la mujer que vivimos en nuestro país; incluye una crítica velada a los medios de comunicación que no informan de manera correcta sobre esos crímenes, la importancia del uso del lenguaje que invisibiliza el problema pero sobre todo la ligereza con que se trata la problemática que termina siendo de gran magnitud, la obra debería ser visita obligada para estudiantes y maestros de periodismo interesados en comprender la relevancia de informar correctamente sobre los temas sociales, sin lugar a dudas.

El montaje que ha realizado la Compañía Universitaria de Teatro es magistral, lejos del pretencioso esnobismo del “teatro cultural”, las actuaciones son precisas y directas; lejos de otros intentos en los que la asistencia se vuelve chocante al percibir el intento por convencer de algún tema o “educar” a la audiencia a través del regaño; Loca sensibiliza sobre la gravedad del problema que implican los feminicidios y la impotencia del personaje principal para tratar de hacer entender a quienes le rodean de que lo que está pasando es una tragedia de tal nivel que llega un punto en el que es imposible no sentir esa empatía.

La figura de autoridad en la obra recae en la imagen de un lejano y desinteresado rey Felipe de Bélgica a quien Marta Mendes escribe regularmente intentando generar su interés para que pueda dar solución a la problemática cada vez más alarmante; ante el desinterés, Marta decide hacer una lista con los nombres de todas las mujeres que han sido asesinadas desde ese día en que descubrió, por un lamentable uso de las palabras en un diario a “la primera” mujer asesinada de ese año.

Marta lleva una minuciosa y detallada lista porque, al darse cuenta que el rey no ha mostrado ningún interés en sus cartas, considera que lo único que puede hacer es guardar la memoria de todas y cada una de las víctimas, para que al menos no sean olvidadas; así el cuidado y manejo de la lista se le vuelve una obsesión incontrolable que preocupa a su hijo Eduardo, quien busca ayuda en el Doctor K para tratar de aliviar la obsesión de su madre.

Inevitable la analogía con la situación que se vive en México y en muchos otros países. La insensibilidad de múltiples autoridades que desvalorizan los feminicidios y los vuelven un caso más de un alista anónima que, por desinterés o incapacidad, sigue creciendo sin que existan sanciones ejemplares e, incluso, sin que haya detenidos en muchos de los casos.

Loca es una obra que deberían ver, sí o sí, todos aquellos involucrados en el tratamiento de casos de feminicidios pero también de violencia contra la mujer, los institutos de atención, la propia secretaría al mismo nivel que jóvenes y adolescentes que, de entender la gravedad del problemas, podrían también hacer un cambio social para evitar que este flagelo social siga creciendo.

Tristemente es aquí donde la obra enfrenta sus principales problemas. Por ejemplo, hace unos días el gobierno toluqueño comenzó con una campaña de “cero tolerancia” contra automóviles que se estacionan en el centro de la capital mexiquense; la severidad de la estrategia y la visión de blanco y negro de las autoridades que la ejecutan impacta de manera negativa a la cultura y el la exhibición de obras como Loca que podrían tener un impacto positivo a los toluqueños.

Resulta que el Teatro de los Jaguares no tiene un lugar de estacionamiento por lo que los asistentes, regularmente, dejan sus automóviles sobre la acera de enfrente, en la calle Valentín Gómez Farías, por múltiples razones pero quizás la más importante es la propia inseguridad de una zona que es ampliamente conocida por no ser el mejor sitio de la ciudad para caminar por las noches; pese a eso, la intolerancia del programa municipal que privilegia cuidar los lugares de estacionamiento por encima de la seguridad de las personas orilla a los interesado a decidir si vale la pena el riesgo de seguridad de caminar hasta un estacionamiento a varias cuadras, arriesgarse a una multa de tránsito o simplemente abandonar la idea de quedarse al teatro.

La desarticulación con que operan las dependencias hace completamente incongruente la acción municipal. Por un lado promocionando actividades culturales mientras que, por el otro, desincentivando el interés con medidas de blanco y negro en las que no hay espacio para entender el impacto sociocultural que pueden tener decisiones tomadas desde el escritorio.

¿Cómo sensibilizar a la sociedad toluqueña con una obra tan valiosa y bien ejecutada como Loca sobre la problemática de la violencia de género, su tratamiento en los medios y la insensibilidad política de las autoridades si los propios encargados de la seguridad y el tránsito le dan mayor prioridad a lo segundo que a la primera?

Un reclamo común de los habitantes de esta ciudad capital es que casi no hay actividades de calidad para realizar en fines de semana pero cuando las hay, son las propias autoridades municipales las encargadas de acabar con ellas al no entender o no interesarse en entender la relevancia y el impacto de decisiones como las que toman.

La obra se presenta de jueves a sábado a las 19:00 y los domingos a las 18:00 y, en lo personal, he sido testigo de cómo la acción municipal generó el desinterés de dos personas que pensaban acudir a verla y el riesgo en que se pudo haber puesto a una mujer de la tercera edad que acudió sola al teatro y que rengueando y con bastón en mano prefirió correr el riesgo de la multa que hacer frente a un posible delincuente en el camino de más de 200 metros al estacionamiento más cercano.

Loca retrata la insensibilidad de una autoridad lejana que simplemente no entiende por qué a una mujer le preocupan tanto los cada vez más comunes casos de agresiones contra mujeres y, al mismo tiempo, vive en su entorno la insensibilidad de una autoridad local para la que es más importante tener una cuadra “transitable” que la seguridad de quienes pudieran acudir a uno de los pocos entretenimientos de calidad que ofrece la ciudad. Insensibilidad e incongruencia que bien retratan y explican el por qué Toluca es más bien To-Loca.

Loca es una obra de 2017 escrita por Céline Delbecq ambientada en Bélgica que trata sobre la obsesión que se le genera a una mujer (Marta Mendes) al leer en los diarios sobre “la primera muerte conyugal” de ese año y todo lo que detona el darse cuenta de la cantidad de asesinatos de mujeres relacionadas con el maltrato intrafamiliar, actualmente la puesta en escena se encuentra en temporada en el Teatro de los Jaguares de Toluca y es una visita obligada para una sociedad como la nuestra tan impregnada de violencia.

La historia de Loca podría ser la de cualquier persona en México que se preocupe un poco por la situación de violencia contra la mujer que vivimos en nuestro país; incluye una crítica velada a los medios de comunicación que no informan de manera correcta sobre esos crímenes, la importancia del uso del lenguaje que invisibiliza el problema pero sobre todo la ligereza con que se trata la problemática que termina siendo de gran magnitud, la obra debería ser visita obligada para estudiantes y maestros de periodismo interesados en comprender la relevancia de informar correctamente sobre los temas sociales, sin lugar a dudas.

El montaje que ha realizado la Compañía Universitaria de Teatro es magistral, lejos del pretencioso esnobismo del “teatro cultural”, las actuaciones son precisas y directas; lejos de otros intentos en los que la asistencia se vuelve chocante al percibir el intento por convencer de algún tema o “educar” a la audiencia a través del regaño; Loca sensibiliza sobre la gravedad del problema que implican los feminicidios y la impotencia del personaje principal para tratar de hacer entender a quienes le rodean de que lo que está pasando es una tragedia de tal nivel que llega un punto en el que es imposible no sentir esa empatía.

La figura de autoridad en la obra recae en la imagen de un lejano y desinteresado rey Felipe de Bélgica a quien Marta Mendes escribe regularmente intentando generar su interés para que pueda dar solución a la problemática cada vez más alarmante; ante el desinterés, Marta decide hacer una lista con los nombres de todas las mujeres que han sido asesinadas desde ese día en que descubrió, por un lamentable uso de las palabras en un diario a “la primera” mujer asesinada de ese año.

Marta lleva una minuciosa y detallada lista porque, al darse cuenta que el rey no ha mostrado ningún interés en sus cartas, considera que lo único que puede hacer es guardar la memoria de todas y cada una de las víctimas, para que al menos no sean olvidadas; así el cuidado y manejo de la lista se le vuelve una obsesión incontrolable que preocupa a su hijo Eduardo, quien busca ayuda en el Doctor K para tratar de aliviar la obsesión de su madre.

Inevitable la analogía con la situación que se vive en México y en muchos otros países. La insensibilidad de múltiples autoridades que desvalorizan los feminicidios y los vuelven un caso más de un alista anónima que, por desinterés o incapacidad, sigue creciendo sin que existan sanciones ejemplares e, incluso, sin que haya detenidos en muchos de los casos.

Loca es una obra que deberían ver, sí o sí, todos aquellos involucrados en el tratamiento de casos de feminicidios pero también de violencia contra la mujer, los institutos de atención, la propia secretaría al mismo nivel que jóvenes y adolescentes que, de entender la gravedad del problemas, podrían también hacer un cambio social para evitar que este flagelo social siga creciendo.

Tristemente es aquí donde la obra enfrenta sus principales problemas. Por ejemplo, hace unos días el gobierno toluqueño comenzó con una campaña de “cero tolerancia” contra automóviles que se estacionan en el centro de la capital mexiquense; la severidad de la estrategia y la visión de blanco y negro de las autoridades que la ejecutan impacta de manera negativa a la cultura y el la exhibición de obras como Loca que podrían tener un impacto positivo a los toluqueños.

Resulta que el Teatro de los Jaguares no tiene un lugar de estacionamiento por lo que los asistentes, regularmente, dejan sus automóviles sobre la acera de enfrente, en la calle Valentín Gómez Farías, por múltiples razones pero quizás la más importante es la propia inseguridad de una zona que es ampliamente conocida por no ser el mejor sitio de la ciudad para caminar por las noches; pese a eso, la intolerancia del programa municipal que privilegia cuidar los lugares de estacionamiento por encima de la seguridad de las personas orilla a los interesado a decidir si vale la pena el riesgo de seguridad de caminar hasta un estacionamiento a varias cuadras, arriesgarse a una multa de tránsito o simplemente abandonar la idea de quedarse al teatro.

La desarticulación con que operan las dependencias hace completamente incongruente la acción municipal. Por un lado promocionando actividades culturales mientras que, por el otro, desincentivando el interés con medidas de blanco y negro en las que no hay espacio para entender el impacto sociocultural que pueden tener decisiones tomadas desde el escritorio.

¿Cómo sensibilizar a la sociedad toluqueña con una obra tan valiosa y bien ejecutada como Loca sobre la problemática de la violencia de género, su tratamiento en los medios y la insensibilidad política de las autoridades si los propios encargados de la seguridad y el tránsito le dan mayor prioridad a lo segundo que a la primera?

Un reclamo común de los habitantes de esta ciudad capital es que casi no hay actividades de calidad para realizar en fines de semana pero cuando las hay, son las propias autoridades municipales las encargadas de acabar con ellas al no entender o no interesarse en entender la relevancia y el impacto de decisiones como las que toman.

La obra se presenta de jueves a sábado a las 19:00 y los domingos a las 18:00 y, en lo personal, he sido testigo de cómo la acción municipal generó el desinterés de dos personas que pensaban acudir a verla y el riesgo en que se pudo haber puesto a una mujer de la tercera edad que acudió sola al teatro y que rengueando y con bastón en mano prefirió correr el riesgo de la multa que hacer frente a un posible delincuente en el camino de más de 200 metros al estacionamiento más cercano.

Loca retrata la insensibilidad de una autoridad lejana que simplemente no entiende por qué a una mujer le preocupan tanto los cada vez más comunes casos de agresiones contra mujeres y, al mismo tiempo, vive en su entorno la insensibilidad de una autoridad local para la que es más importante tener una cuadra “transitable” que la seguridad de quienes pudieran acudir a uno de los pocos entretenimientos de calidad que ofrece la ciudad. Insensibilidad e incongruencia que bien retratan y explican el por qué Toluca es más bien To-Loca.