/ lunes 13 de mayo de 2024

#TodoComunica | Alfabetización mediática, tarea pendiente

En las décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado, se planteó la Teoría de la Aguja Hipodérmica (Laswell), cuya idea principal era que los medios de comunicación masivos (en aquel entonces la radio, televisión y prensa), tenían el poder de “inyectar” pensamientos e ideas en las personas, de manera que actuaban automáticamente conforme lo determinaban los medios. Casi como zombies o autómatas que no podían pensar.

Con el paso del tiempo se demostró que no funcionaban así los medios de comunicación, aunque sí había posibilidad de que colocaran -en la opinión pública- los temas “relevantes” sobre los cuales pensar, sin que necesariamente determinaran qué pensar sobre esos asuntos. Ahí apareció la denominada “Agenda setting” o Teoría del Establecimiento de la Agenda. (McCombs, 1968).

Conforme ha avanzado la tecnología y es empleada por los medios de comunicación, siempre surge el debate, análisis y discusión en torno a las repercusiones en las audiencias, en las personas que consumimos los contenidos que generan los medios. En su momento, casi a finales del siglo pasado, se planteó la necesidad de que se “educara” a las personas para consumir mejores contenidos.

Ahora, con la llegada de la comunicación digital y las redes sociodigitales se habla de la importancia de la Alfabetización Mediática e Informacional, cuyo objetivo es el empoderamiento del público para “evaluar de manera crítica a los medios y el contenido informativo”, así como fortalecer la “capacidad individual para interactuar con el contenido y detectar la desinformación en medios tradicionales y en línea” (Unesco, 2023).

En ese sentido, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la propia Unesco, plantean intervenciones en el corto y largo plazos, de manera que la sociedad en general -y la ciudadanía en particular- podamos adquirir conocimientos, habilidades, actitudes y valores que nos hagan conscientes de los sesgos de la Inteligencia Artificial, así como a pensar de manera crítica e incluso denunciar el contenido dañino en línea.

Sería importante que las autoridades educativas de todos los niveles (básico, medio superior y superior) tomaran cartas en el asunto para establecer estrategias y acciones que generen mayor conciencia con respecto a la “contaminación informativa” y fortalezcan una perspectiva de defensa de los derechos humanos.

Ante un entorno de “infoxicación” (exceso de información), es vital que aprendamos a diferenciar contenidos de calidad, a distinguir-denunciar aquellos mensajes que solamente abonan al discurso de odio o nos impiden hacernos conscientes de los problemas que vivimos y a preservar nuestra dignidad e integridad en el entorno comunicativo, tradicional y digital.

#TodoComunica

El hecho de que -por primera ocasión- una mujer gobierne el Estado de México y que, además, sea docente de formación, debería significar un cambio sustancial en las políticas públicas que abonan a generar una mejor sociedad.

En las décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado, se planteó la Teoría de la Aguja Hipodérmica (Laswell), cuya idea principal era que los medios de comunicación masivos (en aquel entonces la radio, televisión y prensa), tenían el poder de “inyectar” pensamientos e ideas en las personas, de manera que actuaban automáticamente conforme lo determinaban los medios. Casi como zombies o autómatas que no podían pensar.

Con el paso del tiempo se demostró que no funcionaban así los medios de comunicación, aunque sí había posibilidad de que colocaran -en la opinión pública- los temas “relevantes” sobre los cuales pensar, sin que necesariamente determinaran qué pensar sobre esos asuntos. Ahí apareció la denominada “Agenda setting” o Teoría del Establecimiento de la Agenda. (McCombs, 1968).

Conforme ha avanzado la tecnología y es empleada por los medios de comunicación, siempre surge el debate, análisis y discusión en torno a las repercusiones en las audiencias, en las personas que consumimos los contenidos que generan los medios. En su momento, casi a finales del siglo pasado, se planteó la necesidad de que se “educara” a las personas para consumir mejores contenidos.

Ahora, con la llegada de la comunicación digital y las redes sociodigitales se habla de la importancia de la Alfabetización Mediática e Informacional, cuyo objetivo es el empoderamiento del público para “evaluar de manera crítica a los medios y el contenido informativo”, así como fortalecer la “capacidad individual para interactuar con el contenido y detectar la desinformación en medios tradicionales y en línea” (Unesco, 2023).

En ese sentido, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la propia Unesco, plantean intervenciones en el corto y largo plazos, de manera que la sociedad en general -y la ciudadanía en particular- podamos adquirir conocimientos, habilidades, actitudes y valores que nos hagan conscientes de los sesgos de la Inteligencia Artificial, así como a pensar de manera crítica e incluso denunciar el contenido dañino en línea.

Sería importante que las autoridades educativas de todos los niveles (básico, medio superior y superior) tomaran cartas en el asunto para establecer estrategias y acciones que generen mayor conciencia con respecto a la “contaminación informativa” y fortalezcan una perspectiva de defensa de los derechos humanos.

Ante un entorno de “infoxicación” (exceso de información), es vital que aprendamos a diferenciar contenidos de calidad, a distinguir-denunciar aquellos mensajes que solamente abonan al discurso de odio o nos impiden hacernos conscientes de los problemas que vivimos y a preservar nuestra dignidad e integridad en el entorno comunicativo, tradicional y digital.

#TodoComunica

El hecho de que -por primera ocasión- una mujer gobierne el Estado de México y que, además, sea docente de formación, debería significar un cambio sustancial en las políticas públicas que abonan a generar una mejor sociedad.