Era totalmente previsible que desde el primer día de la próxima Legislatura Federal -1 de septiembre- se discutirá el dictamen de la Reforma Judicial. Con la super mayoría de Morena y sus aliados, se podría concretar -ahora sí- el cambio total de régimen al que aspiró el presidente, Andrés Manuel López Obrador, desde que inició su gestión.
El hecho de que superen la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, con el 73 % de las curules, les otorga un amplio margen de maniobra para modificar leyes y ordenamientos e impulsar reformas constitucionales, mientras la “oposición” quedará solo como debatiente de las propuestas, pero no como contrapeso real. Cosas de la democracia.
Naturalmente, el PRI, PAN y los restos del PRD acudirán al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, donde surgirá la última palabra para la asignación definitiva de curules. Por lo pronto, el bloque oficialista (como se le denomina a las fuerzas aliadas al gobierno en turno) tendrá 364 legisladoras y legisladores, quienes -evidentemente- apoyarán las iniciativas que convengan al Poder Ejecutivo.
Así, el último mes del presidente López Obrador será un fabuloso cierre para su gestión, porque todo fluirá como él lo desea desde hace muchos años: con el poder pleno y supremo que le otorga la Constitución. Habrá que ver si así de terso y feliz es para el resto del país.
Ya hubo advertencias de Estados Unidos -a través de su embajador, Ken Salazar- y de organismos financieros globales, en el sentido de que los cambios previstos al Poder Judicial podrían significar la pérdida de confianza en el país para las inversiones extranjeras e incluso, en algunos casos, conforme a la normatividad de cada nación, podría obligarse a las empresas -como las alemanas- a que saquen sus inversiones y operaciones de México. Ello, evidentemente, se traduciría en pérdida de empleos. Ya lo hemos vivido en otros tiempos y las consecuencias son devastadoras.
En entrevista, Diego Valadés, investigador de la UNAM, advirtió que también el gobierno y el bloque oficialista pretenden tomar el control de los 230 mil millones de dólares del Banco de México y continuar la operación del país. Para eso sirve la mayoría que tienen.
Estamos sostenidos por alfileres y ello podría regresarnos a aquellas crisis de los años 80 y 90. Algunos afirman que aún estaría en duda la Reforma al Poder Judicial, porque Morena y aliados no tendrían la mayoría calificada en el Senado; sin embargo, hay personajes de la “oposición” que, estando ahí, serán felices de “negociar” (literalmente) con el oficialismo… y así, ellos ganan.
Por lo pronto, el escenario se observa complejo y podría ser una gran prueba de fuego para la primera mujer presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, porque a nadie -empezando por ella- le convendría una crisis económica y que re-vivamos (quienes ya somos modelo clásico) aquel error de diciembre de 1994.
#TodoComunica
A ello habría que sumar la intención de desaparecer los órganos autónomos como el INAI, que garantiza el acceso a la información y permite observar el desempeño de quienes gobiernan. ¿Vamos a la opacidad?
Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.
Contacto en X: @RJoyaC