Desde el inicio de la presente administración federal, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha utilizado varias expresiones para descalificar el trabajo de la prensa en México: “Prensa Fifí”, “Prensa conservadora”, “Prensa vendida o alquilada”, “Hampa del periodismo” o “Sicarios mediáticos”. Aunque se ha referido a casos particulares como Carlos Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva, Joaquín López Dóriga e incluso Carmen Aristegui (a quien él apoyó en algún momento), sus declaraciones generan desconfianza hacia las y los periodistas.
El 15 de abril de 2019, durante su mañanera, el presidente expresó a quienes cubren sus conferencias: “Si ustedes se pasan, pues ya saben ¿no?, lo que sucede ¿no?”. Esa frase fue ampliamente criticada porque pareció una amenaza velada hacia las y los periodistas. La directora general de Comunicación e Información de la Mujer A.C. (CIMAC), Lucía Lagunes Huerta, ha manifestado su preocupación cuando el presidente generaliza llamándoles “mafia del poder”, según refiere el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).
Naturalmente, como presidente de México (figura a la cual se le confieren -real y simbólicamente- poderes casi ilimitados) sus palabras tienen un enorme peso en la conformación de la opinión pública en torno a la prensa y son un referente para las autoridades de los tres órdenes de gobierno al establecer sus relaciones con las y los periodistas.
Como ejemplo, la semana anterior, Santos González Yescas, alcalde de San Luis Río Colorado, Sonora, interrumpió -durante una conferencia de prensa- al periodista, Jesús Manuel Angulo Corral, quien le hacía una pregunta “incómoda” sobre la asignación de fondos públicos a medios y ordenó que le quitaran el micrófono. “Yo no voy a permitir que tú estés con eso, vienes con todo, eh”, dijo el alcalde y dio la orden: “Por favor, quítenle el micrófono. Tú estás metiéndote en algo particular. Traes toda una letanía, mano”.
Ese clima de hostilidad hacia la prensa no solamente socava la confianza hacia quienes ejercen el periodismo, sino también a las noticias. Como lo señala el Reuters Institute de la Universidad de Oxford: “La confianza en las noticias suele depender, en gran medida del contexto político, en correlación con la confianza interpersonal y la confianza en otras instituciones de la sociedad (…) A veces, en parte, también refleja el volumen de críticas a los medios que la gente ve, que tienden estar dirigidas estratégicamente a organizaciones independientes y a algunos periodistas, por parte de actores políticos, que utilizan las redes sociales y otros canales para tratar de socavar a quienes desafían sus agendas”.
El Digital News Report 2024 indica que, en México, la confianza en las noticias, en general, ha descendido de 49 a 35 por ciento de 2018 a 2024. Parece que las descalificaciones del presidente han surtido efecto y han mermado la confiabilidad en el periodismo mexicano. Escenario complejo, sin duda.
Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.
Presidente del Consejo Ciudadano del Sistema Mexiquense de Medios Públicos. X: @RJoyaC