En los años 70, 80 y 90 del siglo pasado, la oposición de aquellas épocas buscaba abrir espacios de participación, presionaba con intensidad, tomaba las calles, realizaba marchas y bloqueos para visibilizar sus agendas y exigir que se reconociera el derecho de los grupos “minoritarios” para participar en la vida política del país.
Las presiones eran tan grandes que se motivaron reformas legales para iniciar “un proceso de liberación controlado de la competencia política”, como ocurrió con la propuesta electoral de 1977 en el gobierno de José López Portillo, en la que se reconoció a las minorías y la posibilidad de incorporarlas a la lucha política (Valencia, 2008). Esas condiciones permitieron que, gradualmente, la oposición ganara posiciones políticas que les condujeron al triunfo -del Partido Acción Nacional- en el año 2000 por la Presidencia de la República; la alternancia y regreso del Partido Revolucionario Institucional en el año 2012, y el ascenso de Morena en el año 2018.
En ese contexto, los medios de comunicación desempeñaron un papel determinante -como parte del proceso de apertura que se exigía desde diferentes trincheras- y en los últimos tiempos, las redes socio digitales abonaron a la difusión de información -real o no- que generó una sensación de apertura en la sociedad. En su momento, la oposición exigía que los gobiernos en turno resolvieran problemas sociales y atendieran demandas en distintas regiones del país, poniendo en evidencia los fallos del régimen.
Sin embargo, desde el año 2018 en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el modelo de comunicación centralizado en la Presidencia de la República ha logrado contener las expresiones opositoras, minimizando y descalificando sus narrativas, así como los problemas que siguen vigentes (y en aumento) en diferentes regiones del país.
De esa forma, como lo advierte Jacqueline Fowks, “lo mediático y lo político -o lo mediático y lo económico- se han reforzado como dos caras de una moneda, especialmente en la era de la actualización inmediata de la información vía internet y los medios sociales (Facebook, YouTube, Twitter, principalmente). Los medios son cercanos o forman parte de la esfera del poder, y más aún: los medios tradicionales (diarios, radio y televisión) que dependen de los ingresos por publicidad, tienden a respaldar las versiones de sus anunciantes o evitan investigarlos en casos de controversia o corrupción”.
Habría que añadir que en la “nueva oposición” -particularmente el PRI y el PAN- no han tenido los recursos -económicos, materiales y humanos- para competir con narrativas alternativas que hagan contrapeso a la abrumadora narrativa oficial, la cual sigue sostenida en el modelo de las “mañaneras”, y en el corto plazo no se ven razones para desmontar esa política de comunicación (o propaganda) que tantos beneficios le ha generado a Morena.
¿Todo ello se traducirá en mejores condiciones para toda la sociedad y el país?
#TodoComunica
Pregunta seria: ¿No hay materiales, técnicas, procedimientos y personal especializado en México que pueda realizar reparaciones -profesionales y de calidad- de las calles? Son lamentables los “parches” que colocan. Además, se brincan unos, dejando tramos que siguen intransitables.
Docente de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Red social X: @RJoyaC
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