Seguramente que las dos personas que aspiran a gobernar el Estado de México, tienen muy presente que son millones de mujeres de entre 18 y 45 años de edad, las que fungen como pilar económico de sus familias, muchas de ellas disfuncionales, que tienen un nivel de ingresos inferior a los 7 mil pesos mensuales, lo que técnicamente significa que mantienen un nivel socioeconómico D+ y D, por lo que son consideradas clase media, así que no pueden ser beneficiarias de ayudas gubernamentales.
Ellas viven permanentemente angustiadas por la incertidumbre de mantener su ingreso, conservar su empleo a toda costa, y con temor ante la inseguridad, pues tienen la certeza de que volverán a ser asaltadas en el transporte público, que inevitablemente deben usar todas las madrugadas, cuando todavía no clarea o en las tardes oscuras al regresar de su trabajo, sin que el que la haga, pague por ello.
Vuelven con estrés, saben que no pueden darse el lujo de llegar tarde, pues tienen que atender a sus familiares que requieren cuidados; personas en primera infancia, adultos mayores, enfermos o con padecimientos discapacitantes permanentes, a veces, temporales, en muchas ocasiones, y que no son autónomos para alimentarse, procurarse medicamentos o tratamientos básicos; muchas veces ni siquiera para proveerse aseo personal, ni movilidad, incluso dentro de sus casas. En demasiadas ocasiones habría que agregar la amenaza latente de violencia, la que apenas contiene el precario equilibrio emocional de sus parejas. Lo anterior sin contar el trabajo doméstico que de todos modos tienen que realizar, desde la limpieza, hasta la preparación de alimentos, quedando sin oportunidad de hacer ejercicio, practicar un deporte o continuar el libre desarrollo de su personalidad. En realidad, la mayoría de esas mujeres ha interrumpido, cambiado o pospuesto, en el mejor de los casos, el proyecto personal de vida que las haría felices.
Probablemente no todas esas mujeres lo sepan con certeza, pero con su agudizada inteligencia todas lo intuyen: ellas pueden resolver todos sus problemas, si se les permite vivir con libertad, civilidad, legalidad, respeto, igualdad, seguridad, justicia y paz; es decir: vivir en democracia.
Es de esperar y de desear que la próxima gobernadora, propondrá a ese cúmulo de mujeres realizadoras, un plan de acción tan realista como ambicioso, tan incluyente como inspirador, y tan atractivo como estimulante, y que durante la campaña lo explicará con sencillez, no carente de profundidad.
Esos millones de mujeres, con la candidata que atine a motivarlas y a reconciliar todas las formas de expresión social, serán heroínas, gracias a ellas, todas las personas mexiquenses, serán tratadas y atendidas con dignidad, gozarán de seguridad, alcanzarán mayores ingresos y mejores condiciones de vida. Sí es posible lograr, juntos, una vida mejor para todas ellas: nuestras madres, parejas, hermanas o hijas, para todos.
@HuicocheaAlanis